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Aerial view of Santa Rosa island (bottom) in front of Leticia, Colombia on August 5, 2025. Peru on August 5, 2025, expressed its “strong protest” over statements by Colombia’s President Gustavo Petro questioning its sovereignty over an Amazonian island on the shared border between the two countries, according to a statement from the Foreign Ministry. (Photo by Santiago RUIZ / AFP)

La reciente disputa territorial entre Colombia y Perú por la isla Santa Rosa ha vuelto a encender las alarmas en Bogotá. Aunque el caso se presenta como una controversia diplomática puntual, para Colombia el riesgo va mucho más allá: perder el control sobre Leticia o aislarla del río Amazonas significaría un golpe estratégico, económico, cultural y de seguridad que el país no puede permitirse.

Un punto clave en la historia amazónica

Leticia, fundada en 1867, ha sido durante décadas el epicentro de la presencia colombiana en la Amazonía. El conflicto con Perú por esta zona no es nuevo: en 1932, un grupo de civiles peruanos ocupó la ciudad, lo que desencadenó una crisis diplomática y un breve enfrentamiento armado. El
acuerdo de paz firmado en 1934 devolvió Leticia a Colombia, reafirmando su importancia geopolítica y asegurando el acceso nacional al río más caudaloso del mundo.

Hoy, más de 90 años después, la situación vuelve a ser delicada. La preocupación crece por el riesgo de que cambios en el cauce del río Amazonas, sumados a tensiones sobre la isla Santa Rosa, debiliten la conexión de Leticia con el resto de la cuenca amazónica.

Por qué perder Leticia no es opción para Colombia

  • Pérdida de conexión estratégica con la cuenca amazónica: El río Amazonas es la única vía fluvial que enlaza a Colombia con Brasil, Perú y el resto de la región amazónica. A través de Leticia se transportan mercancías, combustible, alimentos y turistas, manteniendo viva la economía local y la integración regional. Si la ciudad quedara alejada del cauce, el país perdería su acceso directo a esta arteria internacional, limitando su participación en proyectos ambientales, comerciales y políticos clave para el futuro de la Amazonía.
  • Afectación de la seguridad fronteriza: Leticia es un punto neurálgico para el control del tráfico fluvial y la vigilancia de las fronteras. Desde allí, la Armada y la Policía ejercen control sobre embarcaciones, previenen el contrabando y combaten el tráfico ilegal de fauna, madera y drogas. Sin acceso directo al río, Colombia vería debilitada su capacidad de reacción y vigilancia en una de las fronteras más complejas y extensas del país, facilitando el crecimiento de actividades ilícitas.
  • Impacto cultural y social: La vida en Leticia está profundamente ligada al río. Comunidades indígenas, afrodescendientes y ribereñas dependen de él para su alimentación, transporte y prácticas culturales. Perder ese acceso encarecería el transporte, reduciría las oportunidades económicas y alteraría tradiciones ancestrales. Además, se pondrían en riesgo los lazos históricos y culturales que unen a Colombia con Brasil y Perú en esta región, rompiendo un modelo de cooperación transfronteriza que ha existido por generaciones.

Un asunto de soberanía y supervivencia amazónica

Para Colombia, la disputa por Santa Rosa y el posible aislamiento de Leticia no es solo un debate de límites, sino una cuestión de identidad nacional, de presencia geopolítica y de supervivencia amazónica. Mantener el acceso directo al río Amazonas significa conservar su voz en las decisiones sobre el futuro de este ecosistema y proteger la vida de miles de personas que dependen de él.

En este tablero geopolítico, cada decisión cuenta. Y para Colombia, perder Leticia sería como perder el corazón mismo de su Amazonía.

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