Compañeros de trabajo y de universidad de Marcelo Pecci salieron hoy a recibir el féretro del mártir. Son tres hipótesis que se presentan. Foto AFP. Cortesía.

Son tres hipótesis que se desprende de un análisis de los hechos. La principal hipótesis demostraría que la mafia paraguaya contrató una oficina de cobro colombiana. Esta subestructura, a su vez, utilizaría un sicario venezolano para asesinar al fiscal Marcelo Pecci Albertini. La segunda hipótesis indicaría que este asesinato es un castigo al fiscal por las operaciones contra el lavado de activo y el proceso de captura del crimen organizado del Estado paraguayo. La tercera hipótesis, señala que los investigadores no han construido una ruta cierta del crimen para hallar a sus determinadores. 

Cuatro días después de este crimen de alto impacto en la opinión pública internacional, está claro que fue un hecho que desvela la capacidad operativa de la mafia transnacional. Los cuatro días transcurridos, desde que el sicario ultimó al fiscal antimafia, solo se encuentran especulaciones y elucubraciones.

VEA EL ANÁLISIS DE LAS TRES HIPÓTESIS

Un fiscal justo

Sin embargo, trataremos de proponer tres claves para comprender el crimen y una ruta que aporte a los investigadores. Se trata de rendir honor a este fiscal que había decifrado mapa criminal de la mafia paraguaya que trabaja en conexión con la mafia internacional. 

Mientras tanto, en el día de hoy llegó a Paraguay el féretro cubierto por una piyama de madera embalado en la funeraria Lorduy de Cartagena de Indias. En su patria, en el día de hoy, lo recibieron con escenas de dolor. Mañana será la despedida del fiscal valiente y mártir de la justicia y de la lucha antimafia paraguaya. Será el último adiós al que fuera el fiscal que, en sus 13 años de experiencia, supo de qué lado debía estar, el lado de la justicia.

Las tres hipótesis

Esta es la primera hipótesis. Las autoridades colombianas y paraguayas coinciden que el crimen tuvo un móvil relacionado con el trabajo de Marcelo Pecci Albertini como fiscal antimafia. Ya los diferentes medios periodísticos reseñaron las declaraciones de los voceros oficiales. 

No obstante, el sicariato en Decameron puso al descubierto el proceso de captura del Estado paraguayo por parte de las organizaciones del narcotráfico. Es un proceso de «mexicanización» o de «colombianización». Proceso tan doloroso como el asesinato de este funcionario que no alcanzó a disfrutar su luna de miel al lado de su amada, Claudia Aguilar. Es un dolor que los paraguayos no alcanzan a sospechar lo que le puede sobrevenir en el porvenir. 

Todo indica que sería el comienzo de una guerra que traerá muchos muertos. En sus inicios la mafia irriga de dinero sucio las actividades «normales». Cuando el dinero mal habido penetra la actividad política, empresarial y financiera, más pronto que tarde irrumpe con tanta violencia. Cuando esto sucede, pone en cuestión hasta la propia democracia de un país. 

Al principio pareciera que fuera un proceso pacífico. Pero con el tiempo, lo que está sumergido sale a flote en forma violenta. Y cuando la sociedad se da cuenta, ya es tarde. Es el caso de Colombia y México.

¿Sicario venezolano?

La segunda hipótesis explica que la mafia paraguaya quiso salir indemne del crimen. Lo ideal para ella era cometerlo fuera de Paraguay. Y en un país que es la madre de la mafia del narcotráfico de América Latina. Así podía cortar los nexos entre los autores materiales e intelectuales con los reales determinadores. Estos están en Paraguay. Y deben tener nexos de negocios con la mafia colombiana.

Sin duda, el sicario que operó la pistola 9 mm sobre la cara y el cuerpo de Marcelo Pecci lo hizo con tanta precisión que demostró su profesionalismo. Aunque algunas fuentes manifiestan que los venezolanos no son tan profesionales en este macabro trabajo. Una inspección en el área donde alquilaron el jetski o moto acuática indicaría que los sicarios debieron realizar la inspección días previos. Al día siguiente del asesinato, algunos nativos manifestaron que el flaco que aparece en el video difundido en exclusividad por VoxPopuli, tenía acento venezolano.  A la postre el flaco del sombrero fue quien le disparó al fiscal.

Desde Paraguay dieron la orden. Es muy probable que contrataron a una de las oficinas de cobro o subestructuras del Clan el Golfo para ejecutar esa misión criminal. Para saber la subestructura criminal que cometió el asesinato debemos ver las características de los dos sicarios. Uno es venezolano y el otro colombiano. Éste no habló casi, pero debe estar registrado también en las cámaras de seguridad cuando fueron a inspeccionar el terreno donde iban a cometer el asesinato. 

La subestructura sicarial

¿Qué estructura criminal contrataron? ¿Dónde está la matriz de esa subestructura? Todo apunta a que sea una oficina que le hace trabajo al Clan del Golfo. Pero como esta organización se encuentra atomizada, es muy probable que las unidades de sicariatos funcionen con una relativa libertad para ejecutar tareas al mejor postor.  Pero no se podría descartar esta hipótesis.

La versión de Eltiempo.com —publicada hoy— en el sentido de que un colombiano alias Mexicano preso en una cárcel de Paraguay fue quien pagó el asesinato sería una pista para llegar a los determinadores del crimen. 

Últimamente, sicarios de la estructura «Salsas Mexicanos» llegan a Cartagena —procedentes del Valle del Cauca— a cometer asesinatos. También de la subestructura de los Robledo. En lo que va del 2022 se cometieron 125 homicidios, la mayoría en la modalidad por encargo. Muchos de estos crímenes se originan en las cárceles de Colombia. Casi siempre se producen cuando hay un decomiso de cocaína. O también como respuesta a otro asesinato que originan «vendettas».  

Un castigo de la mafia paraguay

Las principales alarmas de cómo el dinero del narcotráfico comenzaba a penetrar en los cimientos democráticos del Paraguay fueron las elecciones de 2013. En esas elecciones algunos jefes mafiosos se hicieron elegir en el parlamento, ya como titulares, ya como suplentes. Tal y como sucedió en Colombia en la década de los 80, cuando mafiosos —como Pablo Escobar— fueron elegidos parlamentarios con el beneplácito de todo el estamento estatal. 

Sin embargo, en medio de ese silencio cómplice, surgieron voces disruptivas y valientes como la del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla o del procurador Carlos Mauro Hoyos, quienes decidieron atacar a la naciente mafia del narcotráfico, Pero quedaron solos. Este hecho fue aprovechado por Pablo Escobar para ordenar sus muertes. Lara Bonilla cayó abatido por un sicario paisa y los esbirros de alias Popeye secuestraron y ejecutaron a Hoyos con la incapacidad estatal. El país estaba de rodillas ante la mafia. ¿Es lo que está sucediendo en el Paraguay? 

La mafia calabresa

Como una premonición de su muerte, el fiscal Pecci consideró que esa capacidad que tiene la mafia, por ejemplo la calabresa, de mimetizarse en los ámbitos financieros, empresariales y académicos, les da cierta libertad de manejo de lo político o de lo económico. Pecci, luego de los golpes a esta mafia, le había dicho a los medios de prensa paraguayos:

“La conjunción de estos factores es lo que hace de esta asociación (la Calabresa) que tenga un lineamiento claro y que haya tenido éxito en el escenario criminal, sobre todo en el tema del tráfico de droga. Las particularidades son las señaladas y como bien sabemos, al hablar de narcotráfico, necesariamente se debe conectar la variable criminal con el lavado de dinero, lo cual está siendo considerado a nivel regional como el factor preponderante a perseguir en esta organización”

La Nación, diciembre 2021

Sobre la mafia calabresa dijo en una rueda de prensa, en diciembre 2021, después de un operativo contra esta organización:

“No obstante, debo destacar que la policía italiana ha logrado desencriptar comunicaciones de alto nivel que permitieron tener datos precisos y avanzar con dictamientos de órdenes de captura y con una serie de medidas que permitieron tener un diseño mucho más claro sobre los componentes, sobre la fisionomía y la dinámica de esta organización”.

Los calabreses en Cartagena

Sin embargo, el fiscal Marcelo Pecci debió saber que en Colombia y, particularmente, en Cartagena, la mafia calabresa (Ndrangheta) tiene fuerte presencia. Uno de los golpes que le dieron el año pasado fue el decomiso de cerca 20 mil cocos tipo exportación llenos de cocaína líquida. Esto sucedió en el puerto de Cartagena. La droga, según las autoridades, era de los calabreses en compañía del Clan el Golfo. Su destino era Génova.

Si Pecci podía entender el genoma de esa mafia del sur de Italia, debía saber que sus tentáculos se extendían a Cartagena. Además, su principal socio era alias «Andrea» aliado de alias «Otoniel». «Andrea» o «Babalao» presuntamente había coordinado la exportación de los cocos por una ruta que puso al servicio de la mafia italiana. «Andrea» se mimetizaba como un próspero empresario hasta cuándo fue capturado en Llanogrande, Antioquia. Le decomisaron una colección de carros de alta gama.

Por ende, para la mafia calabresa o cualquier otra que trafica con las drogas o las armas, un golpe que le den en cualquier parte del mundo lo va a sentir. Y se esperaría respuesta. Esto lo entendía claramente Pecci. ¿Por qué se vino a una ciudad sin protección, donde los calabreses tienen presencia orgánica y de negocios? He allí uno de los misterios que encierra el crimen del fiscal 

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