¡Adiós, Fiorillo! En el despertar de este martes 30 de mayo del 2023, nos encontramos con la noticia de la muerte de Heriberto Fiorillo, el destacado periodista, cineasta, productor y escritor barranquillero que hizo carrera en diferentes medios de comunicación del país. Descansó en paz. En la paz eterna.
En efecto, luego de una prolongada enfermedad que lo puso fuera de combate de las lides literarias, sociales y profesionales, Fiorillo no se despertó en el día de hoy. La noche del lunes se hizo eterna para el hombre que puso a brillar el periodismo del Caribe. Fue uno de los maestros que tuvimos en la especialización de periodismo de investigación organizado por la Universidad del Atlántico en convenio con la Universidad de Antioquia, 1999.
Con Fiori, junto a Arturo Alape (autor de El Bogotazo), también ya fallecido, luego de cada clase, tuvimos la oportunidad de conversar al son de la música caribeña o de un buen café en la Barranquilla de finales de los 90. Este es uno de los períodos de ingrata recordación por los asesinatos selectivos propiciados por el paramilitarismo que se apoderó de la economía barranquillera.
Fiorillo, el cronista
Arde Raúl, La Cueva, Nada es mentira, Cantar mi pena y La mejor vida que tuve, son algunos de los títulos que compendia su obra periodística y literaria. Crónica pura.
Algunos cronistas como Alberto Ramos Salcedo, Alonso Salazar, Gustavo Colorado Grisales, agrego a Juan José Hoyos, al decir de Tomás Eloy, brillaron en este campo. Muchos buenos escritores de la generación posterior al premio nobel, quedaron reducidos al ostracismo, pese a su buena pluma. Y esta fue una conversación que tuve con el escritor y filósofo Bruno Elías Maduro cuando lanzó su novela La aldea debajo de la montaña. Por mucho esfuerzo que hizo por distanciarse y diferenciarse de la prosa macondiana, uno, como lector, termina comparándola. Y esto tiene su razón de ser. Es la tradición narrativa del escritor caribeño que sin haber leído a García Márquez, el lector termina por adivinar rasgos macondianos en sus escritos. Es un defecto por nacimiento. Es lo mismo que le sucede al cronista para narrar la cotidianidad.
Nada es mentira
El trabajo de Heriberto Fiorillo se puede calificar como un escape del cliché impuesto por la veneración hacia el novelista más grande que ha tenido Colombia en toda su historia, Gabriel García Márquez. Esta marquilla garciamarquiana fue la muerte literaria de muchos buenos novelistas colombianos tan grandes como el autor de Cien años de soledad. La literatura quedó atrapada por el estilo y género novelesco macondiano. El renombrado periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez, en su prólogo del libro Nada es mentira, presenta esa apreciación de juzgar a los escritores con el racero graciamarquiano. Pero también, el malentendido de apreciar la obra de Heriberto Fiorillo solamente por lo que hizo en la televisión, soslayando su papel como cronista y escritor que escapó de la influencia macondiana:
Y los grandes escritores modernos quieren escapar de la etiquetada garciamarquiana. Fiorillo, según Tomás Eloy, incursionó en la crónica, un género del periodismo donde podía escapar del sello García Márquez.
Tomás Eloy Martínez estima que Fiorillo tiene una gran imaginación que estructura sus crónicas.
Fiorillo voló a otra dimensión
En suma, Heriberto Fiorillo, maestro de la crónica y de la entrevista, voló hoy a otra dimensión perseguido por sus personajes imaginados o reales ¿qué más da? Si nada es mentira.