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Para ejemplificar las dos caras de la justicia selectiva basta seleccionar dos casos judiciales que de alguna manera impactaron a dos familias: «Casa Blanca» y la fuga de la cárcel de la condenada exsenadora Aida Merlano Rebolledo. La una, la más poderosa de la Costa Caribe de Colombia: el Clan Char. Y la otra, fragmentada o disfuncional de las barriadas de Barranquilla, los Merlano Rebolledo.

El presidente Gustavo Petro se está radicalizando cada día más. La sola frase “No soy un tirano” lo define todo. Teóricamente, rompió la metodología transaccional y conciliadora con la oligarquía que anunció en su discurso del 7 de agosto de 2022. Allí inauguró un gobierno compartido con las oligarquías expresadas a través de sus partidos políticos. Ahora su discurso está más cargado hacia la izquierda. Se hace monolítico, impositivo y fustigador y anti oligárquico, como en los viejos tiempos de sus luchas parlamentarias.

Sin embargo, además de no hablar demasiado, un gobernante no llega para calentar el sillón del gobierno y desde allí ordenar para que otros ejecuten. Por eso vemos los 100 actos de Dumek hasta en las playas, parques, canchas y plazas reducidas al ostracismo en estos últimos 5 años. Vemos a Dumek resolviendo pequeños y grandes problemas. Así está pagando la deuda social histórica de un Distrito que, en las dos últimas dos décadas, viene de tumbo en tumbo. Una deuda que los cartageneros más débiles esperan que se la paguen.

¿Petro radicaliza el clima político? Sin duda la propuesta de una Constituyente es un cañar del presidente Gustavo Petro que exacerba el miedo, radicaliza las variantes de la derecha oligárquica colombiana y pone el foco de la discusión en cuestiones abstractas. El primer mandatario crea un caos mental con su capacidad para meterle leña a la controversia y distraer a la opinión pública de su gestión pública. Al mismo tiempo, fomenta un clima peligroso, casi patógeno, con las fuerzas opositoras. Esto es, crea un caldo de cultivo para la radicalización de los sectores más retrógrados del país.

¡Habemus Fiscal! Fue un proceso complicado que puso en peligro la estabilidad institucional que se expresó con un duro enfrentamiento entre la Corte y la Presidencia. La favorita de las ternadas, Amelia Pérez, presentó su renuncia de la terna pocos minutos antes de la Sala Plena donde debía hacerse la elección. Puesto que Amelia ya no contaba para garantizar la victoria, la jugada maestra del Presidente fue recomponer la terna con otra candidata fresca que atrajera a las mayorías.

Un verdadero «tatequieto» la Fiscalía le propinó al «Cartel de la Consulta Previa». El fiscal 22 seccional de Bolívar con sede en Turbaco, Julio Torres Pereira, confirmó la falsedad de las consultas previas que la ANI, en el gobierno del presidente Petro, usó para adjudicar el billonario contrato a la controvertida empresa española Sacyr. Por esta razón, la juez Segundo Penal del Circuito de Turbaco, Yuris Ponce Fernández, llamó a juicio de acusación y medida de aseguramiento a 7 directivos del consejo comunitario de Rocha (Arjona) y al representante legal de Coriambiental, David González Cardales.

El tiempo de la Corte sigue siendo elástico. Los 23 magistrados de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) tampoco hoy se pusieron de acuerdo para elegir fiscal. Sin embargo, tres elementos se pueden destacar de esta cuarta frustrada intención. (I) El voto en blanco, si bien es prevalente, viene perdiendo fuerza. (II) La ternada Amelia Pérez Parra, quien alcanzó 13 votos en la la Sala anterior, dos más que el voto en blanco, se desplomó en la preferencia de los magistrados. (III) Brilló la ausencia de la protesta social y de los ataques del presidente y de los senadores del Pacto Histórico.