Sin censura
¡Jamás me silenciarán! Señor juez, tengo 27 preguntas.

Me pongo a su disposición, juez Luis Germán Herrera Vanegas. Lo que un ciudadano espera es que las autoridades no sean instrumentalizadas. Sepa una cosa: usted podrá arrestarme, pero jamás arrestarán mi libertad. Soy un hombre creyente, demócrata, respetuoso de la Constitución y la Ley, libre pensador. Usted no tiene una sola prueba de injuria ni de calumnia. Por el contrario, le tengo 27 preguntas que usted debe responder por esa sentencia que, sin duda, es una vía de hecho.

¿Qué delito cometí para recibir una de las peores sanciones que un juez constitucional le impone a un periodista profesional? ¿Es un delito decirle la verdad a un par de individuos que desdibujan la sagrada investidura de pastores cristianos para enriquecerse con la fe? ¿En qué sitio de la Constitución y la Ley está escriturado que la opinión de un periodista es un delito?

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27 preguntas

Señor juez Herrera, tengo 27 preguntas para usted. Esto no es personal. ¡Puede arrestarme! Pero ¡jamás arrestarán mi libertad! Usted no señaló una sola frase injuriosa ni calumniosa en su sentencia. En cambio, le formulo 27 preguntas que cuestionan su decisión judicial. ¿Cuál es la frase o la información injuriosa o calumniosa que publiqué contra los Arrázola por la cual usted me sanciona con severidad en una tutela que tiene 8 vicios procesales? ¿Por qué me aplica 10 días de arresto siendo que los mismos demandantes pidieron una semana?

¿Sabía, señor Juez, que su fallo es una vía de hecho, incongruente entre los considerandos y el resuelve? ¿Es su sentencia una censura de facto contra el periodismo libre? ¿Sabía Usted que la orden de su Tutela censura, no tiene unidad, es general, abstracta, confusa, impracticable, ambivalente y maquiavélica? ¿Qué tipo de justicia está aplicando? ¿La justicia “divina” inspirada en los Arrázola o la justicia traqueta que va por la vía de hecho sin importarle la inocencia de las personas?

¿Sabía, su señoría, que el periodismo es la principal institución de una democracia? ¿Puede haber democracia sin libertad de prensa y libertad de expresión del periodista? ¿Puede existir periodismo libre en un país donde los jueces sancionan a los que dicen la verdad y absuelven a los que asesinan, amenazan de muerte y delinquen? ¿Sabía Usted que los Arrázola me amenazaron de muerte el 10 de marzo de 2017 y una Fiscalía paquidermica archivó el proceso?

Jamás arrestarán mi libertad
Jamás arrestarán mi libertad. ¡Soy libre!

«Vacas sagradas»

¿Su señoría, sin ánimo de irrespetarlo, es su sentencia un monumento a la censura redomada de justicia? ¿Prohibir todos los artículos que publiqué de los susodichos pastores Arrázola es convertirlos legalmente en “vacas sagradas”, intocables o en divinidades? ¿Es una herejía metérsele al rancho a una iglesia cristiana evangélica, como Ríos de Vida,  que se aprovecha de la fe a Dios para convertirla en una vulgar mercancía?

¿El arresto de este periodista es el precio que debe pagar por tener el valor de publicar una investigación periodística objetiva y apegada al rigor del periodismo anticorrupción? ¿Su justicia está instrumentalizada por la dictadura de pensamientos teocráticos que imperaron en el medioevo y persiguieron a los justos y divulgadores científicos? En términos teológicos, ¿puede Dios justificar la persecución contra un cristiano libre como yo? ¿Puede la justicia ser instrumento de la perfidia de unos pastores que andan por malos pasos pisoteando la sana doctrina y persiguiendo a Lucio Torres, cuál si fueran Saúl de Tarso contra el apóstol Esteban, asesinado por pregonar la verdad liberadora del evangelio?

Su excelentísima señoría: ¿Sabía que estás sancionando a un inocente como cuando el juez Orlando Jaiquel me condenó a 14 meses de cárcel por decir la verdad de la parapolitica, pero el Tribunal Superior de Cartagena me absolvió en una de sus mejores sentencias?

Condena y absolución

¿Qué siente un juez cuando condena a un inocente y absuelve a un genocida? ¿Se acuerda de la absolución del sanguinario exjefe paramilitar Luis Francisco Robles Mendoza, uno de los autores materiales de la masacre del Salado que usted dejó libre? ¿Remordimiento? ¿Cargo de conciencia? ¿Pudor? ¿Qué sanción recibió? ¿Le pidió perdón a los familiares de los masacrados? ¿Sabía usted que una justicia torcida hizo posible la impunidad del 95% de las masacres? ¿Qué alcance tuvo la revocatoria de su decisión hecha por el Tribunal Superior de Bogotá?

Repetiré una vez más: podrán arrestarme, pero jamás arrestarán mi libertad. Estas son preguntas urgentes. Preguntas para responder. La ciudadanía quiere conocer de la actuación de sus representantes. Un juez no solo habla con sus sentencias. También su posición ante la vida y ante sus semejantes, porque un juez es objeto del escrutinio ciudadano.

No quiero seguir haciéndole interrogantes. Son 27 preguntas, pero podrían ser 100. No sé si recibiré respuestas. Usted está en el deber moral de aclarar ese caso, entre otros. No son preguntas irrespetuosas. Ni tampoco pretendo presionarlo, porque usted ya actúo y es caso cerrado. Entiendo que pueden ser interrogantes irreverentes como los artículos publicados sobre los Arrázola. El respeto de un juez, un pastor o un sacerdote no lo da la investidura. Los actos hablan de los pastores y de los jueces. Yo cumplo con mi deber de periodista anticorrupción. Si me le metí al rancho de los pastores fue porque había evidencia de que estaban actuando torcidos. Usted está en su autonomía y yo en la mía. Pero ninguno de los dos podemos ser arbitrarios.

Excelentísimo juez, estoy a su disposición. Solo le pido que me responda las 27 preguntas que escrutan su viciosa sentencia de tutela que se convirtió en la peor censura de la histpria colombiana. Ni siquiera en las dictaduras se dió una orden como la que usted expidió. Me arrestarán, pero no arrestarán mi libertad. Y, por favor, respóndame las 27 preguntas.

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