Jóvenes exponen diariamente su vida.

¡Dale, dale! ¡Guanta, guanta! ¡Cógela, cógela! son unas de las expresiones que suelen escucharse dentro de las unidades de transporte público  en la ciudad de Cartagena, en la voz de quienes prestan un servicio en esos espacios, como cobrador de pasaje “Sparring”, como comúnmente le llaman. Son jóvenes  en su mayoría, que por no tener una oportunidad laboral en cualquier empresa publica o privada  optan por esa actividad, porque les permite  de manera inmediata apaciguar una necesidad.

Cartagena, es una esas ciudades colombianas donde conseguir empleo digno se convierte en una odisea. En este sentido, muchos profesionales y muchachos recién graduados les toca ejercer o desempeñar un oficio opuesto a su preparación intelectual.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), en Cartagena el indice de desempleo se ubicó en el 7.4 %, siendo uno de los más bajos en el trimestre abril- mayo-  junio entre las 23 ciudades  y áreas metropolitanas, este año, compitiendo con Barranquilla (7.8%) y Santa Marta (7.9%). A diferencia de las cifras arrojadas con mayor indice de desocupación, como son el Quibdó  (17.1%), Armenia (16.4%) y Valledupar (14.9%).

Antonio Cueto, es un muchacho trabajador un “Sparring” que tiene sueños como cualquier cartagenero común,  un luchador que madruga siempre lleno de esperanzas, para sostener a su familia, “ser un sparring no es nada fácil,  como creen ciertos señores, aquí dentro de la buseta estamos expuestos a muchos desafíos,  nos enfrentamos día a día a diferentes  tipos de usuarios, unos más exigentes que otros. En algunas ocasiones tenemos que soportar humillaciones y vejámenes, pero tenemos que cargar muchas veces con ese tipo actitudes. Uno de los peligros a los cuales nos vemos expuestos  diariamente es que podamos caer del vehículo, debido al exceso de velocidad que el chófer le imprime a la maquina, para poder llegar a tiempo  a marcar  la tarjeta, ya que si llegamos tarde la empresa nos cobran una multa”.

Según Cueto, los cobradores de pasaje como él,  no cuentan con un seguro, ni beneficio laboral, se sostienen con lo que produzcan diariamente. Desde esta ventana incitamos a las autoridades a supervisar con mayor rigurosidad a estas empresas de transporte público, porque se puede estar cometiendo ilícitos laborales,    o se pudiera estar ante la presencia descarada de una explotación del hombre sobre el hombre.

“Salgo todos los días a las cuatro de la mañana,  para cumplir con mis responsabilidades  y obligaciones, impulsado por el amor  que siento hacia mis hijos, me gano 35 barritas ( 35 mil pesos) diario,  no es mucho pero me sirve para llevar la comida a la casa, gracias a “chucho” ( Jesús de Nazaret), que nunca me abandona y siempre me da la fortaleza. Ojala, en algún momento pueda encajar en un sistema de laboral, donde se me permita desarrollar nuevas ideas, quiero aprender mucho, tengo hambre de conocimientos“, dijo el trabajador.

En la amurallada, la mayor parte de su población depende laboralmente de un oficio   informal, en tal sentido,  se puede observar  como en las zonas que originalmente fueron diseñadas para  albergar conjuntos residenciales en la actualidad estén siendo utilizadas  como micro negocios, operando sin ningún tipo de documentación acreditada para tal fin. 

El Estado colombiano debe promover una cultura de  emprendimiento como recurso o herramienta eficaz, que induzca a la motivación de adultos y chicos, con miras a derrotar al desempleo en todas las esferas. Es imperativo, de esta manera se podrá contribuir a la emancipación  dependentista hacia un sistema patronal.

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