Mientras la británica ganaba la batalla al coronavirus, muchos en Colombia la perdían: Arnold, Juan Carlos Muñoz y otros. Cortesía Facebook.

El 8 de marzo —Día Internacional de la Mujer— pasará a la historia del Coronavirus porque ocurrieron dos hechos en forma silenciosa y simultánea. Jane*, la turista británica de 85 años, la bajaron del crucero Braemar (línea Fred Olsen) y la internaron en Medihelp con problemas gastrointestinales.  El taxista Arnold de Jesús Ricardo Iregui, 58 años, llegó a urgencia de Salud Total de Santa Lucía con fiebre y problemas respiratorios. A la británica la atendieron como si fuera la reina Isabel II. Al colombiano lo trataron como a perro en misa. En nuestra sistema de salud los ricos se salvan, los pobres se mueren.

Británica ganó, colombiano perdió

La británica ganó la batalla al coronavirus a los 17 días. El colombiano (ya lo adivinaron) perdió la batalla después de 8 días de negligencia de su Eps Salud Total y de la clínica Cartagena del Mar. La triste historia de Arnold es parecida a la del líder sindical Juan Carlos Muñoz, vinculado al CRUE del Dadis y fallecido en la clínica del Bosque de la Nueva Eps. (Lea la próxima entrega de esta serie «Covid—19 Colombia: los ricos se salvan, los pobres se mueren»).

Jane tenía problemas de presión y otros achaques de una anciana de 85 años. Arnold también era hipertenso. ¿Por qué vivió la extranjera y murió el colombiano? Ya lo adivinaron. A Arnold lo devolvieron a casa y le recetaron medicamentos como para enfrentar a un catarrillo. Con Jane sucedió todo lo contrario. Le hicieron la prueba del Covid—19. Salió positiva y desplegaron un operativo médico y clínico especializado.

Una prueba tardía

A Arnold no le hicieron la prueba el 8 de marzo, ni el 11, ni el 12, días en que fue a la urgencia de Salud Total de Santa Lucía, tal como lo narramos y describimos en la crónica titulada La triste historia del primer muerto por coronavirus. ¿Mil contaminados? Murió  sin saber que tenía coronavirus y sin que un neumólogo le atendiera por su neumonía necrótica que padecía.

La prueba se la practicaron post morten el 16 de marzo. El Instituto Nacional de Salud (INS) anunció que salió negativa. La opinión pública nacional quedó aliviada, por lo menos no había un muerto. Pero los que conocieron su caso sospecharon que tenía coronavirus.

El médico Lácides Caparroso lo atendió el jueves 12 de marzo. Resultó positivo.  Y vivió su propio drama junto con su esposa Estefany Hernández y su hija menor. No le hicieron la prueba sino en última instancia, cuando ya se encontraba bastante mal de salud con una neumonía. Casi le hacen el paseo de la muerte, porque los ricos se salvan, los pobres se mueren.

El primer muerto de coronavirus

Fernando Ruiz Hernández, Ministro de Salud. Cortesía.

El anuncio era inevitable. El 21 de marzo el ministro de Salud Fernando Ruiz Hernández y la directora del INS, Martha Ospina, en un comunicado de prensa, dijeron:

El Ministerio de Salud y Protección Social confirma el primer fallecimiento por COVID-19 en Colombia. Se trata de un hombre de 58 años que trabajaba como taxista en Cartagena.  El pasado 4 de marzo trasportó en su vehículo a turistas italianos, y dos días después presentó los primeros síntomas de tos con expectoración, fiebre y dificultad respiratoria. Era un ciudadano con hipertensión y diabetes no tratadas. Dos muestras fueron analizadas por el Instituto Nacional de Salud. La primera dio un resultado negativo, y la segunda no fue tomada adecuadamente en la clínica cartagenera, por lo que su resultado también dio negativo en coronavirus.

Pero la muerte del taxista Arnold Ricardo no solo nos dejó muchos interrogantes sino también certeza de negligencia médica de la Eps Salud Total, la Clínica Cartagena del Mar, del Dadis y del Ministerio de Salud. Fue una cadena de errores que se pagó con la muerte de personas que no debieron morir.

¿Por qué se tardó cinco días para confirmar que la muerte de Arnaldo Ricardo fue por Covid—19? ¿Lo hicieron deliberadamente? Si su hermana Liliana y el médico Lácides Caparroso dieron positivo ¿por qué no lo reconocieron a tiempo? Sin duda, si al taxista le hubiesen practicado la prueba a tiempo, estuviera vivo como la británica Jane. Es un ejemplo fehaciente de que los ricos se salvan, los pobres se mueren de coronavirus.

¿Discriminación en la atención?

Desde que la británica llegó a MediHelp tuvo la atención médica que una clínica debería prestarle a cualquier paciente sin distinción alguna. En Colombia existen dos regímenes de salud: el contributivo y el subsidiado. El primero lo pagan los empleadores y empleados, y los trabajadores independientes. El régimen subsidiado lo paga el Estado a través de las entidades aseguradoras de salud (EPS).

Teóricamente los dos regímenes deben prestar un servicio óptimo. Antes se solía hacer el paseo de la muerte cuando el sistema de referencia y contrareferencia no funcionaba. La víctima de este macabro paseo moría sin ser atendido. Ahora el paseo de la muerte se lo hacen en la misma clínica. Por ejemplo, a Arnold Ricardo nunca lo atendió el neumólogo. Aquí pudo haber discriminación del sistema donde los ricos se salvan, los pobres se mueren.

Juan Gonzalo López Casas es un experto en salud. Fue director del INS. Pero sobre todo, lleva a un éxito financiero a Salud Total. Cortesía.

¿Por qué Medihelp les funcionó a los pacientes asegurados? ¿Por qué la clínica Cartagena del Mar del empresario y dirigente de la Cámara de Comercio de Cartagena, Rolando Bechara, no le funcionó al taxista? ¿Qué dice Juan Gonzalo López Casas, presidente de Salud Total? Fue la primera EPS que tuvo el primer muerto de Cornavirus. ¿Recibirá un premio por su eficiente sistema financiero de salud?

MediHelp es una clínica que presta servicios a varias EPS y a las aseguradoras privadas que tienen la oferta de medicina prepagada. Como la británica no clasificaba en ninguna de los dos regímenes, se le debió cobrar en forma directa. Esto es, a la aseguradora del crucero de línea británica Fred Olsen.

¿Cartagena reservorio del coronavirus?

Cartagena tiene los contrastes más inverosímiles. Aquí los ricos se salvan, los pobres se mueren. En tres puertos le negaron desembarcar al crucero Braemar. La Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, con aquiescencia de las autoridades de Cartagena, le dio la autorización para hacerlo. ¿Pero acaso fue el único crucero del mes de marzo?

Antes que la alcaldía decretara el toque de queda, ya había cometido todos los desaciertos para contener el virus. Cartagena se convirtió en reservorio del Covid—19 debido a la negligencia oficial. Se permitió que continuara el Festival de Cine, la entrada de barcos. No hubo control en el terminal marítimo ni terrestre. Tampoco en el aeropuerto Rafael Núñez.

Un alcalde populista

Para resolver la situación y, cuando el problema se había agravado, el alcalde de Cartagena, William Dau Chamat posó para los medios de comunicación y para sus redes sociales haciendo propaganda política con la ayuda humanitaria. Lo peor, el alcalde usa su equipo digital para mostrarlo como el papá Noel regalando mercaditos en algunos barrios populares. Muchas son las críticas recibidas en las redes sociales por el mandatario local debido a sus payasadas y alcaldadas.

Aquí vemos a Armando Córdoba, Secretario de Participación ciudadana, siguiendole los pasos a su jefe distrital. El show continúa. Cortesía Prensa alcaldía.

El país se alegró porque Jane, la primera contagiada del Coronavirus detectada en Colombia salió viva después de 17 días de combatir la enfermedad. El 25 de marzo se ganó la batalla cuando fue declarada libre de coronavirus. El 1 de abril la noticia fue oficializada por el gobierno nacional.

Colombia no puede olvidar que el primer muerto del Coronavirus, Arnold Ricardo Iregui, refleja la verdadera esencia de un sistema de salud donde los ricos se salvan, los pobres se mueren. Los nuevos capos de la salud se quedan con el dinero y los pobres con la enfermedad y, otras veces, con la muerte.

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Nota: Jane*, nombre cambiado.

Proxima entrega: El caso de Juan Carlos Muñoz, funcionario del Dadis.

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