Días ante de la Madre, la lideresa Alba Guerrero fue asesinada de 15 puñaladas por su propio hijo secuestrado por la adicción a las drogas. El Día de las Madres, el más violento del año.
Días ante de la Madre, la lideresa Alba Guerrero fue asesinada de 15 puñaladas por su propio hijo secuestrado por la adicción a las drogas. El Día de las Madres, el más violento del año.

El Día de la Madre en Colombia no deja de ser el más violento del año. Paradójicamente, se usan toneladas de flores y millones de regalos para las madres. El domingo 11 de mayo, las estadísticas oficiales dicen que ese día hubo 61 homicidios, 11 más que los 50 del año pasado y 13,5 mil comparendos por afectación a la convivencia.

¿Por qué tanta violencia en un día que debe ser de amor hacia una figura venerada en la familia colombiana? ¿Por qué Alba Guerrero, madre y lideresa abnegada, al parecer, en Magangué, recibió de su hijo adicto 15 puñaladas? ¿Será que la sociedad colombiana está mentalmente enferma?

Tales son las preguntas que trataremos de responder en este análisis periodístico. El fin es clarificar o confundir ―sea como la gente subjetivamente tome estas razones― a partir de experiencia fácticas y de las nuevas teorías del comportamiento humano de la neurociencia y el sicoanálisis.

El 8 de mayo de 2022 publiqué el artículo Las madres paren hijos para la guerra y la corrupción. Mi basamento teórico principalmente lo tomé del neurólogo James Fallon, quien estudió la mente criminal desde la neurociencia. El escrito causó un debate público, especialmente entre las feministas. El título parecía provocador. O que le estuviésemos echando la culpa de la violencia y de la corrupción a esas mujeres que nos sostienen 9 meses en sus entrañas. Ellas, que nos mantienen hasta cuando estamos en capacidad de alimentarnos por nuestro propio medio.

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El culto a la madre o al billete

Sin embargo, con ese artículo quise explorar nuevas explicaciones sobre la relación entre la madre y la criminalidad, en una sociedad que le hace culto a la figura materna. En la relación cultural y familiar de América Latina, este culto a la madre esclaviza a la mujer con su rol de cuidadora, protectora y generadora de afectos, muchas veces no correspondidos.

Al mismo tiempo, ese culto se traduce en desprecio del papel de la mujer y, específicamente, de las madres. Aumenta el feminicidio, las madres son desamparadas por el Estado, crece el número de madres cabeza de familia, se incrementa la violencia intrafamiliar y el maltrato infantil. ¿Estamos locos?

En este papel de madre, a la mujer se niega que su cuerpo es sexuado, deseante, deseado e inteligente. Se le reduce a una máquina de reproducción y de servicio abnegado. Y en las ocasiones de celebración, como el Día de las Madres, es un objeto de veneración.

Sin embargo, el objeto de celebración es capturado por una industria y un comercio que obtienen miles de millones de pesos en ganancia. Su figura es fetichizada por el comercio y la industria de la publicidad de las redes sociales y de los medios de comunicación.

El 39% por ciento se gasta entre $100.000 y $200.000, el 23% $200.000 y $300.000. Un 14% afirmó que invertirá entre $300.000 y $500.000. Otro 13% señaló que su presupuesto será de hasta $100.000. Mientras que 11% tiene previsto gastar más de $500.000. En todo caso, la consulta de Fenalco indica que el 93% de los colombianos celebra el Día de la Madre dando regalos.

Explosión emocional

En Colombia, generalmente en una familia, existe un adicto o una “oveja negra”. Una víctima o un victimario. Recordemos que existen 10 millones de víctimas afectadas mentalmente por el trauma de la guerra. Por esa razón, la celebración de ese día adquiere una carga emocional explosiva, especialmente en contextos de pobreza, abandono o frustración.

En este contexto, la madre sufre el dolor profundo de la violencia. Este dolor, sin que ella sea consciente, se lo transmite a su hijo. En un estado de enajenación mental, descarga su dolor contra sus protegidos. Con esta conducta repetitiva de generación en generación, se produce un fenómeno que se llama epigenética. O sea, que la próxima generación podría ser más violenta.

Así, los patrones de violencia se reproducen con cada generación. Los hijos descarriados se convierten en los maltratadores, depredadores sexuales, psicópatas, sádicos o criminales indiferentes al dolor ajeno. ¿Y si es la madre la descarriada? Sin duda, esa familia queda despedazada.

¿Cómo detenemos ese desenlace doloroso? Desarrollar un política educativa centrada en el ser, manejo de las emociones, educar en principios que fortalezcan el desarrollo integral de los sujetos. Las madres, en este proceso, pueden jugar un papel preponderante para la transformación de la sociedad mediante la crianza de sus hijos bajo esos parámetros de integridad.

Romper ataduras

Las madres pueden transformar los modelos de crianza. Pero no pueden hacerlo solas, y no pueden hacerlo si no saben que hay alternativas. La iglesia y la religión juegan un papel cohesionador del núcleo familiar. Pero muchas veces, la afiliación a una religión y a una iglesia produce rupturas familiares irreconciliables. De la misma manera como lo hace la política y la discriminación cultural y étnica.

Entonces ¿qué hacemos?

La clave es crear conciencia sin culpa. Las mujeres deben saber que vinieron al mundo no solo para parir y criar hijos. Ellas están para ser felices, incluso, sin cumplir con el rol que la sociedad patriarcal les ha impuesto. Tienen derecho a una sexualidad plena sin la condición de tener hijos. Peor, si estos hijos la sociedad los condiciona para la guerra y la criminalidad no vale la pena que los traiga al mundo.

Lo que una madre quiere, antes que nada, es ser feliz con sus hijos. No necesita ese falso culto que Pablo Escobar Gaviria desplegó en torno a Hermilda de los Dolores Gaviria Berrío, su madre. ¿Cuántos dolores le produjo su hijo que también le dio todo lo material que una madre puede recibir?

En los tiempo en que mi madre Teresa de Jesús Moreno Martínez estaba viva, ella sufrió cada dolor que yo sufría como periodista. Los atentados y las amenazas de muerte son los dolores que esta sociedad violenta e intolerante le quiere imponer a los que no piensan como ellos. En esta sociedad radicalizada como la colombiana, tu no tienes derecho a ser autónomo. ¡Libre! O buscar tu propio camino diferente a los que están enfrentados en la política o en la guerra por el poder. Ellos quieren que tu seas una ficha más de sus pretensiones.

En suma, la madre reproduce inconscientemente los patrones de crianza impuestos por una cultura, un pensamiento condicionado y un sistema educativo que justifica el comportamiento inhumano. Pero la madre consciente, puede reproducir patrones de crianza de seres humanos integrales, que puedan amarse unos a los otros.

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