¿El fin del Gobierno del Cambio? Gustavo Petro gobernará con Armando Benedetti. Sus viejos compañeros se resisten a ser instrumentalizados.
¿El fin del Gobierno del Cambio? Gustavo Petro gobernará con Armando Benedetti. Sus viejos compañeros se resisten a ser instrumentalizados.

El 4 de febrero de 2025 pasará a la historia como el fin anticipado de una esperanza. ¿El fin del Gobierno del Cambio? Una «noche triste» para recordar el hundimiento de la anhelada esperanza de cambio de millones de colombianos que salieron ―ese 19 de junio de 2022― a las calles a celebrar con alborozo el triunfo de la izquierda y de los movimientos sociales. Un triunfo histórico, después de 200 años de vida republicana gobernada por las oligarquías.  

En esa «noche triste» ―como la calificó el mismo Petro― de la Casa de Nariño no hubo golpe blando. Ni golpe duro. Ni ataque de las mafias. Tampoco golpe de la prensa Mosad. Ni ataque feroz de la oposición. Ni bloqueo del parlamento. ¡Pamplinas!

El fin del Gobierno del Cambio

¿El fin del Gobierno del Cambio? Bendetti gobernará.
Armando Benedetti será el Rasputín de la Casa de Nariño en los próximos dos años. El objetivo es asegurar la prolongación de Gustavo Petro en el poder.

Pero lo que se percibió esa noche en la Casa de Nariño fue un golpe autoinflingido. El fin anticipado del Gobierno del Cambio. Una flecha directa al corazón de la esperanza del cambio. Un autogolpe dado por el principal líder del gobierno del Cambio: el presidente Gustavo Petro. Ya no será un gobierno del cambio sino la continuidad del Establishment. O sea, más de lo mismo.

De acuerdo, fue una decisión audaz y atrevida mostrar la transmisión en vivo y en directo del Consejo de Ministros. Pero, el tiro le salió culatero al presidente Petro. El tema del sermón kilométrico presidencial ―que generalmente es contrario a la praxis― era evaluar a sus ministros y directores de los institutos descentralizados para mostrar las realizaciones gubernamentales.

Pero, (¡atención!) quien terminó siendo evaluado fue el mismo presidente. Los valientes ministros, empezando por dos mujeres (Francia Márquez y Susana Muhamad) con voz gangosa por la emoción de la profunda tristeza, fueron francas. Sinceras. Transparentes. Sin ambages, le cataron la tabla al mandatario de los colombianos. ¿La razón?

El compañero presidente Petro se había apartado del proyecto político votado por 11,3 millones de colombianos de todos los colores. La gente votó por un cambio, no por la continuidad del sistema político dominante mafioso que el líder fustigó en 30 años de lucha parlamentaria. Esa «noche triste» triunfó el ala del gobierno dominada por una agenda paralela determinada por la avaricia de los grandes negocios del Estado.

El Padrino

El monopolio de Euclides Torres, El Padrino. ¿El fin del Gobierno del Cambio?
El monopolio de Euclides Torres, El Padrino. ¿El fin del Gobierno del Cambio?

Lo grave no es que los llamados advenedizos sean de derecha. ¡No! Lo grave es que tienen un déficit moral comprobado en estos dos años del Gobierno del Cambio. Laura Sarabia y Armando Benedetti, se desnudó en el Consejo de Ministros, son fieles representantes de su padrino, el megacontratista porteño, Euclides Torres Romero. Esto marcó no solo la fractura del gobierno sino el fin del Gobierno del Cambio.

Desde que se independizó de los Name, hace veinticinco años, las compañías de Euclides suscribieron 1.328 contratos por un total de 249.679 millones de pesos, según una investigación de Razón Pública. Conocí a Euclides cuando en 1994 llegaba en un destartalado campero al Rincón Latino de Barranquilla. Junto al Turco Hilsaca, es uno de los megaconcesionarios que tiene el Estado.

Uno de los últimos zarpazos propinado por Euclides Torres, El Padrino, fue apropiarse de La Previsora, la Compañía de Seguros que Ricardo Bonilla le entregó, cuando fue ministro de Hacienda.

Sin embargo, las relaciones de Benedetti son más complejas con esos personajes que francamente no son unos verdaderos emprendedores. Son sujetos activos de este capitalismo sanguijuela que profesan y aplican un amor avaricioso al dinero. Una conducta distinta a la «política del amor» que dice representar Gustavo Petro. ¡Falta de coherencia! Un discurso brillante, pero una praxis degradante. ¿Hay tontos que siguen pensando que este gobierno representa el progresismo? ¿Acaso no es el regresismo político que triunfó en esa «noche triste»?

La «Conmoción Interior»

Los colombianos presenciamos una  «Conmoción Interior» que devino en la autoexterminación del cambio. Al mismo tiempo, asistimos al nacimiento de «un gobierno democrático», digno del capitalismo sanguijuela. Petro no es ningún pendejo. Llevó el debate del Consejo de Ministro a un punto como si sus viejos compañeros de lucha fueran sectarios políticos. Así calificó a sus viejas camaradas: Francia Márquez, Susana Muhamad, Gustavo Bolívar, Jorge Rojas, Alexander López y Augusto Rodríguez.

Sin duda, esa confesión de parte del presidente Petro, nos revela la verdadera esencia de lo que inicialmente llamamos «gobierno compartido» cuando la columna vertebral de la administración se la entregaron al samperismo―santismo.

¿Qué va de Leyva a Sarabia? Con Bendetti y Sarabia ¿El fin del Gobierno del Cambio?
¿Qué va de Leyva a Sarabia? ¿El fin del Gobierno del Cambio?

En ese momento llegaron figuras fulgurantes como la ministra de Agricultura, Cecilia López Montaño. O Alejandro Gaviria, José Antonio Ocampo y el mismo Álvaro Leyva. ¿Qué diferencia existe entre Armando Benedetti y, por ejemplo, Cecilia López? o ¿Leyva con Laura Sarabia? ¿Por qué jamás se rebelaron contra esos nombramientos que asumió el presidente bajo su autonomía constitucional? Ninguno de esos ministros son de izquierda y nunca se reclamaron socialistas.

O sea, ninguno de los que cuestionaron la decisión de Petro de nombrar a Sarabia, Canciller, y a Benedetti, Jefe de Despacho Presidencial, se opusieron al «gobierno compartido» que caracterizamos en VoxPopuli Digital en los inicios de esta administración. Es decir, no se les puede acusar de sectarios como lo hizo en 8 oportunidades el presidente Petro en «la noche triste» del 4 de febrero.

De hecho, Sarabia como Benedetti, se convirtieron en un lastre para el gobierno del cambio. Ellos representan la maroma, lo dudoso, lo torcido de esta administración. Tienen el estigma de las «bolsas de dinero» que desaparecieron del apartamento de Laura Sarabia. «Bolsas de dinero» que, al parecer, fueron aportadas a la causa por El Padrino.

La magia de Benedetti

Y es verdad, Benedetti tiene magia, como dijo Petro en la noche del autogolpe. Pero no se puede comparar la magia de Jaime Bateman Cayón ni la magia de Gabriel García Márquez con la de Benedetti. En el caribe somos mágicos para la creación, para el amor y para la política. Pero Benedetti es un mago de la maroma, de la triquiñuela y de la mentira. Y del «perico». Será la perdición total del Gobierno del Cambio.

Esto fue lo que se dijo en noviembre del 2024 en VoxPopuli Digital cuando analizó el regreso de Armando Benedetti:

«Pero antes, le llevaba el maletín a Germán Vargas Lleras. Un hombre brillante pero, al parecer, adicto a ‘Blancanieve‘, según las fuentes políticas de la época. Benedetti sirve el whiskey y el que busca el hielo. Vargas lo colocó de segundo en la lista al concejo de Bogotá encabezada por Luz María Zapata. Ella se casó con Germán Vargas y, al parecer, están ahora divorciados. Vargas también tuvo o tiene una vida loca como Benedetti».

La rebelión

Alexander López y Augusto Rodríguez, dos de los que se rebelaron contra el nombramiento de la dupleta Benedetti-Sarabia.
Alexander López y Augusto Rodríguez, dos de los que se rebelaron contra el nombramiento de la dupleta Benedetti-Sarabia.

Vimos la rebelión de un significativo sector de su gabinete. Estamos en presencia de la peor crisis que ha tenido este gobierno. Una verdadera conmoción interior. Quiso colocar a unos ministros contra la pared valiéndose de un brillante discurso contra el sectarismo. Ellos se vieron obligados a criticar en público y ante millones de colombianos la decisión del Compañero Presidente de nombrar a Benedetti y a Laura Sarabia en cargos que son considerados claves para la unidad y cohesión interna del gabinete.

La catarsis pública que se vio en el Consejo de Ministros televisado y la respuesta despiadada del Presidente, dejó a este gobierno con una grieta difícil de cerrar en lo que queda de su mandato. Un mandato que tiene un desfile de renuncias inevitables. (Van tres renuncias en menos de 24 Horas, y seguirán más).

El gobierno quedó fracturado a su interior. No sólo tendrá consecuencias en la dinámica que seguirá este gobierno en la recta final de su mandato, sino también en los movimientos sociales y en el arcoíris político de izquierda que acompañó al Presidente. Los movimientos sociales tendrán que partir prácticamente de cero para tener una “segunda oportunidad” de gobernar en el país.

La bendición de Petro

Gustavo Bolívar, uno de los Sancho Panza de Gustavo Petro. ¿Recibirá la bendición de su amado Presidente?
Gustavo Bolívar, uno de los Sancho Panza de Gustavo Petro. ¿Recibirá la bendición de su amado Presidente? Es improbable. El fin justifica los medios, será la filosofía del nuevo gobierno de Petro.

Ya se rumoraba en los mentideros políticos que muchos ministros tenían aspiraciones políticas de cara al debate electoral en 2026, algunos con aspiraciones al Congreso, otros a la Presidencia, y algunos otros de utilizar el debate de 2026 como plataforma para una elección mucho más lejana como la Alcaldía de Bogotá.

Tales aspiraciones eran y son legítimas de todos los que hacían parte de este gobierno. Muchos de esos cuadros habían ayudado a construir un proyecto político denominado Progresismo. Pero el problema es que esas aspiraciones se empezaron a manifestar sin «la bendición presidencial». Y eso no le gusta al Compañero Presidente. No le gusta que alguien de su tribu se le salga de su redil. Está acostumbrado a que le obedezcan sin discutir.

Ahí radicó la cuestión. El ego nos carcome. Nos hace creer que estamos por el camino correcto. Pero, la realidad es que vamos hacia la perdición total. Por eso el cuestionamiento del Presidente a las «dobles agendas», y la interpelación abrupta a Gustavo Bolívar y a Alexander López, de si eran candidatos o funcionarios fue una falta de respeto hacia sus leales compañeros. Lo mismo que catalogar a la mayoría de su gabinete de «sectarios», «sindicalistas» y «tribales».

El fin del Gobierno del Cambio y su degradación

Vale decir, que la conducta de Gustavo Petro fue una falta de respeto comparar a Bateman con Benedetti. Es degradar la memoria de miles de seres humanos que entregaron su vida creyendo en unos ideales. Ideales que se desvanecen cuando sus líderes llegan al poder. Se burocratizan. Se alienan. Creen que ellos van por el camino correcto, que el equivocado es el pueblo.

En términos generales, siempre se esperan cambios ministeriales cuando se está ad portas de elecciones presidenciales. Son procesos normales y los periodistas los denominan «crisis ministerial», pero son cambios que ayudan a oxigenar a los gobiernos cuando se encuentran en la fase final de su mandato.

Pero en el caso de la «crisis ministerial» del Gobierno del Cambio, los cambios conducirán a una derechización del gobierno, a la profundización de la maroma y la triquiñuela política para seguir gobernando. En ese Consejo de Ministros se patentizó un ataque contra miembros de la izquierda democrática. Los que ayudaron a consolidar ese proyecto político.

Humillar a sus ministros

El Compañero Presidente quiso humillar al resto de su equipo de gabinete acusándolos de «sectarios» y de haber contribuido poco a su triunfo. Dijo:

“Tal vez tres millones, dos millones, a lo sumo un millón de votos, colocaron en su elección parlamentaria, el resto de votos los puse yo”.

Por ello, en esa noche triste asistimos al fin anticipado del Gobierno del Cambio. Se decretó su sepultura. El modelo de gobierno caudillista triunfó. Pero la confesión de parte del presidente del incumplimiento de 146 de 196 metas del programa de gobierno marcó el fracaso del Gobierno del Cambio.

Que un ministro amigo no pueda hablar con su Presidente, es un hecho que conduce al fracaso total de un gobierno que se reclama de la política del amor. Esto lo develaron varios ministros cercanos emocional y políticamente al mandatario.

El Presidente no pasó por la “guillotina a sus ministros”, como él mismo le reclamó a aquellos que querían la cabeza de Benedetti. Pero sí los expuso de manera deliberada al paredón público. ¡Los fusiló moralmente! cuando los calificó de «sectarios», «robespierristas», «stalinistas», «tribalistas». Al mismo tiempo, señaló que sus metas estaban lejos de cumplirse, y por tanto, las metas del propio gobierno.

Perspectivas

El gobierno se enfrenta en los próximos días a transitar por tres posibles escenarios ante la inevitable renuncia de los principales miembros de gabinete:

  • Escenario No 1. Se consolidaría el fin del Gobierno del Cambio. Se incorporar cuadros con poca experiencia pero con lealtad absoluta a su figura caudillista y a la dupleta Sarabia―Bendetti. Este escenario es el más más probable. Tendería puentes a los sectores de derecha anidados en el congreso. Terminaría por reforzar las políticas de derecha y avanzar hacia un pacto de alianzas electorales con lo cual asegurará una continuidad compartida en el próximo gobierno.
  • Escenario No 2. Como «Presidente revolucionario», que dice ser, darle un mayor protagonismo al pueblo. Para esto debería vincular a dirigentes de los movimientos sociales y profundizar un giro a la izquierda, o a su «proyecto humanista». Acogería la crítica política de sus ministros.
  • La tercera vía: crear un gobierno de transición democrática, participativo y libre del capitalismo sanguijuela, pero también del capitalismo mafioso. Salir de la dupleta Benedetti―Sarabia e incorporar nuevos liderazgos políticos que oxigenen el quehacer de la política centrada en la ética del ser. Que haya una verdadera representatividad social, un nuevo «sancoho nacional».
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