Maríamulata iba a ser la Gerente de Cartagena. Pero debido a su problema judicial, Dau nombró a Claudia Fadul. La opereta del malandro.
Maríamulata iba a ser la Gerente de Cartagena. Pero debido a su problema judicial, Dau nombró a Claudia Fadul.

La ciudades se merecen a sus alcaldes como los países sus presidentes. Son tres años y seis meses que Cartagena se está mereciendo la opereta del malandro William Dau Chamat. Si, es una opereta donde el malandro supo engañar al 85% de la ciudad, según la encuesta (octubre 2020) del Centro Nacional de Consultoría (CNE). Hoy, está alineando su gobierno para seguir reinando con la precandidata Judith del Carmen Pinedo Flórez, la popular Mariamulata, como él mismo lo admitió publicamente. Ella iba a ser la Gerente de Cartagena en enero de 2020. Pero, debido a sus problemas jurídicos, en su lugar, nombró a Claudia Fadul, que en ese momento era presidente ejecutiva de Fenalco.

Como sabemos que la justicia penal, disciplinaria y fiscal no sirven para detener la opereta de un malandro de la talla de William Dau, VoxPopuli Digital hizo honor a la verdad. Se enfrentó a su espurio mandato con análisis objetivo de sus malandradas. Pueden releer todo lo que publicamos en ese primer año de su gobierno. Mostramos cómo se robaron $28 mil millones destinados a los más pobres de Cartagena. Robo que disfrazaron con mercadillos de hambre, pruebas rápidas, productos químicos para prevenir el Covid-19, etc., entre otros contratos. Las denuncias contra estos actos depredadores reposan en las calendas de esos organismos de control.

El malandro, jefe de debate de Mariamulata

En Hechos 20: 30, Jesús dijo:

«(…) y que de entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos».

El debate electoral que se inicia con las inscripciones de candidatos a partir de mañana 29 de junio 2023, en Cartagena cobra una particular importancia. Su alcalde, ha reiterado en su circulo privado como públicamente, que su trabajo era para prepararle el terreno a la próxima alcaldesa. Por eso se está erigiendo como su jefe de debate. Así justifica su inoperante administración que no cumplió absolutamente dos cosas que prometió: «lucha contra la corrupción e inversión de ingentes cantidades de dinero para erradicar la pobreza». ¿Dónde están los $7 billones del presupuesto de los tres años anteriores de administración?

Ya en la alcaldía, Dau se popularizó con su discurso antimalandrín, «hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras» él. Antes de las elecciones, pocos lo conocían.

[Lea el artículo más leído del 2019: ¿Un alcalde adicto, bufón o psiquiátrico? El top secret de la victoria de Dau

La opereta del malandro que maquillaron

Aquí retocado y maquillado. La opereta del malandro.
Un poco antes de posesionarse, William Dau se hizo un diseño de sonrisa. Sus fotos fueron retocadas para disimular su dentadura desgatada y manchada por la fumata, como se puede observar en la foto de noviembre de 2019 cuando posó al lado de Marimulata. Era parte del maquillaje. Después vino un asesor de imagen y le puso el disfraz: la gorra que dice «Alcalde».

No fue una tarea fácil. La manipulación era tan grande que uno aparecía como el villano. El héroe era él. Mientras todo un pueblo estaba encerrado, el malandro hacía de las suyas en 2020. El mundo era virtual, por lo que la manipulación de la opinión pública se facilitó. En esa época, este periodista recibió testimonios de varios empresarios y dirigentes sociales de que el alcalde se encaletaba en un apartamento de estrato 6 a fumar marihuana revuelta con basuco y tabaco.

Cuando en la audiencia de revocatoria del 2 de febrero de 2021 en el Centro de Convenciones de Cartagena, se le reiteró la pregunta que ya se le había hecho en noviembre 2020, en el sentido que si era cierto o no su adicción. La respuesta era importante para el público, porque un gobernante debe tener el cerebro (¡la mente!) libre de cualquier adicción. Los expertos ―entre ellos psiquiatras que VoxPopuli Digital consultó en esos momentos― dicen que los adictos suelen tomar decisiones erráticas si esa adicción está asociada a trastornos mentales.

Por ende, no se trataba de vapulear a una persona que sufre de adicción, sino de conocer su verdadera situación para saber si era la causa de su incapacidad para gobernar. El adicto necesita compasión, pero no justificación. Algunos medios de comunicación y colegas no entendieron esto, debido a la superficialidad del periodismo dominante. En aquel momento, nos dimos cuenta que estábamos frente a una persona que reunía todo el perfil de un antisocial, tal como lo señalamos en la primera entrega de este seriado.

La adicción y la opereta del malandro

Desde luego, para plantear las cosas como son, se necesita valentía. Publicar sobre la adicción a las drogas y de la opereta del malandro, además de valentía, se necesita tacto. Porque se está tocando un tema que tiene que ver con derechos fundamentales, como el libre desarrollo de la personalidad. Pero también enfrentar y vencer los tabúes. A pesar de estar en una sociedad donde ha crecido la adicción a las drogas, los prejuicios morales no se han resuelto. Y por esta razón, la mayoría que no entendió la pregunta que le formulamos al alcalde la confundió como un problema moral. William Dau ―como individuo particular― podía fumarse un camión de basuco si lo deseaba.

Pero, el alcalde de una ciudad no puede entregarse a la adicción, apelando su derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. ¿Por qué? Porque ya, en ese cargo, no responde a sus intereses individuales sino a los de una ciudad. No lo estábamos juzgando por meros principios morales. Es decir, no era un juicio moral. Era un juicio político que se le hacía a partir del deseo de revocatoria de su mandato para prevenir un mayor desastre de su incompetencia. Revocatoria que fue boicoteada por la Registraduría Nacional que no validó las 100 mil firmas que se presentaron.

Contexto para comprender

Si en la Alemania de 1933, el presidente Von Hindenburg hubiese escrutado la personalidad de Adolfo Hitler para detectar su adicción a la cocaína y a otras drogas, y a los trastornos de personalidad que ya lo caracterizaban, seguramente no lo hubiese nombrado canciller del Reichstag. Y la humanidad se hubiese ahorrado el holocausto de la Segunda Guerra Mundial que dejó cerca de 50 millones de muertos.

No obstante, no hubo nadie que se lo advirtiera. Si se lo hubiesen advertido, nada hubiese ocurrido, porque los intereses políticos ciegan a los gobernantes. Para Von Hundenburg el enemigo mayor era el Partido Comunista y los socialdemócratas. Y podían cerrarle el paso con una coalición conservadora con el partido Nazi. Creyeron que podían manejar a Hitler, y sucedió todo lo contrario. Recuerden lo que se dijo en la primera entrega sobre el perfil del antisocial. Son individuos ciento por ciento manipuladores.

El despotismo es estático

Tal como se dijo en nuestra intervención del 2 de febrero de 2021, en una revocatoria el pueblo escruta los resultados de una administración determinada a la manera como lo propone Norberto Bobbio, el jurista y filósofo italiano que teorizó sobre la democracia participativa. Se entiende que estamos en un estado democrático, pues, la democracia es dinámica, cambiante. Bobbio dijo:

«Para un régimen democrático, estar en transformación es el estado natural. La democracia es dinámica, el despotismo es estático y siempre igual a sí mismo».

Bobbio, Norberto. “El Futuro de la Democracia”. 1985

En esa audiencia, William Dau contó con el acompañamiento de Los Mariamulatos (Olga Acosta Amel y compañía), el MOIR (David Múnera y compañía), sectores de Colombia Humana y del Pacto Histórico. El malandro fue respaldado por la derecha y la izquierda y los gremios económicos de la ciudad. Pero también estaban los líderes sindicales de la CUT, y de casi toda la izquierda que se vendió por un plato de lentejas. Ellos instrumentalizaron a los jóvenes que tenían alrededor de la base de operaciones situada en el gastrobar la última cena de Abraham Dau.

Por esta razón, frente al desastre de esta administración, en las próximas elecciones el pueblo de Cartagena debe cobrársela a los que sostuvieron a William Dau Chamat. Ni un solo voto a la izquierda lentejuela ni a Los Mariamulatos que ahora cuentan con el beneplácito de esos mismos gremios económicos. Ellos traicionaron la voluntad de los cartageneros. No merecen seguir en posiciones de gobierno. Deben responder por el desastre de esta administración.

La opereta del malandro y la alcaldía empeñada

La opereta del malandro fue posible porque empeñó la alcaldía distrital. La parceló principalmente con los que pudieron comprar su ascenso al poder. Y también para comprar estabilidad en el cargo. ¿Por qué administró a Cartagena como si fuera un negocio de corbatas? El negocio de su padre que era vender corbatas, lo quebró y se fumó el dinero.

El ascenso del Tractor (que resultó pura carretilla) al gobierno no fue por la vía democrática. La única explicación posible es el fraude. ¿Cuántos millones de dólares le costó para que la Registraduría paralela de Cartagena lo diera como ganador en detrimento de William García? El fraude estaba preparado para otro candidato, pero el único que movía las agujas de las encuestas a su favor era William Dau Chamat. A menos de un mes tenía solo el 11.7% de las encuestas. William García tenía el 31%, tres veces más que el supuesto ganador. La aguja de García (quedó pegada en su holgada ventaja sobre Yolanda Wong, su más inmediata competencia.

Existe un viejo adagio: Lo que no nos cuesta, hagamos fiesta. William Dau empeñó la alcaldía. La parceló. La entregó a los más voraces de derecha o de izquierda. A magistrados, jueces, políticos, empresarios. Procuraduría. Contraloría. Por eso sigue en el cargo. Eso no fue gratuito. Tuvo su costo económico, burocrático y político. William Dau ya está en la historia oscura de Cartagena. Ningún indicador le favorece. La ciudad ha retrocedido en todo. Realmente, se cumplió lo que se advirtió en VoxPopuli Digital cuando William Dau ganó en octubre de 2019: Un buitre se posará en Cartagena. De algo debe estar segura la ciudad, quien venga, lo hará mejor que este impostor.

Próxima entrega

La teoría del fraude la sustentaremos en la próxima entrega. (Recibo información: lucio@voxpopuli.com.co )

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