¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. (Mateo 15:17,18).

Estos son los contratos dudosos de Dau para enfrentar el Coronavirus. Su situación psicológica lo llevó a crear el grotesco espectáculo ante el concejo Distrital. Es un peligro ambulante.

Quedó confirmado ante la gente, el alcalde William Dau es un peligro ambulante. El grotesco espectáculo protagonizado por Dau ante el concejo distrital, el 13 de abril, fue una falta gravísima a título de dolo y reafirma su conducta recurrente que afecta el buen nombre y la dignidad de las personas.

Su agresión ante el concejo fue una cortina de humo. Un acto premeditado. Quiso desviar la opinión pública cartagenera y nacional. En esos momentos estaba siendo cuestionado por la opinión pública por el despilfarro de los $20 mil millones para atender la emergencia del Covid-19. Pero el tiro le salió culatero.

Después de  ese bochornoso hecho, se reunieron esta noche el alcalde con el presidente de la corporación, el conservador David Caballero.

Lo de Dau fue una grosería y pataleta de un gobernante demente y —quizás— pasado de la mona, fue una agresión premeditada y planeada con alevosía. Son las mismas estratagemas usadas por Uribe y por Duque cuando están embolatados.

Algunos de sus asesores le pidieron que atacara al concejo para distraer a la opinión pública que tenía los ojos puestos en su evidente negligencia y falta de escrúpulo en el manejo del dinero público para los más pobres de la ciudad.  Preste atención y le contaré la verdadera historia de este caso del peligro ambulante.

Dau grogui

La grabación de la sesión completa es de 1:51. Dau comenzó su acto grotesco al 1:34

Antes de su arrebatada y alocada salida conductual, Dau estaba sin aire.  Con el caso de Veneplast, había recibido un gancho de derecha directo a la boca del estómago. Se habría robado (literal) 1.484 mercados para los pobres de la ciudad, tal como lo demostramos en el artículo titulado: «Dau con Veneplast se estarían robando 1,500 ayudas humanitarias del Covid-19».

Quería salir de entre las cuerdas por tanta guantera que recibía. Estaba grogui (aturdido y «amariconado») por las denuncias de corrupción en la contratación del Covid-19. Las explicaciones de su ahora escudera de la contratación, Diana Martínez Berrocal, quien fuera la Sancho Panza de Dionisio Vélez, malandrín de cuello almidonado como Dau.

No era el concejo de Cartagena que le estaba dando la muñequera limpia. No. Era el periodismo independiente que mostraba en sus portales y redes sociales la negligencia de su administración para atender la emergencia del coronavirus. Se registraba el clamor de la gente que pedía ayudas a cacerolazos limpios en urbanizaciones y barrios populares. Los mototaxistas reclamaban ayudas prometidas. Lo mismo los cocheros. También los trabajadores informales.

Peligro ambulante y perros rabiosos  unidos

El periodismo denunciaba la vagabundería de sus contrataciones. Tales son los casos de Veneplast, el App de Moka de los españoles, los contratos de refrigerios para la policía, el gasto de $680 millones en publicidad para los grandes medios de comunicación.

De esos rubros sale la plata para la jauría de su bodega digital. Dau no solo es un peligro ambulante. Tiene una tenbebrosa bodega digital que no tiene escrúpulo para dañar la honra de cualquier persona. Algunos son unos perros falderos y otros perros rabiosos escondidos en el anonimato de las redes sociales para atacar a todo aquel que se atreva a desenmascarar a su jefe, William Dau. De alguna manera sus acólitos expresan en las redes sociales los problemas de personalidad desviada y de dependencia a sustancias alucinógenas de su jefe.

¿Cómo salir de la muñequera?

«Me están dando duro», pensaría en voz alta el Tractor. «¡Hagan algo, por Dios». Estaba con los neumáticos espichados. El azote era diario. El escándalo de corrupción de hoy tapaba el de ayer. La gente pobre sin recibir ayudas humanitarias. Mientras una papelería vendía alimentos, en los barrios preguntaban desesperados dónde estaban las ayudas. Ya no aguantaba.

«¿Cómo distraer la atención de esa gente?» Era la pregunta que se hacían los asesores de Dau. No preguntaban «¿cómo le damos más ayudas a la gente?» Como debía clausurar las sesiones extraordinarias el día lunes, los asesores concibieron ese día como la oportunidad para distraer a la gente empobrecida y mentalmente sometida poor la ideología dominante.

Los asesores le dijeron a Dau que cuestionara a los concejales y le buscara la pelea. Como el concejo arrastra un desprestrigio natural con los gobernantes de turno, iba a encontrar receptividad de sectores de la opinión pública y de gente que va siempre para donde va Vicente. Como Dau es perverso y un peligro ambulante, se lanzó contra el concejo de la forma más vulgar que su corazón mana.

Un concejo conciliador

El concejo distrital en sus sesiones extraordinarias fue muy conciliador. Aprobó la ponencia afirmativa de César Pión Gonzalez del proyecto de acuerdo que autoriza al alcalde recaudar $103 mil millones de impuestos para invertirlos en la emergencia del Coronavirus. La administración de William Dau solo presentó dos proyectos de acuerdos al concejo durante los 100 días, y fueron discutidos en esas accidentadas sesiones extraordinarias. Uno se lo aprobaron y el otro no reunía los requisitos.

La intervención de Pión González fue benévola y condescendiente con la administración de Dau:

«Este concejo no ha estado contra la administración (distrital). Existe desinformación sobre el plan de Acción de Respuestas a la emergencia del Covid—19».

Pión leyó algunos rubros de gastos del Plan Covid—19 sin hacer acusación alguna. Solo pidió claridad de la administración.

Carlos Barrios, de Cambio Radical, pidió respeto de parte del alcalde con respecto al concejo.

«Los concejales les hemos dado un voto de confianza al alcalde. Pero estamos acéfalo de liderazgos para concebir y avanzar con un plan de desarrollo redefinido como lo recomienda la Procuraduría General».

Gloria Estrada, partido Liberal, quizás fue la más benevolente con el «amariconado» (sinónimo de grogui) alcalde que tenemos los cartageneros. La concejal dijo que hay un «enemigo común y escondido que es el coronavirus». Debemos unir esfuerzos entre el alcalde y los concejales para ayudar a la gente más pobre de la ciudad, agregó. No hubo ofensas del concejo para con su alcalde.

El tiro culatero

Pero el tiro le salió culatero.  Esto puso a la defensiva al peligro ambulante. Esa conducta grotesca fue reprendida por la opinión pública pensante. Incluso, el Vicario de la Pastoral Social, Rafael Castillo, la censuró y pidió un acuerdo edificante en la alcaldía y el concejo.

La opinión pública censuró al autodenominado Tractor, un peligro ambulante. Tuvo que retractarse y pedir perdón en un video donde se presenta como víctima. Señala que fue provocado por los concejales, lo cual no es cierto. Es una aseveración mentirosa que solo busca justificar su incompetencia y conducta violatoria de los derechos fundamentales. (Ojo: No le importó que desde la residencia donde emitía, varios niños estaban viendo un programa de Tv infantil).

Dau pidió activar al máximo a su perversa bodega digital (grupos de jóvenes de mala conducta) que quisieron poner las cosas como un enfrentamiento entre el Tractor espichado y amariconado con los concejales de la ciudad. Nadie cayó en la trampa, porque los únicos que han promovido esa idea son sus acólitos que recibirían dinero de su adicto jefe.

La Procuraduría en silencio

Esa conducta grotesca fue el eslabón de una estrategia propagandística perversa para salir de entre las cuerdas por sus dudosos contratos.  Quieren tapar el saqueo descarado de los dineros del Covid—19 con la complicidad de sus aliados.

Dau cogobierna con Bruce McMaster, presidente ejecutivo de la Andi, y Mauricio Villegas, presidente de la Junta Directiva de Fenalco Bolívar. Estos dos tienen representación en el gobierno de Dau: Mónica Fadul, Ana María González, entre otros. En tanto Diana Martínez Berrocal representa a Dionisio Vélez Trujillo, quien también despilfarró $250 mil millones con el apoyo de los gremios y ″riquitos″ de Bocagrande. Esos dineros eran para la salud y la educación.

El Ministerio Público debe aperturar verbalmente un proceso disciplinario contra William Dau, quien ha sido sancionado en varias ocasiones por injuria y calumnia, tanto como particular que como autoridad pública. Esta conducta reiterada y perversa de vulneración a derechos como la dignidad y el buen nombre, debe ser duramente sancionada por el Ministerio Público.

¿Puede el procurador Fernando Carrillo procesar y sancionar a un protegido de la Andi y de Fenalco? ¿Por qué el Ministerio Público ha sido permisivo con la conducta dolosa de William Dau Chamat, quien ataca la honra y el buen nombre de periodistas?

¿Y el fiscal Barbosa?

¿Puede el fiscal Francisco Barbosa intervenir e investigar a su bodega digital que acosa, denigra y amenaza de muerte a quienes nos atrevemos denunciar la conducta reiterada de Dau? Este mismo periodista ha sido víctima de sus ataques durante su campaña electoral y ahora como alcalde.

Confirmado, William Dau es un peligro ambulante, y como alcalde, el daño es irreparable.

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