Escribo esta nota para un grupo reducido de amigos, pero no puedo menos que dolerme por el discurso de mala fe que pronunció Petro ayer en la Plaza de Armas del Palacio de Nariño con ocasión del 1º de mayo.
Autor: Gloria Gaitán
Ahora oigo del vocero del gobierno, Alfonso Prada, que el imprudente decreto emitido por el gobierno ha quedado suspendido (sic). Es decir, que el gobierno no piensa emitir uno nuevo, sino reiterarlo válidamente, una vez se haya discutido y acordado con ustedes el cese al fuego.
Vivir muchos años – como es mi caso – tiene grandes ventajas. Pero también es fuente de dolor, porque contamos con muchas vivencias, y esa experiencia nos permite ver, con toda claridad, cómo la historia del engaño se repite una y otra vez.
«La culpabilidad y la impunidad». Es el último artículo de una de las más valiosas sobrevivientes de la generación del período que antecedió al asesinato de Jorge Eliécer Gaitán (1948). Se trata de Gloria Gaitán, su hija. Ella apela a su memoria y a sus recuerdos para decirnos que las FARC tuvo suficientes razones para asesinar a Álvaro Gómez Hurtado, el hijo del «monstruo» Laureano Gómez.
Un elemento crucial para la reestructuración urgente de la Policía en Colombia es la modificación radical de los métodos de…
La ignorancia es atrevida. Claudia López, alcaldesa de Bogotá presentó un Plan Marshal como reforma tributaria en el Distrito
¿Puedes ver las carabelas? En el diario que escribió Magallanes, donde relata su llegada a nuestro continente, cuenta – ante la incredulidad general del momento – que los indígenas no pudieron ver las carabelas en las que él llegó junto con sus hombres al nuevo continente. Fenómeno que hoy en día ha explicado plenamente la ciencia: solo vemos lo que ya conocemos. Así lo han comprobado los neurocientíficos, los psicólogos y los físicos.
El conflicto armado, que hasta hoy padecemos los colombianos, se generó a partir de 1944, a instancias de los Estados Unidos, teniendo como agente no encubierto a Alberto Lleras Camargo.
No podremos saber, a ciencia cierta, si la obsesión por la guerra de nuestro “Iván criollo” surge de motu propio o si ha sido inducido a priorizar la guerra a instancias de su mentor.
No tengo nada contra la masonería colombiana que cuenta con gente valiosa y algunos amigos entrañables. Pero, me parece lamentable…