El Titán: ¿implosión del espíritu soñador? Hamish Harding, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Paul-Henri Nargeolet,y Stockton Rushy/CNN
El Titán: ¿implosión del espíritu soñador? Hamish Harding, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Paul-Henri Nargeolet,y Stockton Rushy/CNN

La mayoría de los ricos empresarios tienen un espíritu soñador como los que murieron en su ley en la implosión catastrófica del Titán. Este sumergible siniestrado, de carácter experimental, no alcanzó a llegar en donde están los restos del Titanic. Son 3.800 metros de profundidad. Ubicado a unos 1.400 kilómetros al este de Cabo Cod, en el pacífico de los Estados Unidos. Esa zona se convirtió en el campo santo de los ricos Hamish Harding, Paul-Henri Nargeolet, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, y Stockton Rushy. Todos murieron.

¿Qué puede soñar un multimillonario que tiene todo lo material a su disposición? ¿Ir a la Luna? ¿Estar 15 minutos en el espacio sideral? ¿Hundirse en las profundidades del mar para estar cerca de los restos del Titanic? Bueno, eso es lo que han hecho algunos supericos y famosos como Jeff Bezos (Amazon), Richard Branson (Virgin) y Elon Musk (Tesla).

Según los entendidos, una implosión catastrófica es cuando la presión exterior es superior a la del interior del sumergible. El aparato queda como chupado, y se desintegra. Eso, al parecer, sucedió el domingo 18 de junio.

El espíritu soñador

Este James Cameron supervisando el sumergible que lo llevó a la panza más profunda del océano, Las Marianas. Su espíritu explorador quedó demostrado al bajar 33 veces donde estaba el Titanic (2011).
Este James Cameron supervisando el sumergible que lo llevó a la panza más profunda del océano, Las Marianas. Su espíritu explorador quedó demostrado al bajar 33 veces donde estaba el Titanic (2011)./National Geogrphic.

«Era un proyecto nacido de la pasión, (un proyecto) para espíritus soñadores de todo el mundo, convencidos de poder hacer lo imposible» .

Jame Cameron, cineasta y explorador.

Así se refería James Cameron para la National Geographic en su narrativa luego de alcanzar la fosa de las Marianas, el punto más profundo del océano, a bordo de un vanguardista vehículo sumergible diseñado por él mismo y que lo bautizó como DEEPSEA CHALLENGER. Aquí la presión puede ser mil veces mayor que la de la superficie, al decir de los oceanógrafos. No en vano Camerón fue el primero en dirigir y ser parte del equipo explorador del Titanic que yace en el lecho del océano.

Cuando uno se forma una mentalidad soñadora, no hay obstáculo para conseguir las metas. Cada pequeña cosa que conseguimos todos los días con nuestro esfuerzo, es un triunfo inmenso cuando los juntamos. La gente poco sabe de las barreras que tuvimos para formarnos como comunicador social periodista, Y no quería ser cualquier comunicador. Me había puesto un estándar muy alto: hacer un periodismo de análisis basado en la investigación. Y de suerte que lo hemos conseguido. Ahora, la meta es darle forma a ese contenido para encontrar otro nivel empresarial que nos haga sobrevivir más allá de la muerte. Es el espíritu soñador no solo del rico empresario sino también del artista. Es decir, del creador.

El espíritu soñador es insaciable

Escribir sobre la muerte de esos multimillonarios ―lo confieso― es para mí un desafío. ¿Por qué? Hace 30 años tenía una animadversión de los ricos y poderosos empresarios. Así me había formado en una escuela de ciencias humanas y sociales donde se cree que los ricos son unos oportunistas, aprovechados y explotadores de la sociedad capitalista.

Hoy, releyendo la Teoría de los sentimientos morales, el desarrollo del capitalismo se ha dado contrario a los principios que llevó a Adam Smith ―el padre del capitalismo― a considerar que el interés individual lleva consigo la búsqueda automática del «bienestar general». Pero, per se, no es cierto. Porque el individuo se debe a sus genes y a su entorno ambiental, como lo demostró la misma ciencia humana y fáctica. El individuo tiende a ser libre. Y esta libertad es única e individual como sus mismos sueños.

Luego, entonces, el emprendedor construye sus metas sobre su presupuesto ético y moral, y no pensando en producir el «bienestar general». Esto quiere decir, que si es un empresario ético, sus productos o servicios beneficiarán a la humanidad entera. No sobreexplotarán a sus trabajadores y no contaminarán el medio ambiente. Pero, si es un empresario inescrupuloso, avaro y megalómano, no tendrá límites en su ambición y en su enriquecimiento. Este límite ético se aplica para todos los individuos. Esto hace posible que en una misma familia, salgan hermanos tan diferentes. Mientras un hermano se perfila como el gran empresario, el otro solo espera que su hermano le dé la oportunidad de que le ayude.

No obstante, el espíritu soñador es insaciable si uno no le pone límites. ¿Límites? Steve Jobs no encontró límites en sus diseños que revolucionaron el computador, el cine, la telefonía y la industria digital. Y, sin embargo, murió de un cáncer agresivo de páncreas sin que sus médicos pudiesen hacer algo para evitar que muriera a los 56 años. Según Walter Isaacson, su biógrafo, su objetivo más importante era lograr lo que habían conseguido Hewlett y su amigo David Packard, crear una compañía tan cargada de creatividad e innovación que pudiera sobrevivirlos. Seguro que Iphone, y Mac lo consiguieron.

Empresarios que trascendieron

Sin duda, las víctimas de la implosión catastrófica del Titán trascendieron. Por ejemplo, sobre la muerte de uno de los exploradores, el francés Paul-Henri Nargeolet, el operador de la flota oceanográfica de Francia Genavir, dijo hoy en un comunicado oficial:

«Estamos profundamente entristecidos por la desaparición de este insaciable explorador del océano que dejó una impresión duradera en Genavir. Sus inmersiones permanecerán para siempre en la memoria de la oceanografía francesa».

Morir en su ley, quizás sea la voluntad de aquellos seres humanos que saben los riesgos que sus ambiciones pueden acarrear. El ser humano por excelencia es curioso. Y los exploradores abren camino para que otros transiten. ¿Qué llevó a Hamish Harding, Shahzada Dawood, y su hijo Suleman Dawood, Paul-Henri Nargeolet, y Stockton Rushy a montarse en ese sumergible experimental de OceanGate? Con certeza, el espíritu explorador.

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