Por Gloria Gaitán

Este escrito de la hija de Jorge Gaitán, Gloria, expone sus criterior sobre el memoricidio.

El conflicto armado, que hasta hoy padecemos los colombianos, se generó a partir de 1944, a instancias de los Estados Unidos, teniendo como agente no encubierto a Alberto Lleras Camargo.

Durante estos próximos 26 días, mientras llega la fecha del 9 de abril, estaré enviando a Las2orillas (confiada en que me los publicarán), sucesivos artículos como antesala a la demanda que la agrupación Exploración JEGA hará, el próximo 9 de abril, para que sea anulado el fallo del “caso Gaitán”, por su índole prevaricadora, tanto en el manejo de las investigaciones como en las tortuosas herramientas que llevaron a declarar a Roa Sierra como único autor del crimen, lo cual es falso, porque hubo autores intelectuales: la CIA, en connivencia con elementos del gobierno de Unión Nacional que presidía el genocida Mariano Ospina Pérez.

El pueblo colombiano quiere saber la verdad, quiere que se haga justicia y reparación. Rechaza la ideología MEMORICIDA que el Centro Democrático quiere imprimirle a la historia. Por eso hoy lanzo al mar, en esta nota, una botella virtual para que, ojalá, llegue a manos de Gustavo Petro, que tiene una formación histórica tan mala y tergiversada como la de Iván Duque.

Afirmó Petro, en su campaña presidencial, que Alfonso López Pumarejo había sido el mentor de Jorge Eliécer Gaitán. ¡Oh herejía! Eso es como decir que debemos darle gracias a los Estados Unidos por haber sido artífices de nuestra Independencia. Uno y otro, o son víctimas de MEMORICIDIO, o tienen intereses ocultos para afirmar tales barbaridades.

Me basta citar un reportaje que le hiciera Samaria Márquez Jaramillo, en la Crónica del Quindío, a Felipe Lleras Camargo, hermano de Alberto Lleras Camargo, que se puede leer aquí para comprobar que Petro está pifiado. Cero en historia.

Dice la reportera: “… conocí que Alberto, su hermano, y él, Felipe, por allá por los años 30, separaron sus caminos políticos, aunque siguieron en el partido Liberal. Alberto se unió a Alfonso López Pumarejo y Felipe se adhirió a las huestes de Jorge Eliécer Gaitán”.

Ser lopista significaba ser antigaitanista y viceversa. Eran la antípoda, ideológica, moral y éticamente. Por eso, como en aquella época se acostumbraba a que la gente contrataba los servicios de profesionales que tuvieran igual ideología y a los padrinos se les nombraba siempre y cuando fueran de la misma corriente política, pues Gaitán, muy hábilmente, nombró de padrino de matrimonio a Eduardo Santos, en momentos en que le acababan de ofrecer la Alcaldía de Bogotá bajo la presidencia de Alfonso López Pumarejo, cuando los alcaldes eran nombrados por los gobernadores y éstos por el presidente de la República. Así, Gaitán demostraba públicamente, con ese gesto, que era de la corriente que se oponía a la de López Pumarejo.

Este significativo gesto lo hizo Gaitán en momentos en que Colombia era pueblerina y el nombramiento de un padrino era conocido ampliamente por la opinión pública, porque indicaba una serie de hechos sociales y políticos.

Lo cierto es que Eduardo Santos no asistió al matrimonio, ni envió regalo de bodas. Solo fue una declaración de antilopismo que reforzaba la afirmación de Gaitán de que la supuesta “Revolución en Marcha” de López era una “revolución de papel y cartulina”. ¡Y pensar que todavía, debido al MEMORICIDIO, la izquierda califica a López Pumarejo de progresista, Cuando solo era la aplicación del principio lopista del “Gato Pardo”: que todo cambie para que todo siga igual!

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