El evidente divorcio de Petro con algunos agentes económicos de mayor peso específico en el país, la predicción señala que se profundizaría. En el 2024 no mejoró la credibilidad y la confianza con los empresarios. Situación que se agravará durante el tercer año de su mandato por las implicaciones políticas de las reformas y a la falta de liderazgo del gobierno. Pese a las voces agoreras, iniciamos un año con saldo a favor en varios indicadores clave que marcan la estabilidad de la economía nacional.
Así se demostró en la primera entrega de este análisis de coyuntura económica. Las tendencias indican que se mantendrá un crecimiento leve con una economía estable, sin que se escape de «la trampa de bajo crecimiento» en América Latina, como lo señala la CEPAL en su último informe.
Para aprovechar estas tendencias, las políticas gubernamentales deben reducir la vulnerabilidad a los choques externos y, al mismo tiempo, estimular la productividad y crear vasos comunicantes con los diferentes actores económicos. Pero, sin el apoyo de los empresarios, sería una tarea muy difícil.
¿Los pactos con los empresarios?
No obstante al divorcio, al finalizar el año 2023, el presidente Gustavo Petro se reunió con los representantes de los grupos económicos más fuertes del país con el fin de crear un Pacto Gobierno―Empresario para el 2024.
El gobierno propuso ese diálogo empresarial que solo quedó en la foto que el presidente Petro se tomó con algunos «cacaos» , por ejemplo, Luis Carlos Sarmientos Angulo. Los ejes del diálogo como la educación, la productividad, la propiedad de la tierra fértil, el desarrollo de la economía popular y la inclusión financiera, quedaron en el papel porque las mesas de trabajo nunca se dieron en 2024.
Asimismo, impulsó el Pacto por el Crédito entre el Gobierno Nacional y Asobancaria para aumentar la financiación de cinco sectores estratégicos de la economía colombiana: Agropecuario, Turismo, Manufactura y transformación energética, Vivienda e infraestructura, Transporte. ¿Se benefició la economía popular? No hay evidencias de que haya estimulado la economía del micro y el pequeño productor.
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¿CÓMO APROVECHAR ESTE 2025?
El pesimismo: el divorcio de Petro
Existen dos enfoques que podrían cambiar el panorama económico del país. En un escenario optimista, en un entorno empresarial más favorable, podrían impulsar la confianza de los empresarios y estimular la inversión, lo que a su vez aceleraría el crecimiento económico.
Pero, si el gobierno y los empresarios renuncian a un diálogo efectivo, y continúan con esa separación, el escenario será de un duro pesimismo. O sea, el divorcio de Petro con empresarios seguirá en 2025.
Ahora bien. Si nos quedamos en un escenario pesimista, conservador y de oposición a las políticas gubernamentales no se aprovecharían esas tendencias hacia la reactivación económica. La persistencia de la incertidumbre global, junto con desafíos internos como la inflación y la desigualdad, podrían limitar la confianza de los empresarios y reducir la inversión, lo que llevaría a un crecimiento económico más moderado en este 2025.
Terminamos un año con un crecimiento aproximado de 1,9% del PIB. Una tasa de inflación que estará en el rango de 5 a 6%. ¿Estos datos son buenos o malos? Según las gafas con que se vean esos indicadores, así podríamos identificar las oportunidades y los desafíos para 2025. Es decir, si hay un poco de optimismo de parte del gobierno, los empresarios, inversionistas y trabajadores podrían llevar esa tendencia a un crecimiento exponencial de la economía. Pero los diferentes escenarios apuntan a un pesimismo económico.
La conducta emocional de los empresarios
Por tanto, de acuerdo a la escuela de la economía conductual, el comportamiento económico resulta de la conducta emocional de los individuos más que de su racionalidad mental.
El desafío del gobierno del Cambio y de Petro ―como economista y jefe de Estado― es propiciar un diálogo edificante y no la confrontación con los diferentes actores que participan en el comportamiento económico del país. Debe poner en marcha acciones que construyan confianza y credibilidad. Es decir, reversar el divorcio de Petro con empresarios e inversionistas.
Crecimiento leve
En tasa de crecimiento se estima que la economía colombiana crecerá alrededor de un 1,9% en 2024, según el Banco de la República. Incluso, puede llegar a un poco más del 2%. Pero aún así, será un crecimiento moderado. El crecimiento mundial se proyecta en 3,1% para 2024. Por ejemplo, el crecimiento proyectado de Colombia es superior al de Estados Unidos.
La CEPAL considera que en América latina hay una «trampa de bajo crecimiento». Este es un fenómeno característico de la economía de América Latina, especialmente de las más grandes, Chile, Argentina, Brasil y México y Colombia.
Los motores del crecimiento dela economía en Colombia son el consumo privado y la inversión, aunque a un ritmo más moderado que en años anteriores. Los inversionistas actúan con cautela. Esta será la pauta que seguirán en 2025.
Como la incertidumbre política y la volatilidad de los precios de las materias primas afectan el crecimiento económico, se precisa un verdadero acuerdo interempresarial con el gobierno. Remar juntos es la estrategia hacia una economía próspera. ¿Está en condiciones de hacerlo? El problema de la confianza y la falta de credibilidad serán los principales desafíos.
La confianza
El divorcio de Petro lo midieron en 2024. Las encuestas de Fedesarrollo y el Banco de la República ―sobre la confianza inversionista― mostraron un panorama de cautela. Esto es influenciado por factores como la inflación, las elevadas tasas de interés y la incertidumbre política derivada de las reformas del gobierno. En noviembre, el ministro de Hacienda de la época, Ricardo Bonilla manifestó durante la apertura del XI Congreso de Asofiduciarias, que la inflación de octubre descendió más de lo previsto, al ubicarse en el 5,41%.
No obstante, según las encuestas de Fedesarrollo, el índice de confianza empresarial experimentó altibajos a lo largo del año. En el primer trimestre de 2024, el índice de confianza empresarial mostró un leve repunte, alcanzando un 12,2%. Pero con fluctuaciones hacia la baja en el segundo semestre, alcanzando un -4,3% en el tercer trimestre.
En tanto que las expectativas fueron más negativas en el sector de la construcción, con un descenso significativo. Mientras que sectores como energía renovable y tecnología mostraron expectativas más optimistas. A pesar de la incertidumbre, se observó que las grandes empresas tenían una visión más optimista en comparación con las pequeñas y medianas empresas. Estas se mostraron más cautelosas respecto a las políticas fiscales y tributarias.
Por su parte, las encuestas del Banco de la República también reflejaron una disminución en la confianza inversionista, con una estimación de 2,5% de crecimiento económico para 2024. Según su informe, los empresarios destacaron la incertidumbre económica como uno de los factores más influyentes para limitar la inversión. Como la caída en la confianza del sector industrial y una leve mejora en el sector exportador.
El BBVA y sus predicciones
De acuerdo con esta entidad financiera, estas son las principales proyecciones de la economía colombiana:
- En Colombia, el PIB crecerá 2,0% en 2024, acelerándose a 2,8% en 2025 y 3,5% en 2026, impulsado principalmente por la demanda interna. El consumo privado, especialmente en bienes, y la recuperación de la inversión en infraestructura y maquinaria serán los principales motores de crecimiento, con la inversión en vivienda retomando impulso a partir de mediados de 2025.
- La inflación en Colombia cerrará en 5,4% en 2024 y descenderá a 3,8% en 2025, acercándose a la meta del Banco de la República, impulsada por menores aumentos en los precios de alimentos y bienes no alimentarios. Para 2026, se espera que la inflación se sitúe en 3,4%.
- La tasa de desempleo aumentará a 10,2% en 2024, para luego reducirse a 10,0% en 2025 y a 9,7% en 2026, impulsada por la recuperación del empleo formal, especialmente en el sector privado, lo que fortalecerá el consumo de los hogares.
- El déficit fiscal cerrará en 5,6% del PIB en 2024, para luego reducirse a 4,7% en 2025 y 4,3% en 2026. Además, tanto los ingresos como los gastos públicos se mantendrán por encima de los promedios observados antes de la pandemia. El déficit en cuenta corriente, por su parte, será del 2,9% del PIB en 2024 y se ampliará a 3,5% en 2025 y 3,8% en 2026, financiado en gran medida por la inversión extranjera directa.