Sin lugar a equívocos, hoy se inició en la Universidad de Cartagena (UdeC) la era de un nuevo liderazgo. No tanto por la juventud del nuevo rector, William Malkún Castillejo, 47 años, sino también por su capacidad para sacar adelante procesos académicos y administrativos. Procesos que ahora son guiados por un ambicioso plan de gestión rectoral. Plan que apunta hacia una universidad humana que transforme creativamente su entorno social y cultural.
«Es el tiempo de nosotros”, dijo Malkún en su discurso de posesión».
Un discurso que leyó con sentida emoción. Tres veces debió detener su lectura y dejar escapar una furtiva lágrima sobre el transparente atril donde sostenía once blancas hojas. Pero el numeroso público que no cabía en el paraninfo de la Universidad, con el corazón en la mano, le seguía. Le copiaba cada palabra que pronunciaba. Y cuando su voz se quebrantaba (fueron tres veces), entonces, el silencio lo llenaba esos aplausos cómplices del gran auditorio.
William, el humano
¿Quién no puede emocionarse y llorar de alegría cuando se ha alcanzado el lugar máximo que un académico desea: la rectoría de una importante universidad que muy pronto cumplirá 200 años de existencia? Por supuesto, no es cualquier universidad. Pero tampoco es cualquier humano que se deja vencer de la adversidad. Un joven -hace 25 años- que regresó casi deportado o derrotado de la fría altiplanicie para plantar sus sueños en una universidad que no la había pensado. Un joven humilde que logró sobresalir del sopor de las necesidades y encontrar su devenir histórico en una carrera profesional que no había sospechado: la historia.
Ese es William, el bueno, el humano. El mismo que una vez tuvo los pantalones bien puestos para impedir que entrara al recinto de la universidad el otro William, el malo, el que la trató de “nido de ratas”. El mismo que pasará a la historia como el incompetente, el alcalde inútil, el que se disfrazó de anticorrupción para robarse el dinero de los cartageneros. El mismo que vino a salvar a una ciudad inoculando veneno con su lengua de víbora.
Ese llanto de William Malkún, expresa su acentuada sensibilidad humana. No es casualidad que su proyecto es hacer del Alma Máter una universidad humana y transformadora.
Una elección histórica
Esa es la razón por la cual fue elegido Malkún Castillejo por los tres estamentos de la comunidad universitaria con una votación histórica: ¡85%! No hay otra razón, porque su plan está orientado en hacer de la Universidad de Cartagena una institución humana. Una institución que está compuesta por seres vivos y creativos que buscan empoderarse en esta Era de la Virtualidad llena de distracciones. Pero con una gran oportunidad de hacer del conocimiento una estrategia de liberación del ser humano.
«Con ese propósito, formulamos el proyecto “Hacia una Universidad transformadora y humanista”, cuyos ejes estratégicos (sostenibilidad financiera y administrativa, la ciencia y la academia, el impacto social y la regionalización, y el bienestar) pretenden mejorar las condiciones de los seres humanos que conforman nuestra Alma Máter: los estudiantes, los docentes, los trabajadores y los egresados».
Nuevo liderazgo, nuevos propósitos
Desde luego que ese propósito no será fácil. Algunos pueden señalar que la meta es ambiciosa. Y en verdad que lo es. Pero si no se es ambicioso y se conforma con el estado de cosas existentes, el ser humano no podría transformarse y transformar el mundo. Si la ambición no fuera connatural al humano, estuviéramos viviendo en las cavernas y defendiéndonos del resto de animales. Conformistas.
Ahora se trata de impulsar nuevas relaciones humanas de los diferentes estamentos universitarios para que potencie el sentido humano de la institución. En la inteligencia social reside el camino de la felicidad humana, como lo señala la nueva neurociencia.
Pero, esa evolución humana alcanzó la humanización de las relaciones sociales recientemente. Y esto se pudo mostrar después del gran holocausto de la Segunda Guerra Mundial que introdujo el discurso de los derechos humanos a nivel planetario. Un discurso que la mayoría de las instituciones estatales y privadas no han hecho suyo. Después del derecho a la vida, el derecho que nos hace diferente a los demás animales es el derecho a la libertad.
En ese sentido se puede entender el concepto de una universidad humana, tal como lo reivindica Malkún Castillejo tanto en su propuesta rectoral como en su discurso de posesión de este 5 de junio de 2022.
Nuevo liderazgo en la gestión del talento
Lo humano no se puede entender simplemente como la manifestación de la información académica o del conocimiento en los diferentes programas académicos universitarios. ¿De qué sirve un brillante directivo, profesor o estudiante si tiene una pésima calidad humana? No. Lo humano es un acto más profundo, más de afecto, de solidaridad, de comprensión, inclusión y amor. ¿Y quien puede sentir todo esto? El ser humano.
«Mi compromiso consiste, fundamentalmente, en corresponder a su confianza; y a entregar todos mis esfuerzos para liderar una propuesta ambiciosa. Pero Justa con sus estamentos, justa con su historia y justa con una sociedad que siempre ha esperado y disfrutado del papel transformador de la Universidad de Cartagena».
La Universidad de Cartagena puede ser líder en el mundo académico y del conocimiento en el Caribe, en Colombia, o en Iberoamérica, ¿pero eso es suficiente? ¿De qué le sirve a la sociedad si su universidad no interactúa con ella? ¿Si no hay transmisión de conocimiento para el bienestar colectivo y la superación de las brechas sociales, culturales y económicas? ¿Si los planes de desarrollo locales, regionales y nacionales tienen una brújula distinta a la que orientan los planes académicos, tecnológicos e innovadores de los centros de educación superior?
Los escollos para una universidad humana
La primera amenaza que tiene este ambicioso propósito de Malkún es el estatus quo universitario. Nos encontramos con una UdeC pesada y paquidérmica para responder a los tiempos de hoy. Es una pesadez que se manifiesta no solo en la gestión financiera y administrativa sino en lo académico, la investigación, la tecnología y la innovación.
La segunda amenaza que detectamos es la mentalidad dominante en el Alma Máter. Observamos un conservadurismo, esto es, una defensa a ultranza de ese estatus quo citado. Es un miedo a perder los privilegios que ciertas castas tienen en las diferentes esferas de la Universidad. En cierta medida es una especie de intocabilidad que puede estar reinando en determinados círculos universitarios.
Sin embargo, el discurso de Malkún lo dice todo. Sin demeritar lo pasado y lo presente, en un acto de agradecimiento reconoce lo que se avanzó en estos ocho años de vida rectoral de Edgar Parra Chacón. Y no podía ser distinto, pues con Parra se forjó como directivo universitario, Y en un acto de agradecimiento, dijo:
«Pero tenemos la fortuna de no partir de ceros, sino que asumimos una institución que ha crecido sostenidamente en lo que va corrido del siglo XXI, gracias a la labor de los rectores que comprendieron y emprendieron el camino de la calidad. Y este es el momento de reconocer y agradecer la gran gestión del doctor Edgar Parra Chacón en los últimos 8 años».
Un nuevo liderazgo que transforme
Desde hoy mismo, Malkún empezó a cimentar la nueva era que le espera a la universidad en los próximos años. Es una tarea que no busca borrar lo alcanzado. Tampoco negar el pasado. Sus momentos oscuros cuando llegó Sergio Hernández y se alió al paramilitarismo. Como historiador, el nuevo rector sabe que los procesos humanos tienen continuidades (Hegel) y discontinuidades (R. Koselleck). Períodos largos y períodos cortos (Braudel). No se trata de confrontar el legado dejado por sus antecesores. No. Ni tampoco repeler a sus críticos -ya lo dijo en su discurso- sino de desarrollar una política de inclusión. De superar el pasado. Es decir, generar un período bisagra de la universidad donde se empate el pasado con el presente y se construya la universidad humana deseada.
Igualmente, en este aspecto hizo un llamamiento fraternal a las comunidades para que apoyen los nuevos liderazgos que desde hoy comienzan a plantarse.
«A los docentes y trabajadores los invito a disponer todo su talento y sus esfuerzos para que podamos lograr nuestros objetivos y nuestras metas. Muchos tendrán nuevos líderes en sus procesos y dependencias y tendrán que ponerse a tono con las nuevas dinámicas; incluso, algunos deberán reevaluar sus procederes y estrategias frente a una propuesta en cuyo horizonte más próximo se encuentra adecuarnos a las condiciones y exigencias de una universidad bicentenaria».
La financiación de la universidad humana
Y esta es la tercera amenaza. Si bien es cierto que sin fuentes económicas el concepto de universidad humana se viene al traste, no es menos cierto que sin cambio de mentalidad el Alma Máter seguirá abocada en su continua crisis financiera. Esta es una de las discontinuidades que se debe introducir. Se trata de hacer una ruptura con el pasado de una universidad mendicante sin caer en el mercantilismo moderno y en la desnaturalización de lo académico y del conocimiento universitario. La investigación y la innovación son productos con valores agregados que enriquecerán a la universidad humana.
Y eso lo entiende Malkún, cuando dijo en su discurso:
«Hace menos de un año, desde la Vicerrectoría de Extensión, creamos el Centro de Transferencia, Investigación e Innovación, cuyo objetivo es que el trabajo de nuestros investigadores no se guarde en los estantes, sino que tenga impacto en la sociedad, que incluso nos introduzca en el universo de las patentes y los spin off. Es decir, una investigación rentable en lo económico y, si quiere, en lo económico, lo cual no es desdeñable en una Universidad que está en una búsqueda permanente de recursos».
El tiempo de nosotros
En resumen, empezó un nuevo tiempo. Una nueva historia. Un nuevo liderazgo.
«Y es el tiempo de nosotros. De quienes fuimos delegados por los estamentos para asumir los destinos de nuestra universidad, de sus facultades y programas».
Que habrá continuidades, sí. Pero también discontinuidades. Rupturas con pasados nefastos. Son retos, desafíos que pondrán a prueba la nueva visión de Universidad, no solo de Malkún, sino también de un nuevo equipo que maneje la integralidad del liderazgo moderno. Un liderazgo que inspire y contamine a los diferentes estamentos universitarios. Que haya nuevos aires para aterrizar el sueño de una universidad humana. Una universidad que ayude a formar una ciudadanía libre, profesionales libres para el emprendimiento y el desarrollo de su región en cualquier sitio donde se encuentren.