Un verdadero terremoto político produjo la detención de Nicolás Petro. La única vez en la historia de Colombia que el hijo de un presidente de la República en ejercicio, es detenido por delitos asociados a su actividad política. Pero más sui géneris es el caso que su propio padre lo haya entregada como comida para buitre. ¿Qué se puede esperar de su círculo más cercano? Empero, si queremos hacer un análisis fáctico y descartar una falacia de la verdad a medias, es preciso formularnos esta pregunta: ¿La detención de Nicolás, es un golpe devastador al gobierno de Gustavo Petro?
Además, vale la pena proponer otros interrogantes. ¿La Fiscalía podría unir las piezas para demostrar que hubo una financiación ilegal de la campaña presidencial? ¿Hasta qué punto el sistema judicial podría tener sitiado al presidente para forzar un juicio al interior del congreso y consolidarse un “golpe blando”? ¿La situación de Petro es peor que cuando el 29 de febrero de 2016 fue detenido Santiago Uribe Vélez, hermano de Álvaro Uribe, presidente (2002-2010) y senador de la república en ese momento?
En otras palabras, ¿estamos asistiendo a la gran pelea del siglo entre la izquierda y la derecha colombiana, o sea, el uribismo y el petrismo? Bajo esta óptica, debemos enfocar lo que está sufriendo el gobierno de Gustavo Petro y su familia. Si bien la Zona de Distensión de San Vicente El Caguán marcó el ascenso y posterior declive de la guerrilla que llegó a las goteras de la capital, significó su deslegitimización política y la desguerrillerización de la izquierda. Esto hizo posible el triunfo del Pacto Histórico. Petro aprovechó ese período para forjar su discurso y su imagen con base en base en atacar sistemáticamente a los del gobierno. Ahora él sufre lo que sufrió y sigue sufriendo Álvaro Uribe Vélez: estar entre las cuerdas recibiendo golpes combinados.
La pregunta problemática
La principal pregunta que nos hacemos: ¿La detención de Nicolás, es un golpe devastador al gobierno de Gustavo Petro?
En efecto, el interrogante fundamental que nos proponemos desarrollar tiene muchas respuestas. Todo depende desde la posición política, ideológica y social con que se responda. Para los petristas es una patraña de los opositores que han instrumentalizado a la Fiscalía para esconder su propia inoperancia contra la corrupción. Para los uribistas es un hecho de corrupción que demuestra la ilegitimidad del gobierno. ¿Habrá otra respuesta? Desde luego, existen múltiples respuestas.
Pero, lo que sí estamos de acuerdo es que tanto el gobierno como sus opositores tienen razón, ya que todos los presidentes, hasta ahora, tienen su lado oscuro. Y esto no es porque sean de derecha o de izquierda. Son seres humanos que piensan que la política es una pelea para descalificar al otro, a su hermano. Que el malo es el otro. Es la crisis de la otredad (“condición de ser otro”) que refleja también la crisis de la dirección políticas por la verdades a medias que son aceptadas por sus seguidores: petristas, uribistas, gobiernistas u opositores. O sea, la crisis de la moralidad privada que se refleja en la política y en el poder público.
Solo y afligido
Mientras todo esto sucede, el hijo del presidente debe sentirse solo y afligido. Solo, porque desde que su padre se lo echó a los buitres (dígase Fiscalía o uribistas), se convirtió en carne de cañón para una pelea del siglo que está perdiendo Gustavo Petro, nuestro querido presidente. Y esto va para Nicolás Petro en su sitio de detención.
Suspendieron audiencia de control de garantías
Mientras tanto, la juez 1 de Control de Garantías de Bogotá, siendo las 8:30 de la noche de hoy sábado 29 de julio, suspendió la audiencia porque no estaba presente presencialmente el abogado defensor de Daysuris Vásquez. Hizo su presentación desde el avión que lo transportaba a Bogotá. La juez consideró que hubo una información indebida de la Fiscalía al despacho al informarle que las partes estaban disponibles para la realización de la vista pública.
En ese sentido, la juez le devolvió la carpeta a la fiscalía para que vuelva a radicar la solicitud de audiencia atendiendo la regla de reparto. Estarán presentes los fiscales Luis Merchán Gutierrez, (extinción de dominio) y Mario Andrés Burgos. Como defensor de Daysiris Vásquez actuará el abogado Luis Ricardo Méndez. El defensor de confianza de Nicolás Petro es el abogado Juan Trujillo.
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¿Se esperaba la detención de Nicolás Petro?
Cuando el país se está enterando del robo que los señores de cuello blanco y almidonado le venían haciendo a Ecopetrol, con la participación de grupos armados, aparece coincidencialmente la noticia de la detención del hijo del presidente.
Pero, pocos esperaban que esa detención de Nicolás Petro y su exesposa, Daysiris Vásquez, se diera tan pronto. Especialmente en un momento donde los partidos y dirigentes políticos se encuentran ocupados en la expedición de avales y de la inscripción de sus candidatos que serán los próximos mandatarios locales y departamentales.
La prisa de la Fiscalía de sacar adelante el proceso de detención de Nicolás Petro era tan evidente que el fiscal de la audiencia de garantía, Mario Andrés Burgos, solicitó la audiencia a reparto sin haber confirmado la asistencia de los abogados defensores, especialmente de Daysuris Vásquez.
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Detención de Nicolás Petro y la prisa de la Fiscalía
No obstante, la Fiscalía aprovechará no solo ese nerviosismo, sino también los papayazos del gobierno y su familia. De hecho, su titular, Francisco Barboza, antes de terminar su período constitucional, por lo menos, quiere dejar imputado los delitos a los indiciados. Si el presidente no alcanza las mayorías en este período legislativo que se inició el pasado 20 de julio, su gobierno deberá transitar una carretera cuesta arriba con ruedas cuadradas. Pues tendrá un nuevo fiscal que deberá ser independiente del mandato presidencial.
Por tanto, para Petro no le será fácil esta pelea en ninguno de los frentes que cazó a lo largo de su carrera política. Sus colaboradores deben saber que están más expuestos al escrutinio de sus opositores. Por tanto, no pueden esperar algo diferente.
El caso del hijo de Gustavo Petro es el menos grave que compromete la estabilidad del gobierno, pero el que más le puede afectar su imagen y sus sentimientos paternales. A Nicolás petro se le está acusando de lavado de activos y enriquecimiento ilícito. A Daysiris Vásquez de encubrimiento y beneficiaria de estos delitos. Es cierto que este hecho es un escándalo en sí mismo. Pero lo que la Fiscalía buscaría probar es la existencia de otro delito que, desde el punto de vista político y no jurídico, sería más grave: demostrar que parte de ese dinero mafioso o ilícito llegó a la campaña presidencial de Gustavo Petro.
Los papayazos
¿Cuál sería la pieza que, al unirse al caso de Nicolás Petro, podría llevar al cuestionamiento judicial de la legitimidad de la elección del presidente Petro? Sin equívocos, el caso de Armando Benedetti. Son $15 mil millones, esto es, 3,5 millones de dólares que pudieron entrar a las espaldas de Gustavo Petro en solo Barranquilla y el pacífico. ¿Quienes dieron esa plata? “No fueron precisamente emprededores”, según las palabras del mismo Benedetti.
El primer papayazo estuvo a cargo de la familia Petro. El primer mencionado fue Juan Fernando Petro. Lo crucificaron en plena campaña electoral por sus non sancta visitas a las cárceles donde se encontraban algunos de los detenidos que hoy son gestores de paz. La campaña de Petro logró distraer los faros con la teoría del perdón social. El electorado le perdonó y pudo ganar estrechamente las elecciones con un rival que no fue atractivo para los gamonales políticos de las regiones.
El segundo papayazo, se dio también en plena campaña. Pero quedó al descubierto después de seis meses del nuevo gobierno. Daysuris Vásquez, con su corazón roto, reveló las ingentes cantidades de dinero recibida por su marido en plena campaña. Incluso, después del triunfo de su padre. El presidente no lo respaldó como si lo hizo con Laura Sarabia. Por el contrario, se lo echó a los buitres para que lo despedazaran. Y así lo están haciendo. A Nicolás Petro le pueden enrostrar los $600 millones que recibió en plena campaña de Santander Lopesierra. O también, los $400 recibidos por Alfonso Hilsaca. Pero ¿esas fueron las únicas cantidades recibidas? ¿Acaso son partes de los $15 mil millones de los que habla Armando Benedetti, exembajador de Colombia en Venezuela?
Sarabia y Benedetti
Entre los dos papayazos más problemáticos para el presidente y su gobierno no está la detención de Nicolás Petro. No. Los problemas que prometen ser más graves son los de Sarabia y, consecuencialmente, de Benedetti. Estos no tienen punto de comparación con los casos de sus familiares Juan Fernando Petro, su hermano, y del mismo Nicolás Petro, su hijo. Podrá ser un duro golpe a su imagen de presidente y padre ausente, pero no lo haría caer en forma directa. Lo que sí puede tumbar al presidente es que conecten esos dineros de Nicolás Petro con el de Laura Sarabia y los $15 mil millones de los que habla Armando Benedetti. Eso sí tumbaría al presidente en forma directa. ¿Tendrá evidencias la Fiscalía para para presentar el caso de Benedetti ante la Corte Suprema, ya que el presunto delito lo pudo cometer siendo senador?
Por ejemplo, en el tercer Papayazo que se indaga la conducta de Laura Sarabia Torres, se espera las evidencias que deberán salir sobre lo hallado en el edificio donde funciona la Dian. Laura, de amanuense del senador Armando Petro pasó a hacer lo propio con el presidente Gustavo Petro. Este hecho, es el más grave de todos. Sin embargo, a Petro le dolió más este caso que el de su hijo. De hecho, la defendió y se lamentó que fuera separada del cargo. Con el caso de Nicolás, su salida fue a lo Pilatos. La concibió como una “autodetrucción”.
¿Por qué dos cedazos diferentes para una conducta similar? Lo de Sarabia es más grave porque toca el corazón, no del presidente, sino del gobierno. Se presentaron varios elementos que no existen en el caso que determinó la detención de Nicolás Petro. ¿Por qué Sarabia tenía grandes cantidades de dinero en dólares y en pesos colombianos? ¿Ella ordenó las chuzadas? ¿Por qué practicó el polígrafo a personas de su servicio doméstico?
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¿La detención de Nicolás, un hijo para los buitres?
La confidencialidad es uno de los principios importantes en el ejercicio de la función pública. Si Sarabia justificó ante la Fiscalía el uso del polígrafo oficial porque en su residencia se habían perdido documentos clasificados que comprometían la seguridad de Estado, ¿sería una confesión de parte de un delito grave? ¿Por qué se llevó documentos clasificados a su residencia? ¿Cómo se llama eso? ¿Acaso no es el mismo delito que un juez le imputó al presidente Donald Trump, quien se llevó documentos clasificados a su residencia de Miami?
¿Por qué el presidente se apresuró en defender a Laura Sarabia? ¿Por qué trató la conducta de su hijo como devaneos juveniles y lo lanzó a los buitres que lo vienen despedazando desde que su exesposa lo denunció ante la revista Semana?
Contrario a Petro, el presidente Uribe defendió a sus hijos Tomás y Jerónimo. No se lo entregó a la Fiscalía. Defendió la presunción de inocencia, el deber ser de un defensor de los derechos humanos. El presidente Petro debió seguir el precepto constitucional de la buena fe y la presunción de inocencia. ¿Cómo no hacerlo con su propio hijo? Dejamos la respuesta para el debate. ¿El presidente echó a su hijo a los buitres?
Pero, para responder esta pregunta problemática, debemos empezar por señalar que su respuesta depende del prisma con que se vea este impactante hecho que se suma a los casos de Laura Sarabia (las chuzadas ilegales) y Armando Benedetti (financiación ilegal de la campaña política). Sin duda, la detención de Nicolás Petro Burgos, el primogénito, podría desbastar significativamente el resto de la buena imagen del presidente. Pero ¿también afectará a su gobernabilidad?