Esto es simplemente un botón de muestra de los exabruptos encontrados en el mal llamado programa de gobierno de Dau. Un menor de 6° año de educación media lo hubiese hecho mejor con la ayuda de su madre.

Dau y su secretario de Planeación
Dau presentando a su secretario de Planeación, Guillermo Ávila. Tomado de Facebook.

La precariedad programática del gobierno de William Dau Chamat, alcalde de Cartagena, es tan evidente que no tiene programa de gobierno. Éste se redujo a un vulgar plagio de la enciclopedia libre Wikipedia y del tema anticorrupción del Banco Mundial. Por tanto, Dau carece de herramientas para diseñar y estructurar un adecuado plan de desarrollo distrital que satisfaga las principales necesidades de los cartageneros en los próximos 4 años.

Un programa de gobierno es tan esencial como el Plan de Desarrollo. Uno da nacimiento al otro, el cual debe diseñarlo desde el segundo mes de gobierno. Ya terminamos el primer mes, y Dau no tiene idea para dónde va su gobierno. Los cartageneros y cartageneras estamos adportas de gritar: “¡Auxilio! ¡Sálvennos, porque no tenemos piloto ni carta de navegación!”.

Fraude al electorado

Con estos hallazgos, se puede establecer sin ninguna duda que la elección de Dau fue un fraude al electorado cartagenero que estaba ávido de un vuelco total contra los regímenes de corrupción que han imperado en las últimas décadas. Dau no solo es un fiasco en sí mismo sino también un fraude al electorado que esperaba elegir a un candidato o candidata verdaderamente anticorrupción. El Tractor, ahora conocido como Retractor, careció de una postura intelectual para elaborar un programa de gobierno.

Es evidente que la hipótesis de que la elección de William Dau fue un fraude electoral, no solo se sustenta con los hallazgos en el 2% del reconteo que se hizo con los escrutinios y que proyectamos en un análisis de la ley de la probabilidad. También se encuentra en la carencia de programa de gobierno.  Pues, un mandatario para elaborar el plan de desarrollo debe partir de su programa de gobierno debidamente inscrito ante la Registraduría. Esto es fundamental, porque determinaría la revocatoria del mandatario si el gobernante no está cumpliendo con las promesas electorales.

El voto programático

Desde 1994, año en la que se expidió la ley 131, las candidaturas para alcaldía y gobernación deben inscribirse con un programa de gobierno. Con esta iniciativa surge el voto programático  como desarrollo del artículo 259 de la Constitución Nacional. El artículo 1° de la ley 131/94, dice:

“(…) se entiende por Voto Programático el mecanismo de participación mediante el cual los ciudadanos que votan para elegir gobernadores y alcaldes, imponen como mandato al elegido el cumplimiento del programa de gobierno que haya presentado como parte integral en la inscripción de su candidatura”.

Cuando se deposita un voto se hace por el candidato y su programa. A partir de la Constitución de 1991, la candidatura no se puede legalizar si no inscribe un programa de gobierno con los lineamientos estratégicos. De este planteamiento teórico, que incluye un diagnóstico, un conjunto de estrategias para superar el problema y un plan de acción, debería surgir el plan de desarrollo Distrital Salvemos a Cartagena.

Sin programa de gobierno

El documento que presentó William Dau Chamat ante la Registraduría Distrital consta de 8 folios. Los tres primeros  son datos de su hoja de vida y “autobombo” de sus realizaciones. Una de éstas fue la falsedad de que fue la “única  persona  que  ha  logrado  la  destitución  de  un  alcalde  de  Cartagena (segundo mandato de Nicolás Curí por el caso Caribete)”.

Los folios 3, 4 y 5 son una descarada copia de Wikipedia (dele clic) sobre la historia y la división política de Cartagena. Lo grave es que no le dio crédito a la enciclopedia gratuita que aparece en internet. Esto lo convierte en un plagio sin precedente en la historia política de Cartagena. Por esto, podría ser denunciado por fraude.

El cartagenero con dos dedos de frente, que reflexiona sobre la realidad política de la ciudad se puede preguntar ¿a quién hemos elegido? ¿Un inepto intelectualmente hablando? ¿Un alcalde sin ninguna brújula programática? ¿Un bufón?

Sin embargo, la pregunta lógica y contundente es ¿quién eligió a William Dau Chamat? En realidad no fue elegido. Todo indica que la hipótesis del fraude electoral es tan real, ejecutado por una camarilla de corruptos que tienen una fuerte influencia al interior de la Registraduría Nacional.

Acabar con la corrupción

El alcalde prometió acabar con la corrupción. El remedo de programa de gobierno y donde está su planteamiento sobre la corrupción lo hace en una cuartilla y media basado en tres puntos que no tienen coherencia y con una pésima sintaxis.

Hoy, su secretario de Planeación, Guillermo Enrique Ávila Barragán, tendrá que ser un mago para deshilvanar y reconstruir una propuesta para el plan de desarrollo con este eje central propuesto por su alcalde en el programa:

“Mi meta al cumplir mis 4 años de gobierno es que todos podemos decir en Cartagena hay: 1.Salud para todos. 2 Educación para todos.3.Justicia para todos 4.Menor índice de desempleo de la historia de la ciudad”.

Como se puede observar, la falta de un programa de gobierno no es un problema de forma. ¿Es razonable prometer de acabar con la corrupción en Cartagena en 4 años? ¿Salud para todos? ¿Educación para todos? ¿Justicia para todos? ¿Menor desempleo? Según la última medición del Dane en 2019 sobre el desempleo, Cartagena fue la ciudad capital que presentó un índice menor (6.2%) sobre una media nacional del 10,5%. El alcalde, además de hacer gala de poca transparencia, es mentiroso y embaucador.

Una muestra

Esto es simplemente un botón de muestra de los exabruptos encontrados en el mal llamado programa de gobierno de Dau. Un menor de 6° año de educación media lo hubiese hecho mejor con la ayuda de su madre.

Pero la realidad es más grave de lo que parece. Dau no tiene programa de gobierno y, por tanto, no podrá tener Plan de Desarrollo Distrital adecuado a lo que la gente espera. Su secretario de Planeación, Guillermo Enrique Avila Barragán, (repetimos) tendrá que ser un mago para sacar de su cubilete un plan coherente y pertinente con su remedo programa de gobierno.

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