«A veces, quedarse callado equivale a mentir porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. (…) Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis»

Miguel de Unamuno

El equipo de la Registraduría concluyó la primera semana de la inspección judicial adelanatada por el Juzgado 4° del Circuito de Cartagena. Cortesía ElUniversal.

Uno de los hallazgos que llamó la atención en el conteo de votos fue la aparición de una lluvia de tarjetones sin doblar. De 65 mesas abiertas —de dos puestos de votación— se encontraron con más de mil votos que todavía olían a tinta de imprenta. Estaban nuevecitos, sin doblar y sin arrugas. Así se concluyó la primera semana de conteo de votos ordenada por el Juzgado 4° Civil Municipal de Cartagena como prueba anticipada de un posible fraude.

¿Qué quiere decir esto? Es un indicio cierto que esos votos nuevos no fueron depositados por los votantes sino por una mano siniestra para consolidar el megafraude electoral que se inició en el preconteo de los formularios E—14, y así capturar el Distrito de Cartagena para ponerlo a su servicio.

Aclaración inevitable. Como periodista anticorrupción, es mi deber escudriñar más allá de la mera información. Necesitamos esclarecer los datos electorales para que se conozca la verdad. Alterar los resultados poselectorales es tan abominable como comprar los votos a la gente más empobrecida. Triunfar con trampa nos hace recordar las palabras del filósofo Miguel de Unamuno frente al discurso incendiario y violento de uno de los líderes del fascismo español en la Universidad de Salamanca donde era rector.

Hallazgos imperceptibles pero significativos

El cuerpo del delito habla por sí mismo. No hay crimen perfecto. No solo se encontró una lluvia de tarjetones nuevecitos. William Dau Chamat fue el único candidato, cuyos votos estaban regados. Los demás aparecieron ordenados, agrupados y manoseados. Si, los tarjetones de Dau estaban en desorden, como si los introdujeron a las volandas y subrepticiamente.

Todo el material electoral de archivo del Distrito de Cartagena debería estar en las bodegas del barrio El Bosque. Pero en el momento de la inspección judicial liderada por el Juzgado 4° Civil Municipal (¡oh, sorpresa!) se dieron cuenta que no estaban los formularios E—11 y E—14.

El E—11 te dice quiénes y cuántos votaron en la mesa. Es el acta de instalación y registro de votantes. Cada vez que el votante pasa por la mesa, el jurado subraya su nombre indicando que votó. Este formulario es clave para hacer un comparativo de los votos que efectivamente se produjeron en la mesa con lo que dice el E—14, el cual te indica los votos efectivos recibidos por cada candidato.

El E—14 se usa para hacer el preconteo, el cual no tiene un valor jurídico, pero indica cuál es la tendencia y cuál sería el posible resultado. Se puede decir que es el acta de escrutinio del jurado de votación.

Los formularios E—11 y E—14 los archivaron en las bodegas de la Registraduría Nacional ubicadas en el barrio La Carolina, archivos que están bajo la custodia o responsabilidad de los delegados departamentales Heriberto Pérez Triana y Jorge Humberto Cardona Montoya.

La inspección

Ya dijimos que la inspección judicial es una prueba anticipada sin citación de la contraparte. Es decir, que el juez se limita a inspeccionar si existen o no los votos y cuántos votos hallaron y quienes los recibieron. Pero al encontrar solo los votos físicos recibidos en el proceso electoral para la alcaldía no se podría hacer un comparativo con lo indicado en los formularios E—11 y E—14 que permitiría establecer los votos faltantes en una determinada mesa de votación.

La inspección liderada por el juez cuenta con la participación de los entes de control. Pero también puede ser acompañada por las veedurías ciudadanas. Una vez termine el proceso, el Tribunal Administrativo de Bolívar puede tomar sus resultados como prueba trasladada en la medida en que ya se produjo la admisión de la demanda de nulidad electoral contra el alcalde William Dau Chamat.

Si bien la diligencia judicial solicitada por los demandantes pretendía saber la suerte de los votos de William García y William Dau, lo interesante es que las bolsas de los archivos electorales se convirtieron en una caja de Pandora: salieron todos los males de la podredumbre de la corrupción electoral.

¿Aparecerán los votos de García?

Es muy probable que no aparezcan los votos de William García Tirado en la proporción que se esperaba. Si bien es cierto que la proyección que se hizo en el primer artículo de esta serie es correcta, ésta se hizo con base en los resultados de reconteo del 2% de los votos antes que se cerraran los escrutinios. Si el reconteo se hubiese hecho al calor de los escrutinios, sin duda, la credencial se la hubiesen dado a García.

En la entrega anterior, (Revolcón en resultados electorales: García recuperaría más de 20 mil votos! (I), dijimos:

Si la anterior premisa es cierta, el Tractor Dau (ahora le llaman el Retractor), se habría beneficiado de un fraude electoral sin precedentes de más de 30 mil votos. Éstos podrían haber sido tomados de los tarjetones sin marcar y del voto en blanco.

La premisa es cierta, pero no contábamos que las bolsas del material electoral del Distrito de Cartagena iban a ser contaminadas tan fácil y masivamente como señalan los indicios descubiertos. ¿Por qué es cierta? Fíjense que hallaron más de mil tarjetones nuevos sin doblar en 65 mesas de votación. Quiere decir que son votos artificiales y no fueron depositados en la jornada del 27 de octubre de 2019.

¿Cuándo consumaron el fraude?

El material poselectoral debió ser contaminado entre el 27 de octubre y 22 de enero de 2020. Pero especialmente entre el día que se concluyeron los escrutinios y el 22 de enero de este año. En este último período baja extremadamente la vigilancia y los mandos medios pueden tener acceso a los archivos electorales con la omisión de los delegados de la Registraduría.

Alterar los E—14 es el primer paso del fraude. Este documento sirve de base para indicar cuántos votos recibieron cada uno de los candidatos y el voto en blanco. No tiene mayores detalles ni tampoco es el voto físico, entre otras cosas, no tiene valor jurídico para hacer una reclamación electoral.

Hacer un fraude electoral amerita que sus autores intelectuales manejen al dedillo el intríngulis electoral. Pueden elaborar un plan con base en las proyecciones de cada uno de los candidatos y establecer un algoritmo que beneficiaría al candidato seleccionado.

Para cometer un megafraude, se necesita la participación de un equipo selectivo de mandos medios y la omisión o acción de funcionarios de alto rango de la Registraduría Distrital y de Bolívar.

¿Cómo pudo ser el megafraude electoral?

Una vez teniendo el plan, los criminales lo ejecutan milimétricamente en dos fases. Primero alteran los formularios E—14 que contiene la información de cuántos votos recibió cada candidato. Eso fue lo que aparecieron en muchas mesas de votación. Excepto William Dau, en el E—14 de 30 mesas analizadas los demás candidatos no tuvieron ningún error. ¿Raro?

Desde luego, alterar los E-14 no es sustancial, porque los jurados se pueden equivocar al momento de hacer la sumatoria de cada candidato. Basta con hacer una constatación de los E-11 con los E-14.

En segundo lugar. Para que el fraude no sea detectado en una posterior investigación, se debe buscar a toda costa que no se haga ningún reconteo antes de que terminen los escrutinios. Dau se negó a esto y en forma histérica despotricó de William García, Daira Galvis y otros. Luego reculó (hoy le dicen el Retractaor) diciendo:

“Aprovecho para pedir disculpas por mi lenguaje, la verdad que toda la vida he sido un poco mal hablado y como yo nunca he sido político esto me altera bastante. Ruego disculpas por el lenguaje soez que he utilizado en el día de hoy”

El reconteo no se hizo sino en 40 mesas (2%) donde hallaron 925 votos a favor de William García Tirado. Si el reconteo se hubiese continuado, sin duda, los votos de García hubiesen aparecido sin ningún problema.

En tercer lugar, los criminales deben contaminar las bolsas que contienen el material electoral legítimo. Deben introducir el número de votos que necesitan para que las cuentas cuadren con el reconteo determinado por los E-14. Y esto es lo que se ha visto en los primeros días de la audiencia judicial.

¿Autores del megafraude electoral?

Una vez se conocieron los primeros indicios del posible megafraude electoral (un día después de las elecciones), dijimos oportunamente que si había fraude, William Dau no tendría la capacidad material ni intelectual para diseñarlo y ejecutarlo.

Mi teoría es que el fraude estaba concebido no para William Dau. Era el peor de todos los candidatos. A no ser que fuera un saboteo para que no ganara William García Tirado, quien no tiene aceptación entre los gremios económicos y mucho menos de los amigos y amigas del presidente de la Andi, Bruce MacMaster.

Pero tal parece que los autores intelectuales y materiales eran allegados al Centro Democrático, porque en la última semana de la campaña electoral Dau recibió el apoyo vergonzante de algunas figuras de este movimiento. Por ejemplo, el Tuto Vidales, uribista consumado, era uno de los animadores de la campaña de Dau.

Vidales tiene unos fuertes lazos con la cúpula del Centro Democrático.  El mismo candidato de este partido —Fernando Araújo— se mostró extrañado por el hecho de que el Tuto Vidales no lo estuviese apoyando y sí a William Dau. El partido del expresidente Uribe tiene incidencia dominante en la Registraduría Nacional y en el Consejo Nacional Electoral, en tanto que una firma de la familia Otoya alguna vez estuvo vinculada para realizar el preconteo electoral.

Un viaje extraño

Pero hubo algo extraño que pocas personas se dieron cuenta, excepto que nosotros lo divulgamos. Pero en aquellos momentos teníamos las redes sociales de internet, especialmente Facebook, bloqueadas por los matones digitales de William Dau.

El Retractor había hecho un viaje relámpago a Nueva York el miércoles 23 de octubre. Es decir, 4 días antes de las elecciones. Allegados a su campaña me dijeron que fue a buscar la “tula”. Desde luego fue una frase con sentido figurado, porque con las nuevas tecnologías bastaba hacer varias transacciones bancarias para conseguir el dinero que necesitaba.

Lo cierto es que los últimos días de campaña de Dau recibió mucho apoyo de empresarios allegados al uribismo. Le abrieron los micrófonos de Caracol, WRadio y RCN. El Universal, El Espectador y El Tiempo se gastaron mucha tinta. Tuvo publicidad radial como cualquier otro candidato.

Lluvia de tarjetones

La lluvia de tarjetones nuevos sin doblar apareció en las bolsas con el material electoral de archivo. ¡Eureka! deben estar gritando los partidarios de Dau. Pues con ello se taparía el posible fraude. Sin embargo, la investigación que la Fiscalía está adelantando puede darnos más sorpresas que la misma audiencia judicial del Juzgado 4° Civil Municipal de Cartagena.

En la investigación penal que realiza la Fiscalía, los tarjetones sin doblar y el hecho de que los E—11 y E—14 no estuviesen con los votos físicos, podrían ser indicios para descubrir la existencia del fraude y hallar a los culpables. La tarea no es fácil. Dau cuenta con el apoyo de un sector importante del Establecimiento, de la Andi y de Bruce McMaster.

No va a ser fácil que se confirme el megafraude electoral y, por tanto, no aparecerían los votos de García. Si esto se logra, la elección de Duque quedaría en duda, ya que tiene el mismo modus operandi que se fraguó contra Gustavo Petro. Pero de lo que sí podemos estar seguros, es que hubo alteración de los resultados electorales por una mano siniestra que tiene mucha incidencia en la Registraduría Nacional.

Es más probable que William Dau Chamat se caiga por su propio peso, por su inhabilidad como accionista de Aguas de Cartagena, por sus trastornos emocionales (sus movimientos corporales y su tartamudeo son las de un cerebro adicto), que por el mismo megafraude electoral. A Dau lo montaron algunos sectores políticos y de los gremios económicos para capturar el Distrito e instrumentalizarlo para sus macroproyectos económicos. Dau se comporta como un bufón que profundiza la desesperanza aprendida de una ciudad como la de Cartagena. Pero esto es lo que nos merecemos.

 

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