
Steven Char Ramos salió victorioso de una demanda de filiación, cansado de cargar con el peso de una frase que lo persiguió toda la vida: “Mi padre Alex Char siempre me rechazó.” Hoy, el hijo negado —ya con 33 años— citó a su verdadero progenitor a un centro de conciliación para exigirle la reparación material y moral de una historia vergonzosa. Una deuda que se remonta al día en que el hoy alcalde de Barranquilla huyó al saber que su entonces novia, Diana Ramos, estaba embarazada.
Durante tres décadas, este drama fue silenciado por la prensa local y nacional, hasta que la investigación de VoxPopuli Digital lo sacó a la luz con una pregunta que estremeció a la opinión pública: ¿El primogénito negado de Alex Char? (I)
En aquella primera entrega, la pregunta no apuntaba a confirmar una paternidad —eso le corresponde a la ciencia y a la justicia—, sino a desnudar el miedo del poderoso. El miedo de Alejandro Char a someterse a una prueba de ADN, la misma que evita desde el 24 de febrero de 2024, cuando Steven lo buscó para mirarlo a los ojos y solo recibió un portazo. Lo rechazó.
Por eso, dos meses después, en abril de 2024, Steven decidió demandarlo. Y con esa acción, la conducta privada del alcalde —cuando tenía 26 años— se convirtió en un asunto público. No solo por su condición de figura política, sino porque violó los derechos fundamentales de su propio hijo durante 33 años. El poder, en este caso, no solo negó la sangre: también negó la verdad.
Enfrentar a la familia Char en los tribunales es casi una misión imposible. Es como romper el muro de silencio que protege a la Gran Prensa. Los litigios —según abogados consultados por VoxPopuli Digital— rara vez se ganan por mérito legal, sino por el peso del dinero y la influencia. La justicia en Colombia, especialmente en el Atlántico, está colonizada por el poder económico y político. Este es el gran mérito del apoderado de Steven, haber derrumbado ese muro de la ignominia de la justicia tomada por la corrupción y el dinero del narcotráfico y de la mafia.
Y los periodistas que nos atrevemos a desafiar ese poder, a romper el pacto de silencio, pagamos un precio alto: amenazas de muerte, acoso judicial, persecución económica y censura profesional. Pero el periodismo que calla no sirve. Y mientras otros medios obedecen, VoxPopuli Digital seguirá hablando, denunciando y accionando. Si bien somos débiles materialmente, nuestra fuerza reside en la ética y la moralidad. Este es el éxito de un verdadero periodismo, el mejor del mundo.
«Si algo me llegara a pasar»

Por ende, la victoria del primogénito de Alejandro Char Chaljub no fue fácil. Pero, de esta batalla salió con heridas profundas que podrían afectar su psique, su mente. Y él lo sabe como psicólogo que es. Una batalla desigual, solo con la fe de poseer la verdad de ser el hijo del «todopoderoso» e intocable alcalde de Barranquilla.
El hijo negado, después de la victoria legal, siente un profundo temor de que algo le puede pasar:
«Si algo me llegara a pasar a mi o algún miembro de mi familia afirmo desde ya que todo es como consecuencia de esta situación que siempre busqué evitar tratando de acercarme al convocado y quien siempre me rechazó»
Solicitud de Conciliación de Steven Castellanos Ramos.
«(Mi padre Alex Char) siempre me rechazó». Esa frase quizás se puede tomar como un clamor de un joven que le pide a la sociedad barranquillera solidaridad, protección frente a la arremetida subterránea de los derrotados de esta batalla judicial.
Un comunicado mentiroso

Este comunicado es mentiroso. Lo dice todo de la personalidad y del carácter de un alcalde. Ese día, era la última oportunidad que le concedió el juez para que se hiciera la prueba ADN. Y no se presentó. Su abogado fue el mensajero de un mensaje tardío solo para justificarse ante la opinión pública como si estuviera en campaña electoral para mostrar lo que realmente no es.
En efecto, no tiene la talla moral para seguir gobernando a una ciudad. Negar la paternidad a un hijo es una conducta canalla de un hombre que no se merece el perdón social, si lo hablamos desde el punto de vista ético y de moralidad pública. Pero si se hace desde la moral de los Char, la actuación del alcalde se justifica y se apoya, como lo hacen los súbditos del poder local.
La decadencia moral de Barranquilla
La sociedad colombiana y la de Barranquilla, en particular, manipulada por el poder y el dinero del Califato de los Char, es cómplice de esta conducta reprochable. La hegemonía dominante en esta ciudad fue construida durante cuatro décadas, desde que Fuad Char pasó a ser el principal accionista de la Corporación Junior de Barranquilla. Allí compró la emoción y los sentimientos de una sociedad que se arrodilló a su poder.
Hoy, la economía barranquillera tiene un tufo subterráneo, underground , contracultural ―que gracias a la feria de las banalidades que trae el narcotráfico y la corrupción político administrativa― se transformó en cultura dominante. Estar in en Barranquilla es tener un amigo traqueto o asociarse aun mafioso para lavarle su dinero sucio.
La ciudad «cuna de todo lo grande que nace en Colombia», como lo dijo en los años 40 el líder popular Jorge Eliécer Gaitán, pasó a tener una moral elástica. El control de la mente colectiva de este pueblo lo tiene el narcotráfico y la corrupción que también secuestró a la justicia.
Una justicia podrida
Este periodista (Edison Lucio Torres) fue derrotado por el poder emergente que se filtró y luego capturó a Bernardo Hoyos Montoya para ponerlo a su servicio. Fue el acalde que elegimos en 1992 para la Reconstrucción de Barranquilla, que esa época estaba vuelta añicos por la corrupción política más degradante de la región Caribe. Entró la corrupción y el narcotráfico del Cartel de Cali y luego el paramilitarismo de Jorge 40. Todos sus líderes se convirtieron en los nuevos empresarios que desplazaron a los tradicionales que forjaron una economía industrial y comercial real.
En Barranquilla vemos magistrados enriquecidos por fallar, incluso, una tutela. (Sentencia T-381-22). Por el ejemplo, casi todos los magistrados de la Sala Penal del Tribunal de Barranquilla (Jorge Eliecer Cabrera Jiménez, Demóstenes Camargo De Ávila, Augusto Enrique Brunal Olarte, Luigui José Reyes Núñez) tienen largos procesos de corrupción y nada pasa con ellos.
Se caen para arriba. Ejemplo es Demóstenes Camargo, quien como fiscal seccional estuvo al servicio de los falsos positivos del presidente Uribe en 2002 y luego aterrizó en el Tribunal Superior de Barranquilla. Tienen protectores en la Fiscalía General de la Nación (FGN) y en la Corte Suprema de Justicia como en los tribunales disciplinarios.
Fallos dudosos
Los fallos de esos tribunales son dudosos como beneficiosos para los que puedan comprarlos. Y los Char son buenos clientes de estas transacciones subterráneas, al decir de una fuente de entero crédito al interior de esa corporación judicial entrevistada por VoxPopuli Digital.
Si los tribunales fueron tomados por la corrupción ¿qué se espera para los jueces y fiscales de la seccional del Atlántico? Allí se encuentra en la dirección de fiscalía un ser comprado por el poder político dominante: William Fernando Orlando Jaiquel. Hace año y medio le cayó de perla a los Char.

En Cartagena Orlando Jaiquel fue el juez penal que me condenó en primera instancia por injuria, por el solo hecho de decirle al presidente del congreso de la época, Javier Cáceres Leal, el «todopoderoso». Con «El Chuzo» tuve un largo proceso litigioso por injuria que después de 7 años (2006-2013) se resolvió a favor mío en el Tribunal Superior de Cartagena y después en la Corte Suprema de Justicia. Esta corporación condenó al senador a 9 años de prisión por concierto para delinquir agravado. Todo lo que dije sobre «El Chuzo» se convirtió en una verdad jurídica en la Corte Suprema de Justicia. Y el «todopoderoso» presidente del Congreso se desmoronó. Su poder se extinguió.
Pero ese poder se revivió cuando la Fiscalía de Luz Adriana Camargo nombró a Orlando Jaiquel director de Fiscalía del Atlántico donde, seguramente, siguió en lo mismo, cuya fuente del poder era la misma que hizo nombrar a Ivet Hernández Sampayo, directora saliente de Fiscalía en Bolívar.
El temor
Steven ganó esta batalla jurídica, pero se siente amenazado. Su frase expuesta en la solicitud de conciliación lo dice:
Dejo constancia que no tengo problemas de ningún tipo, que jamás he tenido enemigos ni he recibido amenazas de nadie. Por lo tanto, si algo me llegara a pasar a mi o algún miembro de mi familia afirmo desde ya que todo es como consecuencia de esta situación.
Y terminó diciendo:
Siempre (traté) de acercarme al convocado (Alex Char) y siempre me rechazó.