Esta es el último plantón donde protestaron los trabajadores de Unicat. ¡Se mueren! y no hay esperanza de que le paguen.

¡Se mueren! Los extrabajadores de la empresa de apuestas permanentes Unicat se están muriendo uno a uno. No hay poder humano que obligue a la Sociedad de Activos Especiales—SAE a cumplir con el sagrado deber de pagarles sus sueldos y prestaciones sociales que les deben desde el 2014. En este año la empresa de chance fue intervenida por orden de la Fiscalía dentro del proceso de extinción de dominio por lavado de activos de su propietaria, la archiconocida, Enilse López, la popular «Gata». 

Literal. ¡Se mueren! Son 625 trabajadores que viven en la completa inopia material y mental. Los que no se han muerto, siguen soñando de que algún día las mismas autoridades y la SAE se apiaden de ellos. Lo peor que le puede suceder a un trabajador es que lo tiren al pavimento sin que se les pague sus prestaciones sociales de ley. Ciento noventa de ellos, no renunciaron. Y aún no les pagan sus sueldos desde junio de 2014. La mayoría de los trabajadores vienen con contrato a término indefinido desde 2003. 

¡Se mueren!

De acuerdo con el registro que llevan a cabo los mismos trabajadores, desde que fue intervenida Unicat han muerto 7 trabajadores de los 625 que habían en el momento en que la SAE tomó control de la empresa. Son ellos: Mayerly Guzman, Jorge Chaljub, Niyireb Gómez, Ana Puello, Anderson Pertúz, Miriam Barrios, Maricela Moreno, Nancy García y Jorge Rodríguez. Se mueren sin que les llegue su pago. No tienen quien les pague.

Cerca de 20 trabajadores sobrevivieron al Covid—19. No así Jorge Chaljub, una de las personas de mayor confianza que tenía Enilse López Romero en su negocio de apuestas permanentes. Chaljub murió por causa de las secuelas que le dejó el Coronavirus. Aproximadamente, 15 trabajadores padecen esta enfermedad y algunos de ellos corren el riesgo de sufrir consecuencias mayores. Sus condiciones materiales y anímicas son deplorables, por lo cual son más sensibles a los embates de la pandemia.

La mayoría son mujeres. Y aquí se estaría presentando una violencia laboral contra ellas, ya que les afecta el mínimo vital y su existencia.  De acuerdo con el informe de la SAE, fechado el 12 de junio de 2014, se encontró con 10 trabajadores con enfermedades graves. Pero siete años después, esta cifra aumentó aproximadamente a 37 trabajadores. Varios de ellos sufrieron por segunda vez de Coronavirus. 

El estado del proceso

Plantón contra la SAE.

De acuerdo con el último informe presentado por el depositario anterior de la SAE, Herles Rodrigo Ariza Berra, no existe nada claro cuándo les pagarán. Por el contrario, le informó a empleados y exempleados que no cuentan con contratos activos desde el mismo momento en que se perdió la licitación en el 2015. Ese contrato pasó a manos de GanaYa.  

«(…) Los contratos contaron con una vigencia y que por analogía no es posible concebir que los mismos se encuentren activos, pues en todo caso aplica la sustracción de materia en virtud del artículo 47 # 2 del Código Sustantivo de Trabajo. Contando adicionalmente con la autorización de despido colectivo emanado por la autoridad administrativa – Ministerio del Trabajo para las sociedades UNIAPUESTAS S.A. en liquidación., UNICAT S.A. en liquidación, APOSMAR S.A., en liquidación».

TERCERA REUNIÓN INFORMATIVA CON LOS EXTRABAJADORES. Gustavo Latorre y Herles Ariza Berra, 25 de octubre de 2019.

En esa reunión participaron funcionarios del Ministerio de Trabajo, Dirección Territorial del Atlántico, invitados por los trabajadores de UNIAPUESTAS S.A. en liquidación. En ese sentido, asistió Nayib Marchena Berdugo, Coordinador del Grupo de Resolución de Conflictos-Conciliación y Edgardo García Zapata, Coordinador del Grupo de Prevención, Inspección Vigilancia y Control. 

“Una mina de derechos”

Como se informó, la nómina de Unicat era de 625 trabajadores, de los cuales 435 renunciaron para que GanaYa —la empresa que se ganó la licitación en 2015, los contratara. Esa fue una exigencia de los «nuevos dueños del chance».  Pero una vez contratados, fueron saliendo de ellos en forma gradual. Hoy, Supergiros, la empresa que reemplazó a Ganaya, tiene un reducido grupo de trabajadores fijos que vienen de ese proceso. 

Los empleados quedaron sin el pan. Pero  la situación más complicada es de los 435 que renunciaron a sus derechos para pasarse a Ganaya (hoy, Supergiros). Los que no renunciaron, por lo menos, están sentados sobre una serie de derechos laborales que deben hacer valer a través de la demanda laboral. Todas sus prestaciones sociales se les podría multiplicar por 12 ante la moratoria de sus pagos. Es decir, por ejemplo, que si en el 2014 le debían pagar $50 millones a un trabajador, hoy tal cifra se aumentaría a $600 millones. 

Como dijo un prestante jurista laboral de Cartagena, los 190 trabajadores de Unicat en liquidación y de las demás empresas del chance en liquidación, se encuentran sentados en una «mina de derechos». Lo que falta es hacerlos valer. ¿Cómo se hacen valer esos derechos? Sin apoderado judicial, los trabajadores están librando una pelea de «tigre con burro amarrado».

 Es extraño que los trabajadores no hayan demandado después de 7 años de dilación para el pago de sus prestaciones. En la segunda entrega analizaremos el papel de la SAE y del nuevo depositario designado por esa institucion.

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