Cartagena: Entre el hampa y la delincuencia política (I)
El Raulito retrata la alienación social de la sociedad cartagenera: Entre el hampa y la delincuencia. Cortesía Fiscalía General.

En el gobierno del alcalde William Dau Chamat, Cartagena se debate entre el hampa y la delincuencia política. Nunca antes las organizaciones criminales habían crecido como lo han hecho durante estos dos últimos años. Tampoco se había cuestionado severamente la institucionalidad de la alcaldía y del concejo. Pero sobretodo, de un alcalde que ha sido cuestionado por su idoneidad administrativa, moral y mental. Un alcalde que refleja la enfermedad que padece la sociedad que lo eligió.

La sociedad cartagenera está tan enferma que existen dos escuelas de sicarios, al mejor estilo de Medellín y Cali, según una fuente de la SIJIN que no quiso que la identificara. Por esta razón, no se trata de solo apresar a los sicarios. Hay que ir por los “peces gordos” que tienen alguna relación con el poder económico y político de la ciudad. El hecho de que algunos jóvenes políticos compran un kilo de coca para ponerselo al vehículo de sus rivales, expresa hasta dónde ha llegado la enfermedad mental de esta sociedad.

¿Hemos caído al fondo?

Una del as víctimas del sicariato, Kevin José Herrera Pérez en Las Palmeras. Entre el hampa y la delincuencia política. Cortesía.

Un análisis concienzudo de las cifras de homicidio y, en especial, de la modalidad de sicariato, confirma la premisa del deterioro de la salud mental de los cartageneros. Jamás se había incrementado el número de homicidios como hoy (240 asesinatos en lo que va el año). Nunca antes se había disparado el microtráfico y el consumo de drogas alucinógenas entre la juventud, y el basuco entre los adultos. La ciudad no estaba en disputa de bandas criminales como hoy. Ni siquiera en los mejores tiempos del Clan del Golfo, Los Urabeños, Los Pachenca, Los Paisas, Los Costeños, entre otras.

No obstante, para el alcalde la salud mental no es su prioridad. Desde 2018, la alcaldía no realiza ningún programa de salud mental para la prevención de la adicción a las drogas sicotrópicas. La última que hizo el DADIS fue cuando se encontraba Antonio Sagbini. ¿Cuál es la prioridad de la alcaldía? Cazar peleas con “Raimundo y todo el mundo”. Es una forma de manipulación de la opinión pública para enmascarar la verdadera situación que estamos soportando. Así entretiene al vulgo y a los doctos que tienen intereses en la alcaldía.

Frente a esa situación, el presidente Gustavo Petro debe hacer efectiva la resolución de la Contraloría Distrital mediante la cual suspendió al alcalde William Dau Chamat, y no se haga de la vista gorda como se hizo el presidente Duque, quien hizo fraude a resolución administrativa..

Las alertas tempranas

Pero, la alerta que dimos en varias publicaciones de abril de 2021, dijimos que los carteles se apoderarán de varias ciudades de la Costa Caribe, entre ellas Cartagena. Dijimos que nuestra ciudad está en vía de convertirse en la Acapulco de Colombia. Un año después realizamos un seriado que comenzamos el 5 de marzo de 2022. En uno esos artículos dijimos:

¡Cartagena está bajo el imperio del terror!

“Sigue el plomo bajito en Cartagena por cuenta de la guerra de los «peces gordos». En tanto que las autoridades policivas desatan una eficaz persecución contra las bandas criminales del país y, particularmente, en Cartagena, en el bajo mundo se desarrolla otra guerra mucho más sangrienta. ¡Cartagena está bajo el imperio del terror! Después del sábado sangriento, hoy se produjeron tres homicidios, dos de ellos en la modalidad de sicariato”. 

Los «peces gordos» no vuelan y el plomo sigue bajito, Marzo 28 de 2022.

Nos quedamos cortos. Si bien esos artículos periodísticos se volvieron virales en redes sociales, no fuimos capaces de llamar la atención de las autoridades para que tomaran las medidas correctivas. ¿La razón? Carecemos de un alcalde con una capacidad de raciocinio.

Es decir, tenemos un burgomaestre incapaz de razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de esta realidad. Está suspendido en otro mundo por su incapacidad mental.

¿Incapacidad mental para gobernar?

Cuando en una audiencia de revocatoria celebrada el 2 de octubre de 2021, este periodista le preguntó al alcalde Dau Chamat si era cierto que a veces duraba dos días internado en un apartamento consumiendo basuco, revuelto con tabaco y marihuana y después salía zambiloco, las redes sociales y algunos periodistas lo interpretaron como una forma de insulto al mandatario. Hicieron centenas de memes con ello. Pero estaban lejos de lo cierto.

Aunque el periodista se equivocó en la forma de hacer la pregunta, ella tenía como finalidad conocer de voz del mismo alcalde su presunto problema de adicción a las drogas. También de sus posibles problemas mentales como trastorno límite de la personalidad, megalomanía, bipolaridad grave y adicción. Es la apreciación de varios psiquiatras de la ciudad que han estudiado su comportamiento público. Esto explica, por ende, su incapacidad para gobernar.

Esa pregunta se la hice en público, porque ya se la había hecho por escrito sin conseguir respuesta. ¿Pertenece al ámbito de su privacidad? ¿Libre desarrollo de la personalidad? ¿Tolerancia a los consumidores de drogas en parques y espacios públicos? Como docente de derechos humanos, sé cuáles son mis límites en el tratamiento periodístico de la conducta individual. Aquí no se vulneró sus derechos fundamentales al buen nombre, a la privacidad y a la honra.

Vida privada, vida pública

¿Cual es la raya que limita lo público de los privado para un funcionario público que se debe a su comunidad? El servicio público implica unas cargas pesadas que no se tienen en el ejercicio privado. El sujeto público sigue sosteniendo sus derechos fundamentales, por ejemplo, el derecho a la privacidad. Es un ámbito en que nadie se debe meter, ni siquiera el Estado. Pero cuando la conducta privada afecta el interés colectivo, el Estado debe intervenir para corregir la situación. Si William Dau no fuera alcalde, a nadie le importaría que se fumara un camión de basuco. El libre desarrollo de la personalidad prevalece en su comportamiento. Pero, cuando el funcionario presenta un problema grave en su comportamiento que trasciende su privacidad, está obligado a soportar el escarnio público. Y aquí entra el papel del periodista.

Ante esa situación, el alcalde Dau interpuso en noviembre de 2020 una acción de tutela contra mí por 54 publicaciones que le quitaron el velo de antimalandrín. Varios de esos escritos se refería a su presunta adicción y a la corrupción durante la cuarentena del Covid en 2020. Le cito el artículo periodístico 46 que me impugnó ante los jueces para que me silenciaran:

«¿Un alcalde adicto, bufón o psiquiátrico?»

“46.- Escrito de Edison Lucio Torres Moreno publicado en la página Web Vox Populi Digital. Del 17 de noviembre de 2019. “¿Un alcalde adicto, bufón o psiquiátrico? El top secret de la victoria de Dau(II)”.

Tutela Rad: 13001-33-33-001-2020-00117-01. Fecha: 17 de noviembre de 2020 Tribunal Administrativo de Bolívar.

Una juez del circuito falló a favor del periodista y desestimó las pretensiones del alcalde. Pero luego presentaron la misma tutela con otros escritos y la juez 01 Administrativo del Circuito de Cartagena le falló a su favor. Sin embargo, el Tribunal Administrativo de Bolívar, con ponencia del magistrado JOSÉ RAFAEL GUERRERO LEAL, revocó dicho fallo, y en cambio le dieron la razón al periodista.

“Dado las anotaciones anteriores, no se hace necesario llevar este análisis más allá de lo expuesto, pues no reposa en el acervo probatorio, material suficiente para determinar en concordancia con la jurisprudencia constitucional, una limitación o restricción al ejercicio de la libertad de expresión. Y en ese sentido, se impone revocar el fallo impugnado, lo cual se dejará anotado en la parte resolutiva de este proveído”.

JOSÉ RAFAEL GUERRERO LEAL, magistrado ponente Tribunal Administrativo de Bolívar.

Entre el hampa y la delincuencia política

Este análisis se hizo en marzo. Dábamos cuenta de la guerra de los carteles por Cartagena.

Para los que se declararon fans del alcalde de vida loca, como el senador Gustavo Bolívar No 1 del Pacto Histórico, les advierto que no es ninguna perita en dulce. Su mente, poco alambicada y perversa, no tiene límites. Presenta un cuadro mental criminal que siente profunda satisfacción cuando juzga, de la peor manera, a los demás. Ello amerita un análisis forense para examinar sus facultades mentales y, por ende, si está en capacidad de seguir gobernando.

Además, su simpatía popular es un indicador de que también la sociedad está enferma. El alcalde refleja a la sociedad. Los alemanes de los años 30, esperando un mesías, se encontraron con Adolfo Hitler, psicópata adicto a la cocaína que tenía a su médico personal para que se la dosificara. Cuando Alemania y el mundo despertó, la humanidad había pagado un alto costo con más de 40 millones de muertos. Es el producto de los gobernantes dementes que guían a la locura a la misma sociedad.

Este periodista es víctima de la mente criminal del alcalde Dau. Desde antes de las elecciones de 2019 sufrimos su ataque perverso a través de sus hordas digitales. Luego pasaron a agresiones físicas contra mí. Por esta razón denuncié al alcalde ante la Fiscalía. El 2 de febrero de 2021 la amenaza fue directa ante decenas de presentes en la audiencia de revocatoria en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias. El 19 de febrero la policía capturó ilegalmente al periodista. Se interpretó como retaliación, ya que es el jefe de la policía distrital. Desde esa época hasta hoy, las amenazas de muerte contra el periodista se han se han multiplicado

Decadencia moral: entre el hampa y la delincuencia política

Dau representa la decadencia moral de una ciudad que se debate entre el hampa y la delincuencia política. William Dau es el peor alcalde de todos los tiempos, al decir de los mismos líderes comunales entrevistados por VoxPopuli Digital.

En su gobierno la política -de por sí ya descompuesta cuando él llegó- se transformó en una forma delincuencial en su actuar. El hecho de que desde el seno de una de las tres alcaldías locales se gestara el complot contra la presidenta del concejo, Gloria Estrada, una de las rivales del alcalde, es muy diciente. La sociedad solo espera justicia, la cual se ha tardado y los verdaderos “peces gordos” siguen tranquilos.

Los cartageneros habían creído que con la crisis de gobernabilidad vivida durante el período que les correspondía a los populares comunicadores Campo Elías Terán Dix y Manolo Duque, (alcanzaron a gobernar un año cada uno), sería el peor período de su historia. En ese período (8 años) fue una sucesión de alcaldes. Pero estábamos equivocados.

Sin embargo, sería un pleonasmo decir que la ciudad ha sido víctima de sus propios inventos. Nos quedan dos caminos: rezar y esperar que venga otro salvador o tomar acción directa para que el presidente Gustavo Petro ejecute la suspensión inmediata que pesa sobre el alcalde William Dau. Suspensión que ladinamente dejó de tomar el presidente Duque en contubernio con el contralor general Pipe Córdoba.

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