El prestar servicio como mototaxista, es una modalidad por la que han optado un considerable números de jóvenes cartageneros, quienes al no encontrar un empleo que cubra sus expectativas, deciden probar suerte en ese oficio y con ello suplir sus necesidades básicas.

Es sorprendente hallar muchachos con profesiones universitarias, conduciendo esos vehículos para poder sobrevivir el día a día, en una ciudad, donde las oportunidades laborales cada vez están cuestan arriba. Algunos, aseguran que esa actividad comercial tiene sus ventajas y desventajas, ya que las carreras de moto taxis, oscilan entre los 2 mil y ocho mil pesos según la distancia.

Por otro lado, se suma la cantidad de vehículos de dos ruedas desplazándose por toda la ciudad sin control alguno, el hacinamiento de motos en ciertos puntos especifico ha generado un caos, ya que dificultan el trafico, obstaculizando todo tipo de desplazamiento y produciendo malestar en inconformidad entre los habitantes.

En las entradas de centros comerciales, bancos, droguerías, distribuidoras de alimentos, entre otros, es normal ver a esas personas compitiendo por prestar el servicio, ya en ciertas ocasiones se han detectado focos de violencia entre ellos, por atrapar al cliente.

¿Mototaxistas solución o problema?

Es totalmente cierto, que los mototaxistas se han adueñados literalmente de las aceras en perjuicio de muchos, ellos no pagan impuestos por ocupar espacios públicos, deterioran los mismos y no cumplen con ninguna normativa de transito.

La idea no es quitarle el pan a ningún trabajador informal, el propósito es buscar mecanismos que les permita organizarse para buscar la formalidad en la labor que desempeñan.

Hasta cierta punto es contradictorio lo que acontece con este tipo de actividad, por ejemplo: en un “viernes sin moto”, correspondientes a los segundo y últimos viernes de cada mes, se puede observar la angustia en quienes utilizan ese transporte para ir sus distintos destinos,

En mi caso, un viernes sin moto es fatal, siento que voy a llegar tarde a mi trabajo, y por tal motivo, tengo que levantarme más temprano, para estar a la hora exacta a desempeñar mis funciones. Porque agarrar busetas, ¡ay! es como a hacer turismo por toda Cartagena, dígame esas de Campestre que dan más vueltas que un perro para echarse. jejeje”. lo dijo Xiomara Castro, una fiel usuaria.

Por otro lado, también es notorio como el ritmo comercial es afectado, cuando no es permitido la circulación de motos, dueños de almacenes manifiestan una baja en las ventas, en esos días prohibidos, ante la medida implementada por el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (Datt). Mediante el decreto 1035 de 5 de septiembre de 2018, el cual tiene vigencia hasta el 31 de diciembre de 2019 y fue firmado por la ex alcaldesa Yolanda Wong.

¿Qué a hacer ante esa situación?

Pero existe otra razón para que los motoxistas sean visto como una amenaza para los ciudadanos de a pie, “los constantes atracos”, son muchas las quejas de quienes han sido victimas de violencia física y verbal, a cualquier hora, de parte de sujetos conduciendo estas máquinas.

Es hora que las autoridades sean más estrictos con respecto a este tema, ya se hace insoportable la ola de temor que se ha propagado en todas las barriadas, por la existencia ese flagelo.

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