«El preso número 9 ya lo van a confesar
Está encerrado en la celda con el cura del penal
Y antes del amanecer la vida le han de quitar».
El preso #1087985, el memoricidio y el azar están íntimamente ligados. Estas tres variables explicaría un cambio de tendencia e inicio del fin de una era política violenta. Pero, como si fuera en un mundo mancondiano, el preso #1087985 presentó la oportunidad para que algunos «caza—fortunas» de juegos de azar se enriquecieran de la noche a la mañana. Mas también, es el momento de emprender un viaje por la recuperación de la memoria, la verdad y la transformación de nuestra sociedad.
Cerca de 500 de esos «caza—fortunas» alcanzaron a jugar y ganar con la reseña del preso #1087985. Pero el mismo miércoles por la noche que jugó esta lotería, las compañías del Chance decidieron cerrar ese número. De manera que se estrellaron contra la pared cuando madrugaron el jueves a jugar con el preso #1087985. Le pusieron un dique para impedir que jugaran ese número de la fortuna. O del infortunio, como para el otrora todopoderoso presidente.
Vetan al preso #1087985
Muchos empedernidos jugadores de Cartagena y del país llegaron muy esperanzados en apostarle al preso #1087985 en sus juegos de chance y loterías. El número que recibió el expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, cuando fue reseñado por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). Pero un afortunado ciudadano de Bucaramanga se ganó $3.600 millones con ese número de la Lotería del Valle.
Para probar lo anterior, fui ayer por la mañana a un puesto de chance de la empresa Ganaya. La señorita que atiende el punto me dijo:
«Señor, ese número esta cerrado. No se puede jugar. La empresa lo bloqueó»,
Pero no solamente las agencias del departamento de Bolívar, también lo han hecho a nivel nacional otras loterías y compañías de chance. El hecho de que saliera el número 1087 —que son las primeras cuatro cifras del preso #1087985— puso en alerta a esas entidades de vetar dicho número.
El preso #1087985 y el memoricidio
Esta es la primera vez que un expresidente se cae ante la justicia penal. No hay antecedentes en la historia contemporánea colombiana. El hecho anterior que vale la pena reseñar es el caso del presidente Gustavo Rojas Pinilla. El general fue procesado por el Congreso de la República entre agosto de 1958 y abril de 1959. El juicio fue de carácter político y no jurídico.
Para el sociólogo Álvaro Valencia Gutiérrez, no solo fue una manera de legitimar el pacto político del Frente Nacional. Fue «también un espacio privilegiado de confrontación y de discusión de las responsabilidades por lo sucedido y un escenario de elaboración y recreación de la memoria colectiva de aquella época». ¿Qué sucedió? La violencia oligárquica donde perecieron cerca de 300 mil campesinos, trabajadores y líderes sociales y políticos, la enterraron. No hubo verdad.
Es decir que con el juicio político contra Rojas Pinillas, las oligarquías liberales y conservadoras estaban buscando producir el memoricidio, a la manera como lo concibe la hija del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, Gloría Gaitán.
Citando a Ricoeur, Valencia Gutiérrez, dice:
«(Colombia) debe elaborar un ‘duelo colectivo’ que permita reinterpretar en un nuevo contexto lo sucedido: asignar responsabilidades, reparar a las víctimas, construir representaciones colectivas, darle un mínimo de sentido a los acontecimientos» (Ricoeur, P. (2000). La mémoire, l´histoire, l’oublie. Paris: Editions du Seuil).
En palabras nuestras, el juicio político contra Rojas Pinilla fue para legitimar el genocidio gestado por las oligarquías contra sectores populares durante la Violencia. En tanto, el juicio contra el expresidente Uribe Vélez es, por el contrario, para deslegitimar el genocidio contra el movimiento popular, la izquierda política y los que se opusieron a la penetración del narcotráfico y el paramilitarismo.
El preso #1087985 y la suerte
¿Puede el preso #1087985 enriquecer a anhelantes personas que sueñan con ser ricos de la noche a la mañana? Puede suceder. La empresa Inverapuestas (que fuera comercializadora de chance de Bolívar) sufrió un duro revés cuando en 1999 decenas de personas apuntaron el número 346.
Ese número, supuestamente, le había salido a un vendedor del mercado de Bazurto cuando escamada un pescado. El caso había sucedido en marzo de ese año y se hizo leyenda en los próximos meses. En junio reventó el primer ganador con ese número. De aquí en adelante decenas de ganadores se presentaron en la oficinas de Inverapuestas reclamando sus premios.
¿Cuál es la causa? ¿La fe? ¿El vicio? A ciencia cierta no se sabe. Pero puede plantearse la ley de la probabilidad. De alguna manera el infortunio de un personaje poderoso sirve de alivio para muchos pobres esperanzados en enriquecerse. Es una especie de socialización de la riqueza.
El jueves 13 de agosto amanecieron cerca de 500 afortunados que lograron ganar más de $4.5 mil millones, entre el premio mayor de la Lotería del Valle y los premios del chance que jugaron el mismo miércoles 12 de agosto. Mientras tanto, el preso #1087985 comenzaba su propio suplicio como consecuencia de su conducta. Su juicio será un gran ejercicio para la memoria colectiva, la verdad y la transformación que necesita Colombia con urgencia.
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