
Sin duda, hoy fue un jueves de pesadilla para Petro y Uribe, los gemelos de la política polarizante. El presidente Gustavo Petro Urrego y el expresidente Álvaro Uribe Vélez son dos titanes con ropajes ideológicos distintos que encarnan la patología del país político: un trastorno mental. Recibieron el mes de julio con una pesada y afilada espada que cuelga de una hebra de cabello de burro sobre sus respectivas cabezas. Es el presagio de que ambos no determinarán el destino de las próximas elecciones del 2026, como ellos pretenden.
El primero (Petro) tuvo este jueves de pesadilla, 3 de julio, 3 reveses que resta a la victoria adquirida con la reforma laboral. Para el segundo (Uribe), el jueves no fue menos dramático. El alegato final de su defensa técnica en el juicio criminal que se le sigue, se perdió en su propio laberinto de entrampamiento. Careció de coherencia y congruencia. Si la justicia obra con rectitud, se presagia que el destino de Uribe será la cárcel.
El ruido mental producido por los dos gemelos, refleja la crisis de liderazgo y el discurso polarizante dominante en Colombia en estas tres décadas de nueva Constitución que prometía algo diferente. Para darse cuenta de esta realidad, basta con analizar en profundidad sus similitudes en los estudios de opinión sobre su imagen. Podrían ser catalogados gemelos de la opinión negativa, porque la mayoría de la opinión tienen una opinión negativa de su imagen.
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El jueves de pesadilla de Petro
En este jueves 3 de julio, el presidente Petro recibió tres golpes certeros. Uno: Crisis diplomática con el imperio. Dos: Crisis moral con la orden de cárcel para su excolaborador de todas las batallas, Carlos Ramón González. Tres: Crisis misional de la Cancillería con la salida de su íntima colaboradora Laura Sarabia Torres.
La crisis diplomática
La crisis diplomático con los Estados Unidos se produjo en este jueves de pesadilla, a raíz de la decisión del Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, de llamar a consultas en Washington al embajador de asuntos económicos, John T. McNamara. El presidente Gustavo Petro también lo hizo lo propio con Enrique García-Peña, embajador colombiano en Washington.
La razón:
“declaraciones infundadas y reprochables provenientes de los más altos niveles del Gobierno de Colombia”.
Pero, a pesar de esa advertencia, el jefe de la diplomacia norteamericana declaró en el comunicado:
“Colombia sigue siendo un socio estratégico esencial”.
El primero en reaccionar esta decisión fue el parlamentario norteamericano Carlos Giménez, a quien se le atribuye haber recibido la propuesta de Álvaro Leyva de ejercer presión para forzar la caída del presidente Gustavo Petro. Dijo:
“Petro no puede seguir amenazando a Estados Unidos y luego creer que puede salirse con la suya. Estamos con el pueblo colombiano, amante de la libertad, no con el narcoterrorista socialista que vive en la Casa de Nariño”.
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El alfil González, a la cárcel
El Tribunal Superior de Bogotá ordenó este jueves el encarcelamiento de Carlos Ramón González, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). Las autoridades lo acusan de liderar una red de corrupción dentro de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Esta decisión es supremamente importante, porque González tuvo tres roles durante su estadía en el gobierno del presidente Gustavo Petro: estratega político, director del Dapre y director de la DNI. Su cercanía política y personal al presidente es evidente.
De acuerdo con las pruebas, González le ordenó al entonces director de la UNGRD, Olmedo López, inflar un contrato de $46.800 millones. Con esos fondos, ofrecieron $3.000 millones al expresidente del Senado, Iván Name, y $1.000 millones al entonces presidente de la Cámara, Andrés Calle.
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La crisis de la Cancillería
La controvertida Laura Sarabia Torres, definitivamente, dejó el gobierno del Cambio. Recibió la misma dosis que ella aplicaba a los miembros del gabinete que el presidente quería cambiar. Es muy probable que ahora la nombren embajadora no solo como contentillo, sino para protegerla de las acciones de la Fiscalía que la tiene en la mira. Su renuncia se produjo a raíz de la desautorización pública del gobierno central a través del Alfredo Saade, jefe de gabinete y de despacho presidencial.
Esta desautorización pública respecto al manejo del contrato para la impresión de pasaportes, tal vez, le generó mucho malestar. Saade aclaró que fue una orden del presidente Petro iniciar un nuevo proceso para diseñar e imprimir los pasaportes a través de la Imprenta Nacional en asociación con Portugal.
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El jueves de pesadilla de Uribe
La defensa técnica del presidente Uribe, en sus alegatos de conclusión que terminaron este jueves 3 de julio, pidió a la juez Sandra Heredia que absuelva al exjefe de Estado. Su relato ahora lo sustenta poniendo como víctima al expresidente.
Un entrampamiento en el que supuestamente cayó Diego Cadena, su abogado, quien tiene una vasta experiencia de trabajar con los capos del narcotráfico. Pero la realidad del juicio es otra, ellos usaron la trampa con los jefes del paramilitarismo para desacreditar al senador Iván Cepeda. Pero la Corte Suprema de Justicia no se dejó engañar, archivó la investigación de contra Cepeda. En cambio, la abrió contra el entonces senador y expresidente de la República Álvaro Uribe.
Los abogados Jaime Granados y Jaime Lombana, de la defensa técnica del expresidente, presentaron una narrativa, cuyo núcleo es el engaño de Monsalve y Deyanira Gómez y de Carlos Enrique Vélez. La realidad es que el tiro le salió culatero en la Corte Suprema de Justicia. Lo mismo le sucederá en este juicio del siglo donde seguramente lo condenarán por el arsenal de pruebas existentes. Salvo que la justicia se tuerza.
Los gemelos de la política dominante están en el tibiri-tabara. Llevan al país político a un estado de locura con sus ruidos mentales reproducidos por los medios de comunicación y redes sociales sin ningún filtro. En tanto el país nacional (Gaitán), cada día se postra más. ¡Esto tiene que cambiar!