
Marco Rubio responde al presidente colombiano y reaviva tensiones diplomáticas entre ambos gobiernos
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ordenó este jueves el llamado a consultas urgentes de John T. McNamara, encargado de negocios interino de la Embajada en Bogotá. La decisión se da en respuesta a lo que Washington calificó como “declaraciones infundadas y reprobables” provenientes del alto Gobierno colombiano.
La medida representa una señal clara de malestar por parte de la administración estadounidense y pone en evidencia el deterioro en la relación bilateral. Según un comunicado oficial del Departamento de Estado, además del retiro temporal del diplomático, se están evaluando otras acciones para expresar su “profunda preocupación” frente a la postura actual del Gobierno de Gustavo Petro.
A pesar del tono crítico, Estados Unidos reafirmó que Colombia sigue siendo un aliado estratégico. “A pesar de las diferencias políticas con el gobierno actual, Colombia sigue siendo un socio esencial”, afirma el comunicado. Además, Washington reiteró su compromiso con la cooperación en temas clave como seguridad regional, estabilidad hemisférica y desarrollo conjunto.
Los audios de Álvaro Leyva desatan el escándalo
La decisión de Rubio ocurre tras la revelación de unos audios en los que el excanciller colombiano, Álvaro Leyva, sugiere que se reunió con congresistas republicanos de Florida para buscar apoyo en un presunto plan de golpe de Estado contra el presidente Petro.
“Estuve en Estados Unidos y con un tipo de primera fila: Mario Díaz-Balart. Los Díaz-Balart son los que están detrás del secretario de Estado”, se escucha decir a Leyva en las grabaciones, reveladas por el diario El País. Aunque ni Díaz-Balart ni el congresista Carlos Antonio Giménez han mencionado directamente a Leyva, ambos rechazaron cualquier participación en un plan golpista.
Antes de que los audios se hicieran públicos, el presidente Petro ya había insinuado que sectores extranjeros buscaban desestabilizar su mandato. En mayo declaró públicamente:
“Así que, Álvaro Leyva, dígale a Díaz-Balart esto: que si intentan derribar como extranjero al presidente de Colombia, estallará la revolución colombiana”.
Sin embargo, tras la publicación de los audios, el mandatario moderó su discurso. En un mensaje en la red X escribió:
“Lo peligroso no fue el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, que no estuvo metido realmente”, aunque insistió en que “hay un golpe en flagrancia y hay que investigarlo y solicitarle a la justicia de los EE. UU. que investigue”.
Colombia también responde
Como reacción a la medida estadounidense, el presidente Petro anunció que llamará a consultas al embajador colombiano en Washington, Daniel García Peña. “Daniel debe venir a informarnos del desarrollo de la agenda bilateral a la que me comprometí desde el inicio de mi gobierno”, expresó el mandatario en X.
El episodio ocurre en un contexto especialmente delicado para el Gobierno Petro. Horas antes, la canciller Laura Sarabia presentó su renuncia, alegando diferencias con el presidente sobre el manejo del contrato para la impresión de pasaportes. Aunque se mantendrá en el cargo hasta que se nombre un reemplazo, su salida agudiza la sensación de crisis institucional en el Ejecutivo.
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