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El circuito de Interlagos siempre ha tenido un toque de locura. Es impredecible, técnico, y cuando la lluvia aparece (como parece que lo hará este fin de semana), todo puede cambiar en cuestión de curvas. Este Gran Premio de Brasil llega con una mezcla ideal para el drama: solo un punto separa a Lando Norris de Oscar Piastri, Max Verstappen aún respira en la pelea por el título y el cielo de São Paulo amenaza con ser el gran protagonista.

McLaren: el auto a vencer

McLaren llega a Brasil con el impulso de su mejor momento de la temporada. En México, Lando Norris firmó un fin de semana perfecto: pole position, liderazgo absoluto y victoria sin discusión. El británico no solo demostró que el MCL-39 es el monoplaza más equilibrado de la parrilla, sino que, por primera vez, dio la sensación de tener control total sobre cada vuelta. Esa confianza lo coloca como el favorito si el clima se mantiene seco.

Sin embargo, la otra mitad del garaje no atraviesa días tan felices. Oscar Piastri ha perdido ritmo desde su victoria en los Países Bajos, y en los últimos circuitos su rendimiento se ha visto afectado por la falta de agarre. En México, la diferencia entre ambos McLaren fue abismal (siete décimas por vuelta), y el propio Andrea Stella (Jefe de equipo de McLaren) reconoció que el australiano sigue sufriendo para mantener la temperatura de los neumáticos en condiciones de bajo agarre. Interlagos, con su clima cambiante y su humedad constante, no parece el escenario ideal para revertir esa tendencia.

Aun así, Piastri es rápido y metódico. Si logra encontrar el balance en clasificación y evita el desgaste excesivo, puede mantenerse cerca de su compañero y mantener viva la pelea interna que tanto ha potenciado al equipo.

Max Verstappen: el rey de la lluvia

Cuando el pronóstico anuncia lluvia, todos miran hacia el mismo nombre: Max Verstappen. El neerlandés no solo ha ganado las dos últimas ediciones del Gran Premio de Brasil (2023 y 2024), sino que ha demostrado que, en condiciones mojadas, su control del auto está en otra categoría. Basta recordar su actuación del año pasado, con un Red Bull lejos de la perfección, humilló al resto bajo la lluvia.

Desde el regreso del parón de verano, Max ha sido una máquina de resultados: victorias en Azerbaiyán, Monza y Austin, y podios consistentes en Singapur y México. No llega como líder, pero su ritmo y experiencia lo mantienen en la conversación. Si la lluvia aparece, Verstappen pasa automáticamente a ser el piloto a vencer.

La incógnita está en si decidirá arriesgar tanto como acostumbra. Con el campeonato apretado y todavía 83 puntos en juego después de Brasil, un abandono podría ser fatal para sus aspiraciones. Pero si algo ha demostrado Max, es que no sabe correr con cautela. Si huele la oportunidad, irá por todo.

Ferrari y Mercedes: esperando el caos

Ferrari, aunque fuera de la pelea por el título, no puede descartarse completamente. El SF-24 no es un auto para ganar en ritmo puro, pero Charles Leclerc con su talento y sacándole todo al auto (que sabemos que no es el mejor y está lejos de serlo) y aprovechando cada oportunidad que se le presenta para colarse en el podio. Si Interlagos se convierte en una carrera caótica (como tantas veces lo ha sido), el monegasco puede sumar puntos valiosos, siempre y cuando no se saboteen con otra estrategia cuestionable.

Mercedes, por su parte, deposita su esperanza en George Russell. El británico ha mostrado un buen rendimiento en pistas de curvas medias y, si el clima se complica, su estilo agresivo puede colocarlo en la zona alta de la parrilla. Russell fue protagonista en Brasil hace dos años con una victoria inesperada; repetir algo similar no suena tan descabellado si el caos hace su parte.

¿Qué podemos esperar?

El Gran Premio de Brasil promete ser el más emocionante del tramo final de la temporada. Si la pista se mantiene seca, Lando Norris tiene todo para repetir su hazaña de México y ampliar su ventaja sobre Piastri. Pero si el cielo se abre, Max Verstappen podría hacer lo que mejor sabe: convertir el caos en espectáculo y llevarse una nueva victoria en São Paulo.

Lo cierto es que, entre la tensión del campeonato, el clima impredecible y la lucha interna en McLaren, el GP de Brasil tiene todos los ingredientes para ser una carrera histórica.

Y en Interlagos, donde la suerte y la lluvia siempre mandan, cualquier cosa puede pasar… y normalmente pasa.

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