«La Cruz de Cynthia y del alcalde malandro» podría ser el disfraz central de las Fiestas de la Independencia. Pero ahora es la comidilla de moda que afecta la moralidad de la iglesia católica. Al mismo tiempo, está demostrado que el contrato de Cynthia es un monumento a la corrupción. Se trata de un contrato con interés indebido.
Así lo dicen las pruebas documentales arrimadas en los procesos fiscales, disciplinarios y penales que se le sigue a los autores de esta irregularidad. ¿La prueba irrefutable? Las confesiones del alcalde William Dau Chamat.
La historia del contrato de prestación de servicio (OPS) suscrito por Cynthia Pérez Amador no es el único caso del «alcalde malandro». Tiene sospechosas coincidencias con decenas de OPS que llegan a más $7 millones mensuales realizadas en el despacho, en el EPA, IPCC, IDER, entre otras dependencias. Constituyen la élite malandra de esta administración.
Por ejemplo, la OPS de Orlando Ortiz Llanos en el EPA, marido de la Procuradora Agraria y Ambiental de Bolívar, Mayelis Chamorro, tiene coincidencias con la de Cynthia. Recibía mensualmente $7.200.000. Publicamos dos artículos sobre sus irregularidades. Javier Mouthon no tuvo alternativa que liquidar el contrato. Así lo analizamos en la tercera entrega de la serie Patente de Corso: (Lea) EPA liquida contrato del marido de la Procuradora (III).
Cynthia no es la única
Como no tengo ningún ánimo de perseguir a nadie, no presenté la denuncia ante la Contraloría, Procuraduría y Fiscalía contra Mouthon o el mismo Ortiz Llanos. Mi profesión es periodista y docente de derechos humanos. No veedor. Las autoridades deben considerar que cada publicación nuestra lleva implícita una denuncia contra la corrupción.
Lo curioso es que la procuradora Chamorro me tuteló por la denuncia periodística que hice. El juez de primera instancia no le amparó el derecho fundamental al buen nombre. Pero el sospechosamente el Tribunal Administrativo de Bolívar ahora tumbó la decisión del juez de primera instancia. No me cabe otra salida que la tutela. ¿Me quieren silenciar?
La OPS que hundirá al «alcalde malandro»
Es la OPS No 076 de 2020 por $7.200.000 mensuales. Y todo se inició cuando la Coordinadora de Control Participativo de la Contraloría Distrital, Cristina Mendoza Buelvas, recibió la queja codificada con el No. D-010-2020 del 17 de febrero de 2020 (Lea aquí: Proceso Contraloría contra Cynthia). La queja la presentó un colega de William Dau Chamat, el veedor Wilmer Sánchez Álvarez. No hay peor cuña que la de su propio palo.
(Lea) El alcalde de Cartagena lo confesó oficialmente el 13 de octubre de 2020. (I) Dijo que se ajustará el contrato a lo señalado por la Contraloría. (II) Una vez modificado se devolverá a la Contraloría para que cese la suspensión que pesa sobre Diana Martínez. (III) Se «reintegrar(á) el monto ($33.600.000) que según la Contraloría fue pagado en exceso» constitutivo en «detrimento patrimonial» (¡hurto al erario!).
El alcalde, con con su lengua viperina, antes de lanzarse contra la vida personal del contralor Fredys Quintero, dijo que le bajó la Ops de Cynthia a $2.200 mensuales. También dijo que liquidó el contrato. «A confesión de parte, relevo de pruebas».
En otras palabras, si el mafioso de los años 20 de Estados Unidos Al Capone se cayó por la doble contabilidad y no por sus homicidios. Si Álvaro Uribe Vélez está procesado por fraude procesal y no por el genocidio de los «falsos positivos». Si el mafioso y criminal Pablo Escobar Gaviria fue judicializado por robarse las lápidas de un cementerio y no por los magnicidios. El «alcalde malandro» se caerá por un simple contrato de prestación de servicios y no por los grandes robos (más de $25 mil millones) que hizo durante la cuarentena del Covid—19.
Aclaración: «La Cruz de Cynthia y el alcalde malandro»
Como en mis publicaciones uso la semiótica para el análisis e interpretación de los hechos reseñados, algunos opinadores y juzgadores no la entienden. Voy a explicar el título del presente artículo. «La Cruz de Cynthia y el alcalde malandro». La primera parte del título indica que Cynthia va camino a la crucifixión. La cruz es el pecado capital (la celebración indebida del contrato No 076/20 con interés personal) que está cargando.
La segunda parte del título expresa que existe un alcalde malandro. Es así que se entiende por malandro un pequeño buitre que espera comerse la carroña dejada por la muerte. En Venezuela, malandro es un ratero de barrio. En Brasil es un ladrón que se viste bien como si tuviera plata. Es el político o el pastor que dice ser salvador del pecado. Un malandro como lo describe el escritor y cantante Chico Buarque en la canción Homenaje al malandro.
En los barrios del bajo mundo latino de Nueva York malandro es un Pedro Navaja, inmortalizado por Rubén Blades. O un «Juanito Alimaña» que pasó a la historia «con mucha mañana» en la letra de Alonso Curet, interpretada por Héctor Lavoe.
Algunos de nuestros lectores dicen que somos muy duro con el alcalde de Cartagena. Les respondemos. Lo que publicamos sobre Dau —como dicen los manteros sabaneros— «es solo la baba del toro». Ahora viene la embestida.
La confesión del «alcalde malandro»
Dicho lo anterior ahora se puede entender que William Dau Chamat es «un alcalde malandro». ¿Por qué? «A confesión de parte, relevo de pruebas». Es un viejo aforismo jurídico. Este se usa cuando el procesado confiesa su participación en el delito o en el hecho imputable. Y releva a la contraparte de presentar las pruebas.
Por esa razón son relevantes algunas preguntas. ¿El procurador Fernando Carrillo, a la lengua viperina del alcalde malandro, le tiene culillo? ¿El fiscal Francisco Barbosa (e Iveth Hernández Sampayo, directora de Fiscalía de Bolívar) le tienen miedo? ¿El contralor General Carlos Felipe Córdoba le tiene terror a la lengua de verdulera de Dau?
William Dau Chamat es «un alcalde malandro» que dejó su trasero fuera del toldo con este contrato de Cynthia Pérez Amador. ¿Los demás organismos de control han dejado solo al contralor Distrital, Fredys Quintero? Monseñor Jorge Enrique Jiménez, arzobispo de Cartagena, prometió que actuará en solidaridad de cuerpo con el párroco Christian Mercado. El problema es que la certificación del padre Christian la usaron para hacer incurrir en error al contralor. Y esto se llama fraude procesal.
Se entiende que la estrategia de ataque de Dau es motivar que sus juzgadores se pongan a la par de él. Es decir, a lanzarse improperios de pretil a pretil. Si bien es cierto que no quieren hacerle el juego al «alcalde malandro». También no es menos cierto que los organismos de control deben ser más diligentes para actuar.
Las pruebas que hunden a los malandros
¿Por qué fueron diligentes con Campo Elías Terán Dix, Manolo Duque y Antonio Quinto Guerra? ¿Por qué no lo han sido con Dionisio Vélez Trujillo, quien se robó la salud y la educación en su alcaldía? Una de las asesoras de Dionisio Vélez es (¡adivinen!) Diana Martinez Berrocal, una malandra que funge como escudera del «alcalde malandro».
¿Las pruebas? Cinco videos del «alcalde malandro» aceptando su malandrada. Dos boletines oficiales de la Oficina de prensa de la alcaldía de Cartagena donde anuncian la modificación del contrato y la devolución del dinero. En el último boletín dijeron que liquidarán la OPS de Cynthia.
El contrato no llega a los que se llaman «tipo sastre». El estudio previo fue elaborado por la Secretaria General Diana Martínez Berrocal, como consta en la copia adjuntada a Talento Humano y que reposa en el proceso de la Contraloría. También reposa la copia de la invitación realizada por la misma funcionaria. Diana hizo el vestido. Pero le quedó con mucha morisqueta.
Un contrato «dionisiaco»
Pero fue una sastre remendona. No supo hacer bien el estudio previo. El vestido (el contrato) quedó «manga por hombro». Para robar también se necesita arte, conocimiento y experticias. Parece que la escuela de Dionisio Vélez no le sirvió para saber robar. Fue una OPS dionisiaca.
El estudio previo del contrato de Alta Confianza implica que el beneficiario debe gozar de una experiencia en labores sociales y asistenciales. También implica que debe tener idoneidad especializada a la luz de la resolución N° 9551 del 29 de diciembre de 2017.
No hay nada que hacer. El «alcalde malandro» se caerá. Dejó su lánguido, pálido y peludo trasero fuera del toldo. Al principio, la Contraloría no le dio la importancia debida. El proceso debía ser resuelto en seis (6) meses. Es decir, el 17 de agosto. Se presentó la cuarentena y aplazó todo.
Pero el 17 de marzo sucedió algo que tumbaría a Cynthia y la puede llevar a la cárcel. Pero no solamente esto. Se podría configurar el delito de concierto para delinquir donde estarían el determinador del delito, el «alcalde malandro» William Dau Chamat, Diana Martínez Berrocal, Martha Carvajal, y, lamentablemente, el padre Christian Mercado Mercado. (Lamentablemente, porque pudo suceder que fue asaltado de su buena fe).
Esa historia se la entregaré en la tercera entrega de la «Cruz de Cynthia» que amenaza ahora a la iglesia Católica de Cartagena.
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