Los Héroes de la justicia frente al eje del mal. (Melissa Villarreal).

En esta contienda de héroes y villanos, algunas veces los villanos son héroes y los héroes se convierten en villanos. Pero en esta ocasión la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) es señalada por los juristas del país como una verdadera legión de héroes. Se atrevieron a adoptar una medida de aseguramiento contra el capo de «Los intocables», el sector más criminal de las élites dominantes de Colombia.

La sala está constituida por honorables magistrados que no tienen ninguna mácula, y, por tanto, merece el respeto y admiración de la gente honesta de este país que lucha por la justicia, la verdad y la paz. Confirmaron que su decisión es jurídica y no política, manifiestan los juristas consultados.

La justicia de los héroes

En una sociedad donde prevalece la corrupción, el crimen y la subcultura del «todo vale», la justicia es la principal víctima.  Tomar una decisión contra el expresidente Uribe era complicado. No tanto por la falta de pruebas sino por la abundancia de las mismas. Pero aún más complicado era la reacción de un sector de la sociedad que justifica todos los errores de sus líderes, incluso, sus crímenes de lesa humanidad. Este es el caso del fenómeno de Uribe.

Álvaro Uribe Vélez, despierta más odios que amores. Un personaje con un prontuario de 38 años sin que ninguna autoridad se haya atrevido de investigar. Nadie lo investigó cuando fue  director de la Aerocivil durante el gobierno de Julio César Turbay Ayala. Pero existen evidencias de su papel en la prosperidad de la economía del narcotráfico del Cartel de Medellín.

Tampoco ninguna autoridad investigó el asesinato de su padre Alberto Uribe. Pero Álvaro Uribe creó una historia de que fue las FARC la organización que asesinó a su progenitor. No existe evidencia alguna de que sea cierto. Probablemente su asesinato obedeció a «vendetta» entre mafia del narcotráfico. Las Farc nunca reivindicó ese hecho. Por el contrario lo ha negado. No hay ninguna prueba jurídica que ello sea así. Pero la historia se hizo oficial e hizo posible que apareciera el presidente vengador y el que iba a pacificar el país. Pero fracasó en extirparle la cabeza a la culebra.

Decisión trascendental

Los héroes merecen respeto. La sociedad, sin ningún distingo político, debe respaldar a una justicia que desafía el poder de los delincuentes para perseguir sus conductas criminales, aseguran los juristas consultados.

Los ocho años de gobierno de Uribe fueron de guerra. Si bien las Farc quedaron disminuidas, seguían manteniendo el dominio en su antigua retaguardia. Su teatro de operación se redujo territorialmente en forma táctica. Sus estructuras estaban completas. En este período Álvaro Uribe obtuvo un poder personal ilimitado en el aspecto económico, político y militar. Mantuvo chuzados a todos sus enemigos, incluso, a las mismas altas cortes. Usó el mismo método intimidador del presidente peruano Alfonso Fujimori. Éste fue condenado por sus crímenes de lesa humanidad, menos graves que los de Uribe.

Por eso, la medida de aseguramiento de la CSJ es tan trascendental como la asumida por la Corte Constitucional en 2006. En esa ocasión, con ponencia de Humberto Sierra Porto, el alto tribunal le puso un tatequieto a un tercer periodo del presidente Uribe. La ponencia fue negativa para reformar el artículo que permitía una segunda reelección. La Corte Constitucional lo consideró inexequible.

Los héroes de hoy

Tomar una decisión como la medida de aseguramiento contra el todopoderoso expresidente Álvaro Uribe no pudo ser fácil. Se necesitaba, además de razones jurídicas, valor. Mucha valentía. Y los cinco magistrados lo hicieron por unanimidad y en forma pacífica. Fue una decisión netamente jurídica sin ninguna pizca partidista, incluso, política.

La Sala de Instrucción fue conformada en septiembre de 2018, cuando la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema tomó la decisión de abrir investigación formal contra el expresidente por presunta manipulación de testigos y fraude procesal. La investigación fue liderada por el magistrado José Luis Barceló. Tuvo el acompañamiento de otros magistrados de la Sala Penal, Luis Hernández y Fernando Castro.

César Rueda fue el magistrado que atendió en octubre de 2019 la primera comparecencia de Álvaro Uribe ante la justicia. El procesado comenzó una campaña para desprestigiar a sus denunciantes y hacer incurrir en error a la justicia. Hizo que sus abogados (Diego Cadena) recopilaran supuestas pruebas contra Iván Cepeda, senador del Polo Democrático. Reunieron varios testimonios. Posteriormente la misma Corte Suprema verificó que esas pruebas eran falsas. Fue entonces cuando en 2018 le abrió una investigación contra el capo.

¿Quiénes son los héroes?

Los héroes son César Reyes, Marcos Rueda, Javier Farfán, Misael Rodríguez y Héctor Alarcón, integrantes de la Sala de Instrucción. Vendrán truenos y centellas contra ellos. Los sectores más peligrosos de la clase política dominante de Colombia están representados por el capo asegurado. Recordemos que Uribe refleja la élite emergente que nació de los procesos de descomposición económica y moral del país, como el narcotráfico y el paramilitarismo.

Se dijo en la pasada elección de presidente del senado que había la oportunidad de sanear moralmente la corporación con la elección de presidente diferente a los círculos de poder dominantes. Pero las mayorías prefirieron elegir a Arturo Char, miembro de las nuevas élites emergentes.  Eso se dijo porque se apeló a la conciencia de un sector de los partidos tradicionales. Pero esta dirigencia no tiene conciencia de un verdadero cambio. La Corte Suprema de Justicia sí.

En el caso de la CSJ existe un compromiso con su ética y la moral de una sociedad decadente. Y no podrán fallarle a este sector de la sociedad menos contagiado que quiere justicia, verdad y paz. Por eso, a los magistrados que por unanimidad decidieron asegurar al jefe del Centro Democrático, son considerados héroes. Es el comienzo del final del club de «Los Intocables». Cae Uribe y caerán los representantes de esas élites emergentes que, con base en el crimen y el exterminio, se apoderaron del país.

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