Pareció que el 7 de junio habló en las calles el «Comandante Petro» y no el presidente de los colombianos. «Están advertidos», fue la sentencia dirigida a sus ministros, pero para que le escuchara el país de que quien manda es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Un golpe de Estado blando no se previene con discursos de confrontación ni con bravuconadas. Por el contrario, lo precipita. Al presidente Pedro Castillo, del Perú, lo tumbó su incapacidad de gobernar y, al final, a su pose megalómana que quiso disolver el congreso sin capacidad constitucional, política y social para hacerlo. Un golpe blando, por tanto, tiene una vacuna: hechos administrativos que se traduzcan en hechos sociales y políticos.
Y, en materia de ejecuciones, es la falla protuberante de esta administración. Una administración que se inició con mucha esperanza y optimismo el 7 de agosto de 2022. Hoy, nueve meses después, todo el gobierno central, como la economía nacional, funcionan por inercia y no por intervención política del gobierno. Sin embargo, pareciera que nuestro presidente estuviera solo. No hay nadie que le diga esto. ¿Lo sabe? ¿Es consciente de esta situación?
En VoxPopuli Digital queremos que al país le vaya bien —lo dice Perogrullo— por tanto, le damos esta puntada gratuita al presidente Petro en medio de la bola de nieve que crecerá y servirá de insumo para que sus opositores lo lleven a juicio. Presidente, tenga este análisis como una asesoría y no una crítica de nuestra prensa libre, hasta del mercado libre. Los periodistas no construimos realidades, la relatamos. No hay peor ciego que aquél que no quiere ver. Esto le sucede a la izquierda. Cuando no está en el poder es una crítica ácida contra el gobierno. Pero cuando tiene el gobierno, es excluyente y persigue a sus críticos, principalmente a la prensa que no es parte de su sistema de propaganda política.
Sin efecto social
En efecto, los hechos sociales de la actual administración no se han dado. Las grandes reformas prometidas cada día se alejan de la posibilidad de ser aprobadas. Lo más grave, lentamente se debilita —muere políticamente— el presidente, sus ministros y su coalición. Y se están quedando solos.
El sonajero suena mucho. Puro tilín—tilín y nada de ejecuciones. Lo poco que ha realizado no tiene el sello Petro porque no existe. Su buen Plan de Desarrollo Nacional Potencia Mundial de la Vida solo es un enunciado. Pero no está internalizado en el corazón de los colombianos. Ese plan fue concebido en una discusión fría del vetusto congreso, puesto que los diálogos regionales fueron un fracaso de participación.
De manera que el presidente carece del poder para transformar su discurso en hecho administrativo, y esto en un hecho social y político. Privilegió los conciliábulos con la decadente oligarquía política a un verdadero diálogo social. He aquí, la raíz de todos sus problemas.
«Comandante Petro» y sus seguidores
«Comandante Petro», aquí están sus seguidores. Ya no son los miles que estuvieron en el balconazo del 1° de Mayo. Tampoco los miles de entusiastas del 7 de agosto de 2022. Ni los centenares de miles que le siguieron en la campaña. Ahora están 18 mil colombianos que se movilizaron en todo el país, según el informe de la Policía Nacional. Mañana no se sabe cuántos serán. Y esto no lo perdonan las masas desencantadas, Los sanculots (“sans culotte”) de la Colombia Profunda, que soñaron con una revolución pacífica, se volverán contra los encantadores de serpientes que no les satisfizo sus aspiraciones sociales.
Incluso, las masas seguidoras del petrismo, que ya escasean en el redil del Pacto Histórico, serán las primeras en salir a las calles cuando sobrevenga las consecuencias del inmovilismo gubernamental. Pero no para apoyar a su presidente sino para pedir su salida. Nadie defiende lo que no es real. Nadie come de discurso, cuando éste no se ha transformado en hecho.
No obstante, solo la vieja burocracia de las centrales obreras y sindicales de Bogotá salieron a la Plaza de Bolívar a escuchar el discurso del presidente. Una burocracia, cuyo modus vivendi se percibe como privilegio sindical. Lo cual no deja de ser una grosería en un país con una masa trabajadora arropada en un 85% por la informalidad y la economía del rebusque. Los estudiantes ausentes. Los docentes también. La juventud escaseó. Viejos burócratas con las pelotas rayadas acompañaron a Petro. Un poco más de 18 mil personas marcharon a respaldar a nuestro presidente. Varios miles en la capital y el «Comandante Petro» habló como si fueran multitudes en todo el país. Soñar no cuesta nada.
El golpe blando es proporcional
El golpe blando es proporcional a la incapacidad de los gobernantes de izquierda. ¡Es un papayazo! El golpe de Estado cruento al estilo del que le propiciaron a Salvador Allende, ya no está de moda en la politica internacional del imperio. En la Venezuela de Chávez no prosperó porque su gobierno, además del discurso, fue de acción. Y Chávez fue un reyezuelo alabado y alimentado por todo su séquito, la mayoría burócratas que solo pensaban enriquecerse. Y ellos son los que están en el poder con el apoyo de una Fuerza Armada corrupta.
En cambio, Pedro Castillo en el Perú hizo lo que está haciendo Gustavo Petro en Colombia. Prefirió sostener acuerdos por arriba antes que coger el toro por los cachos. Es decir, gobernar. En año y medio Castillo hizo cinco cambios en su gabinete. Petro lleva 3.
¿Qué pasará con este gobierno tan débil, cuya jefe de gabinete quedó envuelta en un grave escándalo de corrupción de las chuzadas ilegales y la posesión de miles de dolares en su casa? ¿Qué pasará con nuestro presidente, cuyo único contacto con el mundo exterior dependendíá de Laura Sabía Torres?
En la próxima entrega hacía dónde va este gobierno débil.