El Ejercito de Liberación Nacional (Eln), catalogó el bombardeo que realizó a la sede de Cadetes de la Policía Nacional como una respuesta de guerra, por los ataques militares del cual ellos fueron victimas, el pasado 23 de diciembre del 2018 y el 3 de enero del presente año.
A través de un comunicado expresaron públicamente que ese ataque a las instalaciones son “lícitas dentro el derecho de la guerra, que no hubo ninguna victima no combatiente“.
Basado en estos argumentos, se puede decir que el acuerdo de paz retrocede o simplemente se esfumó, con tal efecto, comienza a llenarse de incertidumbre la sociedad colombiana, ya muchos son presa del pánico y del temor. Comienzan a recrudecer esos episodios donde murieron muchos de sus familiares, y que aún siguen con la esperanza de encontrar los cuerpos para darle cristiana sepultura.
¿Será el Eln jamás ha tenido la intención de deponer las armas? ¿Entonces, se puede decir que todo ha sido un show mediático?
Si pudiéramos hacer una parodia, antes estos hechos, podríamos escenificar al lobo feroz junto a “Caperucita roja”, donde el lobo representaría al Eln y la niña inocente al Gobierno Nacional, ya que son interminables las artimañas de esa organización criminal para dejar en ridículo a los gobernantes involucrados en el llamado Proceso de Paz.
¿Se comerá el lobo por fin a Caperucita?.
Asimismo, en su publicación manifestó de manera cínica que les “duele los muertos de ambos lados“, pero no le importo de acabar con los sueños de 20 jóvenes, que solamente anhelaban servir a su Patria, vestir un uniforme con orgullo y respeto.
Cosa que los dirigentes del Eln no saben ni entienden…
Por otro lado, surge la presencia del presidente Ivan Duque, alzando la espada, para mostrarse como un líder con carácter, exigiéndole al gobierno cubano la entrega de los cabecillas del movimiento insurgente, hospedados en la Habana pero cuya orden jamás se ejecutará. Los isleños tienen otro propósito con sus compinches.