Por Gearoid Ó Loingsigh (Periodista y analista.Tomado de El Salmón)
La Comisión de la Verdad acaba de publicar su informe sobre el conflicto colombiano. Como era de esperar, es un informe muy detallado y abarca muchos aspectos del conflicto y, por ende, es imposible hacer una crítica detallada en una sola entrega. Este artículo pretende hacer una crítica al documento titulado Convocatoria a la PAZ GRANDE y en siguientes artículos abordaré algunos puntos con más detalle como las regiones, los empresarios y el narcotráfico.
Por supuesto hay aspectos muy positivos, como las estadísticas compiladas, algunas propuestas que hacen y también los relatos de las víctimas que incluyen. Sin embargo, también hay aspectos muy problemáticos en el terreno ideológico y como presentan el conflicto, los actores, motivos y existe una idea subyacente en el documento que debemos avanzar hacia una nueva sociedad, con cambios, claro, pero una sociedad que sigue siendo la misma en cuánto a la economía. Descarta de entrada cualquier lucha de clases como algo no sólo anacrónica sino como algo no deseable, independiente de los métodos usados.
“¿Dónde está tu hermano?”
El documento está lleno de muchos adjetivos, algunos emotivos, algo que no es una crítica en sí, la emoción tiene lugar en este escenario, pero está imbuido de referencias cristianas y la fe católica como tal. No nos debe sorprender mucho teniendo en cuenta que el jefe es un cura jesuita, Francisco de Roux s.j. Pero por esta misma razón, parte de unas suposiciones que no son compartidas por todos y son muy cuestionables.
Arranca con la afirmación y pregunta “Lo hacemos a partir de la pregunta que ha cuestionado a la humanidad desde los primeros tiempos: ¿dónde está tu hermano?” No sé si es cierto la primera parte, pero la pregunta sobre el hermano presume que sabemos y compartimos el concepto de hermano. En la fe católica todos somos hermanos teóricamente, aunque en la práctica no lo somos. Pero la idea informa un concepto traído de la terapia familiar que el conflicto colombiano es entre hermanos que se aman entre sí o por lo menos pueden llegar a amarse entre sí, como una mujer puede llegar a amar al hombre que la abusa en su relación o el hombre puede dejar de abusarla y amarla como merece. Es un concepto muy cuestionado (con razón) en la terapia familiar pero aplicado en muchos países que pasaron por procesos de paz y comisiones de la verdad. Pero no es cierto, este conflicto no es entre hermanos, sino entre intereses. El conflicto tiene nombre y apellido, y además apellido de abolengo y tiene como víctimas a los demás. Existen relaciones de poder. También existen intereses económicos. Es un insulto decir que los cacaos del país como Luís Carlos Sarmiento y la familia Santos son hermanos de sus empleados, que asociaciones como FEDEGAN representa personas que son hermanos de los campesinos desplazados.
¿La verdad de los empresarios?
Aunque el informe reconoce el papel de algunos empresarios en el conflicto.
…lo que ha sido grave por el dolor y la injusticia sobre las víctimas es la constatación de iniciativas empresariales protagonistas en el conflicto que pagaron a grupos paramilitares con el fin de desplazar y despojar de las tierras y los territorios a las comunidades, e implantar negocios de agroindustria o minería, o que dentro de los emprendimientos estigmatizaron a los trabajadores y son cómplices de asesinatos de centenares de sindicalistas.
CEV (2022) Convocatoria a la PAZ GRANDE p. 39
Semejantes personajes responsables de los asesinatos de centenares de sindicalistas no son hermanos de nadie más que sus accionistas. Los mataron como parte de una estrategia de acumulación de riqueza, la razón más degradante que puede haber.
La postura de la CEV convierte en hermanos al empresario, aunque reconoce que
… no hicimos estudios específicos sobre el conflicto armado y la economía, después de cuatro años de escuchar el drama de la guerra, la Comisión da por sentado que si no se hacen cambios profundos al modelo de desarrollo económico del país, será imposible conseguir la no repetición del conflicto armado que se reiterará y evolucionará de formas impredecibles.
[2] Ibíd., p.56
Evitemos el conflicto
Pero a pesar de no hacer un análisis específico del conflicto y la economía la CEV hace una llamada al empresariado para evitar un resurgimiento del conflicto armado.
Al Estado, la sociedad y, particularmente, al empresariado de los grandes proyectos industriales y financieros, dar prioridad a la garantía de las condiciones de bienestar y vida digna de las personas y las comunidades, sin exclusiones, desde una visión compartida de futuro para superar las desigualdades estructurales que hacen de este país uno de los más inequitativos del mundo en la concentración de los ingresos, la riqueza y la tierra.
[2] Ibíd., p.56
Es parte de su discurso que todos somos hermanos. En vez de hacer una crítica a esa llamada que hacen a una sociedad donde el bienestar de la gente es una prioridad de los empresarios, basta con una sola pregunta ¿Dónde ocurre eso? ¿Cuáles son los países donde eso ocurre? Se suele hacer referencias torpes a Suiza o Suecia, ignorando que no es tan cierto allá y los programas sociales de bienestar en Europa (los que quedan) son producto de las luchas sociales y en gran medida financiados por la super explotación del Sur Global. Es una quimera y parte de la mitología liberal, que se suele vender en elecciones cada cuatro o más años según el país, pero no existe en la realidad en ninguna parte y no puede, legalmente una empresa vela por el bien de sus accionistas y más nadie.
Sin análisis del modelo económico
La falta de un análisis del modelo económico como factor en el conflicto es una gran debilidad, algo que analizaré en otro artículo. Pero en un conflicto por tierras, donde terratenientes y empresarios asesinan a campesinos y sindicalistas, no analizar el contexto del modelo económico es una falta a la verdad.
La CEV sin embargo, comete otra una gran falta a la verdad cuando repiten el viejo refrán de los empresarios y el Estado que el paramilitarismo es reactivo, es decir reacciona ante la presencia de las guerrillas. Parece un mal chiste que a estas alturas en una comisión que supuestamente busca la verdad se repite semejante mentira: una mentira que muchas organizaciones que hoy día alaban a la CEV, desmintieron en su momento, cuando no recibían tantos cheques de USAID y la Unión Europea.
También lo es la puesta en evidencia de empresas que pagaron a los grupos armados grandes cantidades de dinero como costos de transacción indispensables para mantener activos los proyectos. Y la realidad de actores económicos que, desesperados por la guerrilla y ante la inseguridad, contribuyeron a la creación de las Convivir y en otros momentos buscaron a los paramilitares para que trajeran su seguridad de terror. Luego estuvieron los que se aprovecharon de las tierras abandonadas en medio del terror para comprar con testaferros y establecer proyectos. Y otros que con dinero pusieron a miembros de las Fuerzas Militares a su servicio privado.
La CEV
Cuando el sanguinario Carlos Castaño puso como nombre a su organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, lo hizo por una razón, la necesidad de presentar a sus barbaridades como un mal necesario, el de la autodefensa. El también jesuita (Déle clic para nota) Javier Giraldo s.j. ha pasado toda su vida luchando contra semejante mentira. Ha documentado cómo el paramilitarismo existe desde antes de la fundación de las insurgencias y no fue reactiva, sino fue una política de Estado.
El papel del Estado
El problema del enfoque de ignorar al Estado y su papel y decir que somos hermanos es pedir una reconciliación sobre esa base, que somos hermanos. De Roux en su presentación preguntó varias veces “como hicimos” y pide la reconciliación. Pero no existe ese nosotros. Como señala Javier Giraldo.
Un esfuerzo similar se impone para traducir el valor de la reconciliación cristiana al ámbito de las relaciones jurídico políticas. Allí no podría soslayarse un esclarecimiento público de la culpabilidad, ni la condena explícita de los mecanismos, estructuras y doctrinas que posibilitaron los crímenes, ni medidas correctivas que cierren el camino a la reiteración de los mismos, ni la reparación a las víctimas y a la sociedad. La naturaleza misma de una comunidad política hace que, si no existe una sanción social explícita y profunda que repercuta en la memoria social, los crímenes no son deslegitimados. De lo contrario, el valor cristiano del perdón puede alcanzar su máxima perversión: pasar de ser un acto creador de fraternidad a ser un acto encubridor de la institucionalización del crimen (negrilla no es del original) y destructor de las barreras protectoras de la dignidad humana.
Javier Giraldo.
La CEV señala el caso de Alemania, luego de la Segunda Guerra Mundial, como un ejemplo a seguir. Suele indicar la pobreza de los argumentos cuando alguien se refiere a los nazis para hablar mal de otro, como decir tal dirigente de un país es el nuevo Hitler. Pero también indica cierta pobreza cuando se refiere al tema para hablar de la reconciliación y demás en la Alemania posguerra. Sin embargo, la CEV lo hizo.
¿Reconciliación como la Alemania posnazi?
Los amigos alemanes que nos acompañan en el proceso de la Comisión nos han enseñado que su pueblo recuperó la dignidad y el orgullo cuando, incluso décadas después del genocidio judío y de los crímenes de guerra cometidos, asumió como propio el sufrimiento de las víctimas, hizo suya la herida como cuerpo de nación y reconoció la responsabilidad colectiva.
CEV (2022) Op. Cit. P.45
No es cierto lo que dicen. Primero de todo la Alemania posnazi no era un país desnazificado. Varios personajes de esa época ocuparon puestos de alta responsabilidad, entre ellos Kurt Waldheim, un oficial del Ejército nazi fue Secretario General de las Naciones Unidas y presidente de Austria y criminal de guerra Adolf Heusinger fue el presidente del comité militar de la OTAN,[7] y Johannes Steinhoff se encargó de la fuerza área de Alemania luego de la guerra. Kurt Georg Kiesinger, fue militante del partido nazi, trabaja de la mano del propagandista nazi Goebbels y luego entre 1966 y 1969 ejerció como presidente de Alemania (canciller). (Ayuso M.).
Otro nazi Wernher von Braun diseñaba las bombas y cohetes de los nazis recibió muy buen sueldo de los EE.UU. para poner un gringo sobre la Luna. Ninguno confesó o aceptó su responsabilidad. Y no olvidemos ese joven militante de las Juventudes Hitlerianas, un tal Joseph Ratzinger quien llegó a ser el jefe de la iglesia católica. Claro este último, siendo un joven, tenía menor responsabilidad que los otros.
La legislación anti-gay de los nazis se aplicaba hasta 1969 y entre 1946 y 1969 bajo es ley, 50.000 personas fueron juzgadas y mientras los nazis tenían altos puestos a los comunistas se les prohibía trabajar en la administración pública y perseguían a ellos y otros disidentes como los pacifistas. Incluso, bajo la “cláusula comunista” las víctimas de los nazis que eran comunistas no recibían indemnizaciones. Escogieron muy mal ejemplo, o quizás De Roux es consciente del ejemplo que escogió.
Culpa colectiva
Sin embargo, de lo que se trata es de mezclar un mito con otro. Sorprende que no citaron a Sudáfrica, quizás porque es más fácil ver la realidad de su comisión de verdad y es una comparación más acertada que Alemania luego de la guerra.
Pero lo que quieren decir es que si los alemanes pudieron aceptar su culpa colectiva ¿por qué no lo puede hacer Colombia? Pero no existen tales culpas colectivas, o por lo menos no como De Roux y compañía pretenden. Muchos alemanes perdieron su vida en la lucha contra los nazis, se calcula que los nazis asesinaron a 288.000 opositores incluso antes de la llegada de Hitler al poder. No fueron todos, y dentro de los muchos que sí lo hicieron suenan nombres que hoy día encontramos en nuestras casas, Siemens y Krupps ambas empresas que utilizaron esclavos en sus fábricas y tenía relaciones muy estrechas con el partido nazi por nombrar apenas dos empresas o Hugo Boss, el militante nazi quien se enriqueció fabricando los uniformes del partido nazi, luego del wehermacht y por supuesto del SS (por eso lucían tan bien). Y claro Bayer, la empresa que fabricaba el gas Zkylon- B que usaron, todavía existe y sigue igual de rica. Luego de la guerra 13 directores de esta última empresa fueron condenados por crímenes de guerra pero fueron puestos en libertad sin cumplir la totalidad de sus condenas y retomaron sus puestos en la empresa.
Los verdugos siguieron en el poder con un cuento de culpa colectiva. Los nazis fueron un proyecto político de un sector de la burguesía alemana para detener el ascenso de los comunistas, cualquier parecido con ganaderos proclamando Puerto Boyacá como capital anti-comunista es mera coincidencia, me imagino.
La referencia a Alemania como ejemplo de la reconciliación es un cuento barato. Si Colombia sigue el mismo camino los apellidos Mancuso, Uribe, Santo Domingo, Samper, Santos y demás serán los apellidos dominantes en el futuro, con su poder económico y social intacto.
Falsos Positivos
La CEV también aborda el tema de los mal llamados Falsos Positivos y dicen algo muy cierto sobre el tema que “Si hubieran sido diez, sería gravísimo. Si hubieran sido cien, sería para exigir el cambio de un ejército. Fueron miles y es una monstruosidad.” Pero casi a renglón seguido dicen que:
No había una ley u ordenamiento escrito que lo mandara, pero el sentir de los soldados que disparaban era estar haciendo lo que la institución quería, por los incentivos y presiones que demandaban resultados inmediatos de cadáveres, la publicidad que se daba a «los dados de baja» y la protección a los perpetradores.[10]
La CEV, p.39
Sí, es cierto que no había una ley ni orden escrito que mandara hacer eso. Pero no podemos esperar que los criminales dejan pruebas fáciles para nosotros. No había ley, pero sí había incentivos como ellos señalan. Existían unas directivas y un sistema de bonificaciones que estimulaban el asesinato de civiles. ¿Quién autorizaba esos pagos? El entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos. ¿Qué dice el documento frente a Santos?
El expresidente Santos –quien fuera el ministro de Defensa desde finales de 2006 hasta finales de 2008– vino a la Comisión a contribuir a la verdad con su testimonio, como expresidente y servidor público, y centró su intervención en un análisis riguroso de los falsos positivos, para concluir pidiendo perdón a todas las familias y a Colombia, e invitó a las Fuerzas Militares a pedir perdón a la comunidad nacional e internacional.
CEV (2022) Convocatoria a la PAZ GRANDE
No es cierto, su análisis no fue muy riguroso y terminó pidiendo perdón, como dice la CEV, pero a la vez dijo que él no fue. Retomó la excusa de Samper frente al narcotráfico y dijo que todo fue a sus espaldas y mintió varias veces en su declaración ante la CEV. (O. Loingsigh).
¿La verdad del conflicto?
Sin duda alguna el informe de la CEV aportará al conocimiento del conflicto con sus datos entrevistas y en algunas partes el análisis. Pero el informe final en su conjunto no será la verdad del conflicto. La CEV afirma que “no compartimos aquella posición según la cual hay muchas verdades que valen igual sobre un mismo asunto.”(CEV (2022) Op. Cit. P.42).
Sí no todas las “verdades” son iguales, toca analizarlas, discutirlas, contrastarlas con los hechos y hasta mirar quien las enuncia para ver cuál perspectiva se acerca más a la verdad, pero en este caso no es la “verdad” de la CEV que es la verdad. Yo tampoco comparto esa idea que cualquier verdad vale igual, por poderosos y bien recibidos sean los redactores de esa verdad.