Char en el «tibiri―tabara»
Alejandro Char en el «tibiri―tabara» con la admisión de acción de nulidad.

La ciudad está en el jolgorio y su alcalde Alejandro Char en el «tibiri―tábara». La acción de nulidad electoral admitida por el Tribunal Administrativo del Atlántico con radicación No 800-12333000-2024-0002-400 prueba que su elección está entredicho. Es un hecho trascendental. Puesto que en ella confluyen dos elementos que le dan vida. (I) Los estadios de Barranquilla solo están a disposición de los intereses económicos de grandes empresas deportivas de la familia Char, especialmente del Junior. (II) Los únicos ingresos libres de Barranquilla, son administrados por Serfinanza, también de los Char.

La pregunta que empresarios, trabajadores, periodistas, veedores y activistas del deportes de toda Curramba debe hacerse es esta: ¿Es justo que este monopolio avaricioso condene a la marginalidad a centenares de clubes deportivos y a una ciudad endeudada hasta el año 2035? ¿Quiénes podrían ponerle coto a esta avaricia despótica? ¿Una juez heroica? Un juez íntegro, sin duda que sí. Pasaría a la historia. El dinero es efímero. La ética es eterna, como los diamantes. La muchedumbre barranquillera está secuestrada por la subcultura del dinero fácil, ilegal y violento. Hay que ponerle coto a esto.

¿Char en el «tibiri―tábara» por una mujer?

Carmen Rosa Lorduy es la magistrada ponente de la acción de nulidad. Solo se espera que obre en derecho sin que nadie la perturbe. Aunque fue una destacada abogada de la CRA, al lado de Tony Palencia, se cree en su independencia de juez. Char en el «tibiri―tabara»
Carmen Rosa Lorduy es la magistrada ponente de la acción de nulidad. Solo se espera que obre en derecho sin que nadie la perturbe. Aunque fue una destacada abogada de la CRA, al lado de Tony Palencia, se cree en su independencia de juez. Char en el «tibiri―tabara». (Foto suministrada).

¿Char en el «tibiri―tábara»? La admisión de la demanda no es un hecho de poca monta. Pondrá a prueba no solo al accionante sino a la justicia de lo contencioso del Atlántico. En especial, a la magistrada, Carmen Rosa Lorduy González, quien debe actuar bajo estricta independencia y resistirse a las tentaciones que se le presentarían. Su propia familia se lo agradecería. A sus hijos, cuando ya estén grandes, le preguntarían: «¿Tú eres hijo de la juez que tumbó el imperio avaricioso de Barranquilla?».

Si hay justicia, no solo caería Alejandro Char de la alcaldía. Se podría derrumbar el imperio de la avaricia y de la subcultura del enriquecimiento ilícito. Barranquilla es agobiada por la sobrevivencia en el diario vivir y víctimizada por una clase política avariciosa y de bandas armadas asociadas a las rentas ilegales. Con la caída de los Char y los Daes, se liberaría de este modelo de ciudad que empobrece a la sociedad y hace más rico a los ricos. Hoy, estamos viviendo una crisis ética y moral más compleja que cuando en los años 70 los Name, Gerleín, Carbonell, Cepeda, Slebi, Vargas, entre otros, irrumpieron en la política con su avaricia.

Sin embargo, la inconsciencia colectiva del barranquillero está destruyendo los cimientos de una ciudad que otrora ―primera mitad del siglo 20― era ejemplo de progreso, armonía, convivencia pacífica y de riqueza intelectual y cultural. Atrás quedaron su himno y su bandera. Sus filósofos, maestros, jueces, escritores, compositores y deportistas que hicieron historia.

En el olvido

Hoy, esos principios y ejemplos de vida, ruedan en la arena de otra era. La era del olvido. La ciudad ahora absorbe el polvo de la derrota ética y moral con una generación de hombres y mujeres guiada por dos frases: No dar papaya, y Roba, pero hace obras. ¿Qué está pasando? Sencillo. Es gobernada por una clase empresarial y política crematística que representa a una sociedad en decadencia moral. ¿Esta vaina qué es? De acuerdo al filosofo griego de la antigüedad, Aristóteles, la acumulación de dinero en sí es una actividad contra natura que deshumaniza a sus poseedores. Los aliena. Los vuelve locos. Distinto es cambiar el dinero por bienes y servicios para el desarrollo de la humanidad. La riqueza es un derecho de todos y no solo de unos pocos hombres y mujeres compulsivos por acumular dinero.

Por tanto, el deseo obsesivo por tener dinero y riquezas tiene una motivación más allá de los sentimientos de solidaridad, amor y servicio. La motivación está demandada por impulsos que se convierten en un problema patológico succionado en forma de avaricia fenicia. Entonces, se incorpora a la sociedad como parte de la costumbre. Pero, esos impulsos compulsivos de sus gobernantes y empresarios pocos éticos, empobrece al 95% de la población. ¿Qué los motiva a convertir todo en dinero y en poseerlo? Sus impulsos patológicos. La teoría de la motivación fue explorada en los años 70 por el psicólogo David McClelland de la Universidad de Harvard al analizar los tres factores que la determinan: afiliación, poder y logro. La Sociedad ambiciosa, es el mejor libro de economía que haya leído y he usado para mi interpretación del comportamiento empresarial.

Barranquilla, un pasado de progreso

Para la comprensión del papel que jugó Barranquilla en el desarrollo económico y social de Colombia, debemos mirar la historia. Desde 1871, se convirtió en la primera ciudad del Caribe. Desde esa época hasta 1930, llegaron empresarios de Cartagena, Santa Marta y La Guajira. Los Obregón, Vengoechea, Echeverría, Noguera y Abello, de Santa Marta. Los Aycardi (Magangué), De la Espriella, Baena y Lascano, de Cartagena. Igualmente, muchos empresarios extranjeros y nacionales. Recibió gente de todas partes, según lo analiza el historiador Joaquín Viloria de la Hoz en su libro Empresarios del Caribe colombiano. (Picar en el título).

No obstante, en estos tiempos los triunfadores de Barranquilla son más de 20 bandas armadas que se distribuyen su territorio. Sus grandes empresarios están asociados a carteles nacionales e internacionales del narcotráfico: Cartel de Medellín, Cartel de Cali, Cartel de Sinaloa, etc. Desde finales del 70, muchas empresas son utilizadas para el lavado de activos y la corrupción. Un ejemplo, la extinción de dominio del Hotel del Prado, insignia de la vida centenaria de esta capital. ¿Y sabes que es lo peor? La mayoría de su población está conforme.

Sociedad alienada

¿Por qué sucede esto en Barranquilla? La primera respuesta se refiere a una población alienada y enajenada por la cotidianidad del hambre y la escasez. Un diario de sobrevivencia. Una angustia por buscar el pan de cada día, sea como sea, incluso, robando y extorsionando. Pero, ¡tranquilo! El Junior ganó. Me tomo una foto al lado de las estatuas de mis ídolos: Shakira, Joe Arroyo y en la Ventana del Mundo. ¡Ah!, pero antes paso por el malecón donde ni siquiera puedo meter el dedo en el Magdalena, cuyas aguas están contaminadas por la sangre de las víctimas del conflicto, la minería ilegal y la cloaca en la que lo han convertido.

Y para calmar mis angustias y sin sabores del año anterior, lo olvido con los Carnavales de Barranquilla. ¿Acaso no te han dicho de que quien lo vive es quien lo goza? El miércoles de ceniza, regresamos a la misma angustia y sobrevivencia del año 2024. ¿Eres feliz así?

Char en el «tibiri―tábara» ¿y la ciudad?

En realidad la que está en el «tibiri―tabara» es la Barranquilla de la Era del engaño y de la exacerbada corrupción en el ejercicio de la política que corrompió todo. Y todo es todo: la economía, la justicia, la educación, la religión, el deporte. La caída de Alejandro Char sería un punto de inflexión para un cambio de frente del desarrollo de la ciudad. La ciudadanía debe retomar el poder que perdió al final de la década del 60 cuando existió una cultura cívica poderosa.

Las pruebas y la argumentación fáctica están en la demanda de nulidad de la elección del alcalde Alejandro Char Chaljub que acaba de ser admitida por el Tribunal Administrativo del Atlántico. ¿Es una pelea de David contra Goliat? Tal vez lo sea siempre y cuando nuestra juez obre conforme al derecho y a las pruebas, que son abundantes.

Ponerle coto al ansia fenicia de la familia Char de acumular riquezas a costa de los bienes comunes de Barranquilla y del Atlántico no es un tarea fácil. Serfinanza y el Junior, por ejemplo, son dos grandes empresas que solo buscan satisfacer los intereses avariciosos de sus dueños. Ellos se auto-contratan para utilizar el dinero de todos los barranquilleros en un proceso de acumulación de capital propio. Es decir, que todo lo que ellos tienen es de la sociedad barranquillera. Un proceso de extinción de dominio que derive en enajenación temprana contra los Char y Daes sería un paso trascendental para acabar con la economía ilegal de la Barranquilla procera e inmortal.

Lea el acto de la admisión

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