.: VoxPopuli Digital :.

Manifestaciones  contra autoritarismo de Trump. No Kings en Nueva York. Cortesía de Efe
Manifestaciones contra autoritarismo de Trump. No Kings en Nueva York. Cortesía de Efe.


Más de 2.700 manifestaciones simultáneas y miles de personas protestaron en 50 estados norteamericanos contra el autoritarismo de Trump. La jornada rechazó también la concentración excesiva de poder del gobierno actual y de la militarización de las zonas urbanas.

Según los organizadores, la jornada “No Kings Day” de este sábado, es una de las manifestaciones más grandes desde que Trump retomó la presidencia. Pero detrás del gesto multitudinario emergen tensiones profundas relacionadas con el poder ejecutivo, la democracia estadunidense y el rol ciudadano.

Actores e intenciones

La movilización surge de una alianza amplia de grupos progresistas, sindicatos, organizaciones de derechos civiles y redes de base como Indivisible y la American Civil Liberties Union (ACLU) son dos grandes grupos que han estado activos en la organización de protestas y resistencia a las políticas del presidente Donald Trump.

Esa coalición ciudada considera que el gobierno Trump está transitando hacia un “autoritarismo” encubierto que amerita respuesta masiva. La concentración de poder debilita los frenos institucionales y uso excesivo del aparato federal.

En ese sentido, uno de los manifestantes en Austin señaló al canal CBS:

“La gente más marginada necesita que su voz sea escuchada”.

¿Te interesa? Tribunal de Bogotá anuncia decisión en el caso Álvaro Uribe

¿Por qué ahora?

Las causas de la explosión de indignación son múltiples, pero convergen en tres ejes clave:

  1. Uso de la fuerza federal en ciudades: El despliegue de la Guardia Nacional y agentes federales en zonas urbanas, en algunos casos, sin autorización de las autoridades locales, se interpreta como una militarización doméstica.
  2. Presión sobre los derechos civiles e inmigración: Las redadas contra migrantes o el aumento de políticas de deportación son vistos como parte de una ofensiva más amplia contra libertades civiles.
  3. Narrativa de poder personalista: Los manifestantes exhiben lemas como “No Kings” (no reyes), en referencia explícita a la visión de Trump como monarca informal, lo que para ellos simboliza una ruptura con el sistema republicano y su lógica de separación de poderes.

Escenario político y cultural

Estas protestas no solo son políticas, sino también profundamente simbólicas. En ciudades como San Francisco o Nueva York, se observaron marchas multitudinarias, performances, disfraces satíricos y una atmósfera que combinaba fiesta con indignación. Por ejemplo, en San Francisco se formó la frase “No Kings” con cuerpos humanos en la playa.

Al mismo tiempo, la reacción oficial del Partido Republicano fue inmediata: califi­caron las protestas de “Odian a América” (hate America) o parte de una conspiración izquierdista. Esa polarización revela que el conflicto trasciende los hechos concretos y entra en una dimensión simbólica: ¿Cómo se define la identidad estadounidense en este momento?

Retos y posibles efectos

Aunque cifras de participación exactas varían y la prensa advierte que no pueden verificarse plenamente las estimaciones organizativas (millones de participantes) , lo relevante es el patrón: protestas masivas, descentralizadas y simultáneas, lo que sugiere una ‘amplificación’ de la disidencia más allá de las ciudades tradicionales.

El reto para los organizadores consistirá en traducir esa energía en acciones concretas (asistencia electoral, alianzas institucionales, reformas legislativas) y evitar que la movilización se diluya en gestos simbólicos. Por su parte, el gobierno Trump enfrentará un dilema: si responde con mano dura, puede avivar la narrativa de autoritarismo que se denuncia; si cede, podría mostrar una debilidad política inesperada.

Una mirada final

Lo que está en juego no es únicamente la oposición a una política o a un presidente de la república, sino la defensa del sistema republicano y de los mecanismos que impiden la concentración de poder. Frente a un presidente que suscita tanto adhesión como rechazo virulento, estos “No Kings” pueden marcar un punto de inflexión: una señal de que sectores amplios de la ciudadanía se sienten amenazados por cambios estructurales en la forma de hacer política.

Si la movilización se sostiene y se organiza, podría abrirse una nueva fase de la lucha ciudadana estadounidense — una que deba ser analizada no solo como protesta, sino como movimiento social en evolución.

Share.