
El barrio Arroz Barato fue el escenario de la rendición de cuentas 2025 del alcalde Dumek Turbay. Se presentó bajo el rótulo optimista de Diálogo de Superciudad. Al término del evento, quedó una sensación ambivalente. Por un lado, un gobierno que exhibe cifras, tableros digitales y porcentajes de ejecución que frente a la ineptitud de su antecesor William Dau, la diferencia es de aquí al cielo. Por otro lado, existe una ciudadanía que se pregunta si ese avance numérico se traduce —de verdad— en desarrollo humano para transformar estructuralmente a Cartagena, una ciudad históricamente atrapada en el atraso.
La administración distrital insiste en que la transparencia está garantizada a través del Visor de Seguimiento al Plan de Desarrollo 2024–2027, una herramienta que permite consultar metas, programas y avances. El problema no es la existencia del visor, sino su lectura política: ¿es un instrumento de control ciudadano o una vitrina tecnocrática que privilegia el cumplimiento formal sobre el impacto real?
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Rendición de cuentas a la ciudadanía
En la citada rendición de cuentas, el gabinete expuso avances por líneas estratégicas y respondió preguntas del público presencial y virtual. El formato fue correcto. La pregunta de fondo sigue abierta: ¿estamos ante un gobierno que ejecuta para transformar o que administra para cumplir?
Los resultados de la alcaldía deben transformar las condiciones materiales de la ciudadanía para construir tejido social.
Seguridad Humana: cifras alentadoras, realidades desiguales
Con un 40,9 % de avance acumulado, Seguridad Humana aparece como una de las líneas más sólidas. Programas como El Cuerpo de Bomberos Avanza y Seguridad Ya en las Playas muestran resultados concretos: estaciones adecuadas, nuevas máquinas, garitas de vigilancia y presencia institucional en zonas turísticas.
Sin embargo, el énfasis en playas y zonas visibles plantea un interrogante incómodo: ¿la seguridad avanza con la misma contundencia en los barrios populares, donde la violencia cotidiana no aparece en los folletos? Son 326 homicidios en Cartagena hasta noviembre de 2025. La atención a mujeres víctimas de violencia de género y a habitantes de calle revela avances importantes, pero todavía insuficientes frente a la magnitud del problema. Atender 3.780 mujeres o 140 ciudadanos habitantes de calle en cuatro años es un paso, sí, pero no una solución estructural.
Vida Digna: mejor ritmo, pero metas aún lejanas
La línea Vida Digna subió del 22,4 % al 42,2 %, un salto relevante que merece reconocimiento. Educación, cultura, deporte e infancia muestran programas con desempeño “muy alto”. La formación docente, el fortalecimiento de la Escuela Taller y la democratización de la cultura evidencian políticas con impacto territorial.
Pero aquí también hay una tensión: mientras algunos programas superan metas, otros apenas logran ponerse al día. El avance no es homogéneo y la pregunta persiste: ¿qué tan sostenible es este ritmo cuando buena parte del cuatrienio ya ha transcurrido?
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Desarrollo Económico Equitativo: el talón de Aquiles
Con un 39,5 % de avance, esta línea confirma lo que Cartagena arrastra desde hace décadas: crecimiento sin equidad. Se celebran las 704 MiPymes atendidas, la actualización del Plan Regional de Competitividad y el fondo de reconversión productiva. Sin embargo, los encadenamientos intersectoriales siguen en promesa y el empleo formal continúa siendo una deuda estructural.
Programas juveniles como Mi Primera Chamba y Cartagena Fomenta la Inclusión Productiva Juvenil muestran resultados, pero aún no logran romper el círculo de precariedad laboral que golpea a miles de jóvenes. Aquí, más que cifras, se necesita una estrategia económica que deje de girar alrededor del turismo y se atreva a diversificar de verdad.
Ciudad Conectada y Sostenible: obras que sí se ven
La infraestructura es, sin duda, uno de los puntos fuertes del gobierno Turbay. El 100 % de cumplimiento en rehabilitación vial, la recuperación de espacio público y el avance en canales pluviales son logros tangibles que impactan la vida urbana.
No obstante, el enfoque sigue siendo marcadamente físico. La movilidad sostenible, el transporte público digno y la planificación ambiental integral aún avanzan a un ritmo menor, lo que plantea el riesgo de repetir el viejo modelo: cemento sin ciudadanía.
Innovación y participación: avances con límites
La digitalización, las zonas Wi-Fi, la modernización de Hacienda y la mejora normativa son avances indiscutibles. Pero participación no es solo conectividad. El reto está en convertir estas herramientas en poder ciudadano real, no en simples indicadores de gestión.
Capítulo Étnico: la deuda histórica sigue viva
Aunque el Capítulo Étnico muestra una mejora en 2025, sus niveles de avance siguen siendo bajos. La gobernanza indígena y afro avanza lentamente, confirmando que la inclusión sigue siendo más declarativa que transformadora.
¿Y ahora qué?
La rendición de cuentas de Dumek Turbay deja una conclusión clara: hay ejecución, hay cifras y hay avances, pero Cartagena no se gobierna solo con porcentajes. El desafío del alcalde no es mostrar tableros, sino demostrar que detrás de cada indicador hay un cambio real en la vida de la gente.
VoxPopuli Digital lo dice sin rodeos: la administración va mejor que muchas de sus antecesoras, especialmente, del alcalde más negligente de toda su historia, William Dau. Pero eso no basta. Gobernar bien no es cumplir metas; es cambiar estructuras de pobreza arraigadas en la ciudad. Y ese examen, el más difícil, aún está en curso.