Las verbenas del barrio, la esencia del carnaval popular, solo queda en la memoria de algunos actores del Carnaval de Barranquilla. Cortesía La casona del Prado.
Las verbenas del barrio, la esencia del carnaval popular, solo queda en la memoria de algunos actores del Carnaval de Barranquilla. Cortesía La casona del Prado.

Las verbenas, famosos bailes barriales del Carnaval de Barranquilla son las otras víctimas del desarraigo cultural.  La última conversación con Peter Barraza«El Negro Ponzoña»— pareció calcada con otra que había sostenido hace veintidós años con otro amigo de ambos, el empresario de espectáculos Osman Torregrosa.

Dialogábamos sobre un fenómeno canceroso que está robando el oxígeno, absorbe el color, desarraiga y despoja de los valores culturales al carnaval de Barranquilla. Y ha llevado a nuestras fiestas a un preocupante estado de postración.

Con «El Negro Ponzoña» hablamos en especial de la erradicación casi total de las verbenas, como epicentro y origen de saberes ancestrales, que dan vida a las expresiones significativas del carnaval de Barranquilla.

Si desaparecen las verbenas…

«Las verbenas representan -en especial- el carnaval visto desde el escenario de los barrios. Claro, porque los disfraces, las danzas, las comparsas salen de los barrios y, encontraban en las verbenas un sitio donde se presentaban ante sus vecinos de manera cercana y gratuita.» Dijo el periodista Pepe Sánchez.

Por su parte, el popular Osman Torregrosa agregó:

«Si desaparecen las verbenas de los barrios de Barranquilla, el carnaval pierde un orden, pierde un objeto, y también desaparece en su esencia cultural. ¿Cuál es nuestra esencia? La creatividad del barranquillero para diseñar y ser actor de nuestros disfraces. La alegría natural y apego por nuestra cultura musical, expresada en danzas, comparsas, grupos de bailarines, siempre alrededor del picó y la presentación a campo abierto de conjuntos musicales ligados a nuestras raíces indígenas y africanas. Pero sobre todo la congregación de los vecinos en sana armonía. Con las verbenas desaparecen en cadena los más importantes actores del Carnaval».

«El Negro Ponzoña» y las verbenas

Cinco días antes del inicio del carnaval 2022 -puntual con la cita no acordada con sus viejos amigos del barrio Cevillar- el «El Negro Ponzoña» parecía derrotado bajo un enorme árbol de mango en una casa vecina de la que nació hace 57 años. Peter se había marchado a buscar un mejor estilo de vida a Estados Unidos dos décadas y media atrás y se esfuerza a fondo para regresar a Barranquilla cada tres o cuatro años a disfrutar su carnaval.

Este año lo vimos colorido, perfumado y dispuesto, pero no podía ocultar su tristeza. Calzaba zapatos de marca, suéter de algodón ancho con grandes estampados en el pecho, jeans, el cabello largo bien atendido. Se dejó caer en un mecedor frente a la casa del viejo Abel Charris y no ocultó su desazón por la ausencia del “ambiente” de carnaval.

«Hey ¿qué pasó con las verbenas en este barrio? Cuando yo era un pelao había cinco, seis verbenas, cada una con su candidata. Presentaban grupos musicales, los mejores picòs, los vecinos se disfrazaban, hacían reuniones hasta el amanecer. ¿Qué está pasando con el carnaval de mi Barranquilla, mi hermano?».

Se preguntó atribulado «El Negro Ponzoña». Osman Torregrosa le respondió a su amigo «El Negro Ponzoña»:

«Te toca ir a una verbena que hizo la empresa carnaval de Barranquilla lejos de tu barrio». Mira Negro. Hace treinta años en Rebolo, conté siete bailes grandes de carnaval, cinco en Las Nieves, cinco en Simón Bolívar, seis en el barrio Montes, por mencionar algunos. Cada año, se inscribían ante la junta del carnaval -en promedio- ciento diez candidatas para el reinado popular. ¡La verbena es otra de las expresiones culturales que desapareció!».

Esa respuesta la dio con tristeza osman Torregrosa, ex Rey Momo del desfile de la 44.

120 verbenas tradicionales

La cultura del picó se mantiene, pero las verbenas están pasando al recuerdo.
La cultura del picó se mantiene, pero las verbenas están pasando al recuerdo.

Laín Domínguez, actor y gestor cultural, investigador del fenómeno verbena en Barranquilla, dice que ha logrado registrar más de 120 bailes con tradición de más de 40 años a lo largo y ancho de La Arenosa. Según su testimonio las que sobreviven se pueden contar con los dedos de las manos, la mayoría de estas, organizadas por vecinos sin permiso de las autoridades.

Al respecto, Laín Domingo señala:

«Les hablo de verbenas de tradición. No de los bailes de cuadra, que se están organizando ahora por la ausencia de las verbenas. Este año Carnaval de Barranquilla autorizo muy pocas. Dicen los organizadores que tuvieron que pagar impuestos por 18 millones de pesos para poder obtener los permisos».

Durante 52 años el baile de carnaval “La Gustadera”, organizado en el barrio Las Nieves por Osman Torregrosa, congregó a vecinos, artistas, actores de carnaval, hasta hace quince años, cuando la secretaría de gobierno de la Alcaldía de Barranquilla, comenzó a negar los permisos de funcionamiento y la mayoría de las verbenas comenzaron a ser historia en nuestras fiestas.

“La Gustadera” -que debe su nombre a una pieza musical de Pedro Laza y no al famoso vallenato del Binomio de Oro- obtuvo doce veces el reinado popular, dos veces el virreinato y cuatro veces el título de Reina de Reinas. Fue una institución en la historia cultural de Barranquilla.

La crisis de las verbenas

La crisis que arrastró —hasta hacer desaparecer las verbenas de nuestras calles— se inició hace cerca de veintiocho años por motivos de inseguridad. Carlos Miranda Orellano, gestor cultural, directivo de la organización Asobailes, que congrega a empresarios de espectáculos, que bregan por mantener a flote esta valiosa expresión de nuestra cultura carnavalera. Dijo:

«El surgimiento de las pandillas juveniles impactó mucho a las verbenas. Hubo muchos casos de enfrentamientos en las sedes de los bailes con personas asesinadas, y la secretaria de Gobierno -lejos de solucionar el problema, como es su compromiso- optó por lo más fácil, negar los permisos, sin atender las consecuencias culturales de esta determinación». 

Las verbenas populares —como parte de los escenarios de integración social que conforman el imaginario popular de los barranquilleros— fueron reconocidos por el congreso de Colombia como Patrimonio Cultural (2001) y luego por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad (2003). Con estos reconocimientos se trazó una directriz nacional que recomienda a las autoridades colombianas proteger las manifestaciones culturales que bullen alrededor de nuestras fiestas. Y eso incluye, en especial, a las verbenas.

Carlos Miranda y los actores que se esfuerzan por mantener vigentes las expresiones autóctonas que hacen ricas nuestras expresiones -desde el escenario de las verbenas- asegura que la UNESCO exigió programas de protección de estas expresiones autóctonas de Barranquilla, que la empresa Carnaval de Barranquilla, no ha cumplido del todo.

-Entonces organización Carnaval de Barranquilla -mientras se realizaban los papeleos para obtener esa importante acreditación- reunieron a los organizadores de verbenas, gestores y actores culturales, los atendieron, los hicieron participes de reuniones, ciclos de conferencias, los fotografiaron y “certificaron que somos sujetos de un programa especial de salvaguarda – y luego – cuando ya fuimos acreditados, la alcaldía privatizo los eventos más importantes del carnaval y nos excluyeron- denunció Miranda.

Recuperación de las verbenas

Una de las valoraciones más importantes sobre la importancia del fenómeno verbenas —dentro de la estructuración del carnaval de Barranquilla— la tiene la antropología, dice Carlos Consuegra Gómez, antropólogo cultural, docente e investigador.

«No se puede sacar a las verbenas de los barrios y tratar de reunir esos valores en otro escenario lejos de sus orígenes. Con la desaparición de las verbenas de los barrios, los barranquilleros inician un proceso de búsqueda de esos escenarios de goce por toda la ciudad. Carnaval de Barranquilla -la organización privada que maneja las fiestas- instala entonces una «mega-verbena» en el barrio Abajo a la que no puede asistir el barranquillero del común por los elevados costos. Allí la organización hace confluir a unas 45 mil personas en un solo escenario y hace parecer una verbena a un baile gigante».

En simultáneo, otros negocios como estaderos y cantinas, montan sus propias verbenas, desdibujando por completo el objeto de esta expresión cultural, asegura Laín Domínguez Ospina actor, gestor cultural.

Los directivos de Asobailes creen que el futuro de las verbenas en Barranquilla no es claro:

Baila la Calle será el cementerio donde sepultarán la cultura carnavalera de Barranquilla. No puede ser que los jóvenes que surgen ahora crean que una verbena en un estadero es -en esencia- la real verbena de los Curramberos. Las verbenas están a punto de desaparecer- indicó Carlos Miranda, con la mirada contra el suelo.

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