«El que para enriquecerse oprime al pobre o le da al rico, terminará en la pobreza». (Proverbios 22:16).

Arrázola en la bañera
Arrázola en la bañera esperando los diezmos vía internet por PSE. Cortesía de Matador.

La esposa del pastor Miguel Arrázola, María Paula García, parecía una arpía. ¿Es una arpía? No lo sé, pero sus ojos brillaban con avaricia desmedida mientras acariciaba lujuriosamente su Iphone 11 Pro, y daba 7 formas para que sus feligreses le pagaran por internet el diezmo  en tiempos de coronavirus y cuarentena.

Cobrar el diezmo en tiempos de coronavirus es una osadía que solo el amor por el dinero de falsos apóstoles produce. Este tiempo de dificultades es para solidarizarse y compartir con los más necesitados. Líderes de iglesias, sacerdotes católicos, la Pastoral Social, entre otros, hacen esfuerzos por socorrer a los más débiles, cuyas neveras están vacías y no reciben sueldos de nadie. Pero hay otros, como los Arrázola, que usan las redes sociales para acosar a su feligresía exigiéndole el diezmo.

El video parecía un meme sobre las 7 formas de pagar el diezmo y ni una forma de ayudar a los más necesitados de las barriadas de Cartagena. Creía que ese video era un montaje. No, era realidad. En el último día de mi encierro ordenado por el juez Octavo Penal Municipal de Cartagena, Luis Germán Herrera Vanegas, por la herejía de denunciar el enriquecimiento ilícito de la pareja de pastores de la iglesia Ríos de Vida (los Arrázola), entendí lo justo y necesario de ese trabajo periodístico que denunció el uso de la fe como una vulgar mercadería.

¿Sinvergüenzura de los Arrázola? 

Cuando los Arrázola enterraron la Biblia, ¿empezó la maldición de Ríos de Vida?. La enterraron para que le produjera más dinero.

Cristianos evangélicos indignados enviaron a mis cuentas de guasap y de tuiter el desesperado llamado de los Arrázola, no para ayudar a sus ovejas en problemas, sino para que dieran el diezmo en tiempos de coronavirus. ¿Desfachatez? ¿Sinvergüenzura? ¿Herejía? ¿Viveza? Es tiempo que el mundo cristiano haga el cuestionamiento desde su propio seno y no conviertan sus iglesias evangélicas en cuevas de malandros:

Jesús le dijo a sacerdotes y mercaderes del templo:

«MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACION. Pero vosotros la estáis haciendo CUEVA DE LADRONES».

La conducta de los Arrázola, calificada por esos cristianos indignados como descarada y desconsiderada, fue rechazada de plano por muchísimos otros cristianos que también se indignaron a través de las mismas redes sociales donde los mentados predicadores de la prosperidad tienen presencia activa. El tiro le salió culatero, porque la desaprobación fue unánime. Ni siquiera su escuadrón digital fue capaz de contrarrestar tantas opiniones negativas.

Mientras cumplía la sanción impuesta por el referenciado juez, reflexioné mucho sobre los temas tabúes que asumimos los periodistas para investigar, analizar y publicar. Uno de esos temas es el abuso de líderes religiosos de su posición dominante para manipular y expoliar a su feligresía. Denunciar los abusos sexuales, el enriquecimiento ilícito, la avaricia desmedida de curas y pastores es una acción periodística que necesita valentía. Y no es solo el miedo a que te vayan a matar sino el temor a Dios que esos mismos líderes nos inculcan para impedir que sean denunciados.

El temor no es injustificado. Por atreverme a abordar esos temas he sufrido la persecución de esa pareja de falsos profetas que utilizaron sus recursos, incluso la justicia, para someterme y silenciarme.

La decadencia de una iglesia

Y esto no es nuevo. En cada período de decadencia de las iglesias y corrientes religiosas surgen movimientos disruptivos que ponen al descubierto esas perversiones religiosas que son, a su vez, propias de las perversiones humanas. Lejos de debilitar la fe en Dios, el descubrir esos comportamientos contrarios a los textos de la Biblia, fortalece nuestro matrimonio espiritual.

De hecho, el esconder esas conductas perversas debilita más ese pacto divino con el Todopoderoso. Eso fue lo que le sucedió a la iglesia católica que perdió millones de sus fieles que emigraron a las iglesias evangélicas, especialmente en América Latina. Podíamos observar en esta parte del mundo cómo la iglesia se unió a los detentadores del poder político y económico pervirtiendo la esencia del cristianismo que propugna la separación de la fe del poder del Estado, y la opción por los débiles y menesterosos.

En aquel tiempo, Jesús con una moneda en su mano derecha, le respondió a un fariseo que lo quería meter en problemas y dejó clara la separación entre el poder político y el poder de Dios:

«‹¿De quién es esta cara y esta inscripción?› Le contestaron: ‹Del César› Les replicó: ‹Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios› Se quedaron admirados». (Marcos 12: 16,17).

¿Por qué traigo esta palabra de Marcos? Porque algunas iglesias cristianas asumen el diezmo como una forma de pago de impuesto por parte de la feligresía. Esta conducta, que no es bíblica, empobrece más a los fieles que se ven compelidos por las constantes prédicas de pastores que pregonan la prosperidad solo para enriquecerse a costa del trabajo honesto de sus seguidores. En otras palabras, muy castizas: El vivo vive del bobo.

Y se nota en el video que la pastora María Paula García parece una arpía, pues, sus ojos reflejan codicia, sed de dinero, más dinero. De esta manera confirma todo lo que he publicado de esta pareja de religiosos que emula a personajes de la farándula criolla enriqueciéndose con la credulidad y fe de fieles honestos y trabajadores. La crisis económica de Ríos de Vida se debe a dos cosas: la lujuria de sus líderes espirituales y a la disminución de su feligresía. No hay duda, el diezmo en tiempos de coronavirus empobrece a los feligreses hasta los tuétanos .

El diezmo en tiempos del coronavirus

¿Qué es el diezmo? En el antiguo testamento, la primera parte de la Biblia se refiere al diezmo. Fue una ley mosaica que ordenaba dar el 10 por ciento de lo producido a la iglesia. Y es el libro de Malaquías el que se detiene a considerarlo. Los versículos del 8 al 11 del capítulo 3 son el bate de aluminio con que los pastores de la prosperidad ablandan el corazón de su feligresía, incluso, le piden el diezmo en tiempos de coronavirus.

8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

Algunos pastores de la Teología de la Prosperidad, como los Arrázola, con el bate al hombro se centran en el libro de Malaquías. Pero se olvidan del capítulo 4:4, que dice:

4«Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel».

Pues sí, fue en Horeb el pacto que toda una nación hizo con Jehová, pacto con los judíos. Y este pacto se terminó cuando llegó Jesús y habló de una alianza nueva, un pacto renovado para lavar los pecados de la humanidad. Y Malaquías en el capítulo 3 habla del pacto con la nación judía, según me manifiesta el pastor evangélico Ever Molina.

Al investigar el hecho y contrastarlo con otros libros de la Biblia, me encuentro con Josué, quien me dice (Josué 7:11):

«Israel ha pecado y también ha transgredido mi pacto que les ordené. Y hasta han tomado de las cosas dedicadas al anatema, y también han robado y mentido, y además las han puesto entre sus propias cosas».

El diezmo fue una obligación de la nación de Israel para que la tribu de Levi se pudiera sostener, ya que estaban dedicado al Señor. Además, servía para mantener a la iglesia, pero no para enriquecer a sacerdotes sinvergüenzas que quieren vivir de los más pendejos.

¿Denuncia por acoso?

El acoso de los Arrázola puede ser denunciado penalmente. ¿Le roban a su feligresía? Un feligrés puede denunciarlo y demandarlo por el empobrecimiento sufrido. Los diezmos y ofrendas no son obligatorios, lo dice el Ministerio del Interior. No son susceptibles de cobro. Los famosos pactos deben volverse añicos. Y los pastores que lo cobren con acoso, deben ser denunciados a la luz de la ley penal.

Entonces, los Arrázola no solo le mienten a Dios, sino que le pueden estar robando al prójimo valiéndose de su posición dominante. Ellos son los líderes espirituales de una congregación cristiana evangélica. No están exentos de control social. El periodismo debe hacer ese control.

No solo en lo público el periodismo puede hacer control social. Nuestra capacidad constitucional es amplia. Las iglesias tienen un fin social como las empresas de derecho privado. Son susceptibles de ser controladas y vigiladas.

Si bien es cierto que Dios los vigila y reciben de su propia dosis, no es menos cierto que la sociedad debe ejercer su poder para detener su afán de enriquecimiento a costilla de los más pobres. Eso se llama enriquecimiento ilícito. Cobrar el diezmo en tiempos de coronavirus no solo es un descaro sino una conducta criminal.

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