Nota de la redacción. Vale destacar el papel jugado por el alcalde Dumek Turbay para buscarle solución a la crisis del agua en la ciudad. El director y presentador Después de las Noticias que se transmite por Emisora Fuentes de Cartagena, Álvaro Anaya Díaz, hace dos años publicó una crónica sobre los 27 años de ejecución del contrato de concesión con Aguas de Barcelona que trajo a la vida jurídica Aguas de Cartagena (Acuacar). Lo publicado hace 2 años cobra vigencia con esta nueva emergencia que se produjo en el mismo sitio frente al barrio Ceballos. Fueron 4 días sin el vital líquido. Todavía no se ha normalizado, porque algunos barrios siguen sin agua, hasta esta hora que se publica este artículo.
Alvaro Anaya Díaz
Después de 27 años de constituida Aguas de Cartagena (Acuacar), la infraestructura de los servicios de acueducto y alcantarillado de las Empresas Públicas Municipales de Cartagena ha tenido poca renovación en los barrios de la ciudad. Y la empresa inició su prolongado proceso de liquidación en 1994 con el Acuerdo 05 del Concejo Distrital.
Y durante más de dos décadas los cartageneros se han preguntado de manera insistente –sin respuestas de españoles y cachacos que han manejado la empresa de economía mixta–: ¿por qué la tubería matriz del sistema de acueducto no se renovaba, a pesar de su afectación y los prolongados procesos de reparación para restablecer el servicio que se suspendía por largas horas?
Regresó el agua ¿qué pasa en Acuacar?
El caso del daño de la tubería en inmediaciones del barrio Ceballos, la semana pasada, es la consecuencia de no revisar la infraestructura de conducción del agua de los servicios de acueducto y alcantarillado, de hierro y arcilla y con más de 60 años de instalada en la ciudad. Como en oportunidades anteriores, otro “daño en un tramo de tubería del acueducto que impulsa agua potable hacía el tanque Las colinas”, registró el boletín oficial de Aguas de Cartagena y publicaron los medios de prensa. El accidente ocurrió la tarde del miércoles, se registraron bajas presiones y suspensión del servicio en más de un centenar de barrios, incluidos corregimientos, veredas y complejos habitacionales de la zona norte de Cartagena. Y el viernes en la noche aún no se había restablecido el servicio.
¿Los ciudadanos del común, entonces, podemos seguir pensando que poco se ha trabajado en el cambio de la tubería matriz luego de 27 años de prestar el servicio Aguas de Cartagena? Nunca hubo un interés, a pesar de contar el Distrito con la mayoría de acciones de la empresa y presidir el Alcalde la Junta Directiva. Sin embargo, los grandes beneficios son para los socios privados.
Y peor aún, el Distrito asume directamente los créditos para los grandes proyectos de saneamiento básico de Cartagena y sus corregimientos del norte y la zona insular.
La situación de Acuacar
El tema poco ha trascendido para las administraciones en los últimos 20 años. Y hace más de una década los alcaldes que ha tenido la ciudad no han contado con secretarios de Infraestructura con el conocimiento y la experiencia para diseñar desde el Palacio de la Aduana las políticas que en materia de acueducto y alcantarillado debe estructurar Aguas de Cartagena.
Además de obsoletas, las tuberías instaladas por las EPM hace más de 60 años hoy han quedado mal localizadas, pues la gente en los barrios continúa construyendo sobre esa infraestructura o las casas están localizadas muy cerca, lo que, lógicamente, dificulta mucho su reparación. Reubicarlas –las tuberías– e incluso ampliarlas, aunque sea por tramos, es costoso. Sobre todo cuando se requiere romper y reconstruir pavimentos, explican ingenieros constructores.
Aguas de Cartagena (Acuacar) siempre espera que la administración Distrital financie los proyectos de acueducto y alcantarillado. Prefieren asumir costos de reparaciones ―que son más frecuentes― antes de adelantar un plan de reubicación para mejorar la infraestructura de servicios.
El Centro Histórico
El caso del Centro Histórico de Cartagena es igual de grave. Hoy la demanda de agua potable y la descarga de alcantarillado en Getsemaní, Centro y San Diego se han duplicado con la proliferación de hoteles y restaurantes. No obstante, las tuberías de ambos servicios tienen más de seis décadas y son de hierro y arcilla. Y lo advierten los profesionales de la ingeniería: lo más costoso de ese cambio es la intervención y reconstrucción del pavimento. Y sin olvidar los andenes.
En uno y otro caso, los subcontratistas de Aguas de Cartagena trabajan sin interventoría. Y la prueba está en la dudosa calidad de los trabajos de enterramiento de tuberías para la cobertura de servicios en los nuevos edificios de Crespo, Manga, Bocagrande, Castillo grande, El Cabrero, Marbella y Torices. Casos muy particulares se observan en estos barrios.
Está comprobado, en Aguas de Cartagena solo se trabaja cuando se presentan daños en las tuberías de acueducto y alcantarillado. Y llegará el día en que el agua no subirá a las segundas plantas por la proliferación de inmuebles sin los controles urbanísticos. El tema ha sido motivo de reflexión en las continuas discusiones del Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico, PEMP, y se confirma que Cartagena no solo son murallas y patrimonio.