¿Un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para una ciudad caótica a una Superciudad? La actuación del equipo del nuevo POT ―liderada por Camilo Rey Sabogal― va en contravía de la gran promesa del alcalde de Cartagena, Dumek Turbay Paz: perfilar una «Superciudad» y un reordenamiento centrado en el respeto y cumplimiento de los derechos humanos. Esta hipótesis de VoxPopuli Digital fue sometida a una prueba analítica de 5 horas de diálogo edificante con uno de los urbanistas de mayor prestigio de Colombia: el cartagenero Robinson Rada González.
Resultado de la prueba: Si el alcalde quiere triunfar para transformar a Cartagena de ciudad caótica a Superciudad, debería cambiar de inmediato el curso técnico de su equipo POT. Está transitando por el mismo camino torcido de William Dau Chamat, el anterior alcalde. Está pretermitiendo el debido proceso establecido en el régimen legal y constitucional del ordenamiento y desarrollo territorial. Un camino que inexorablemente nos llevaría a una colcha de retazos con apariencia de POT. Por ende, esto conduciría a un fracaso del reordenamiento territorial de la ciudad y a faltar las promesas programáticas.
¿Sería un motivo fundamental para un proceso de revocatoria de la actual administración?
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La entrevista de Lucio con Robinson Rada
La brújula del POT
La Ley 388 de 1997 ―conocida como Ley de Desarrollo Territorial ― tiene como uno de sus objetivos clasificar el suelo de manera funcional y regular sus usos habilitando las condiciones que requieren los actores estratégicos del territorio respetando la sostenibilidad de naturaleza y las necesidades de las generaciones futuras.
Su fundamento es promover un desarrollo territorial sostenible y ordenado para el ser humano. Es un barco donde todos estamos a bordo y, por tanto, dotado de una brújula orientada al desarrollo humano razonable. Esto determina que debemos remar juntos e individualmente para los mismos sentidos centrado en el ser humano y en el medio ambiente.
Un POT mal diseñado
En ese sentido se entiende que la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (1454 de 2011), LOOT y el POT ―que es un derivado de la normatividad nacional― impacta positiva o negativamente al medio ambiente y, en consecuencia, al humano. Ello lo empobrece o lo enriquece.
Lo empobrece si el reordenamiento se centra en los negocios urbanísticos de los poderosos. Lo enriquece si está centrado en el mismo ser humano de manera democrática y participativa. ¿Se entiende?
Por ejemplo, si el puerto de la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena (SPRC) en Mangay el Terminal de Contendedores (Contecar) continúan en sus lugares, seguirán empobreciendo a toda la ciudad y enriqueciendo a sus accionistas con afectación del resto de la población eternizando el conflicto de usos de suelo y su superposición al uso residencial e institucional.
O sea, no solo es una afectación y perturbación directa a los habitantes y al medioambiente de la bahía y de la franja que constituye el Corredor de Carga: Zapatero, Bosque, Alto Bosque, Ceballos, sino imponiendo un sacrificio a la propiedad privada. Lo que indica que después de 23 años de vigencia del POT (D.0977 de 2001) no se justifica mantener un puerto de carga dentro de la ciudad y su plataforma urbana, mantenido humillada la fachada oceánica y el paisaje natural de la bahía.
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Sin expediente urbano no hay POT
Lo anterior implica que el POT debe hacer una adecuada asignación de la clasificación y usos de suelo a partir de la función social y ecológica de la propiedad pública y privada. Significa que no podría afectar arbitraria e injustificadamente su núcleo esencial en detrimento de unos y para beneficio de otros como están construyendo Rey y Correa el POT, presumiblemente a espaldas de Dumek.
Entonces ―de acuerdo con Rada González― tenemos que la Ley de Desarrollo Territorial, en su artículo 112, estableció la creación del «expediente urbano» para los POT como un «Sistema de Información».
Y aquí comienza la madre de todos los males del POT de Dumek. Nuestra misión como periodista es darle voz a la sociedad. Sin sesgo ideológico o interés particular.
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«Los francotiradores» de Dumek
El jefe de la administración anterior era una máquina de la calumnia y de la injuria. Robinson Rada González, Juan Correa Reyes y Camilo Rey Sabogal fueron duros críticos del POT de Dau. Esta falencia estructural fue duramente cuestionada por Rada González y apoyada (¡óigase bien!) por aquellos que ahora hacen parte del equipo POT de Dumek. Dau los tildó y descalificó como «Los francotiradores» de Dumek. Por supuesto, no era cierto, porque Rada representaba a las organizaciones cívicas y comunales de sociedad en el Consejo Consultivo, como lo hace en estos momentos.
Pero ¿cuál fue la crítica que enervó al peor alcalde que tuvo Cartagena? Su equipo quería hacer un POT tipo sastre, a la medida de los sectores élites de la ciudad. ¡Es el mismo error que está incurriendo ahora el POT de Dumek y su equipo liderado por Juan Correa Reyes y Camilo Rey Sabogal!
¿Por qué ellos perdieron el rumbo? Ahora ya no representan a la sociedad sino al gobierno distrital. Cambiaron de camiseta y, por supuesto, de concepción.
Esa situación, llevó a Rada González a renunciar del equipo de asesores, porque consideraba que la base estructural del POT que se estaba diseñando estaba cimentada por un compendio teórico que no se acercaba al concepto de un «Sistema de Información» ni existía la más mínima intención de respetar el Derecho Fundamental y Humano del Debido Proceso administrativo en que se debe revisar y ajustar el vetusto POT actual. Es decir, el «expediente urbano» era una colcha de retazos, como la que hacía a mano mi abuela Ana Luisa Martínez Sanes.
El diálogo edificante
El interés máximo al que debe aspirar un mandatario y servidor público es el servicio colectivo. Es decir, el interés general prima sobre el individual. Pero la realidad es diferente: Los líderes políticos son guiados por el interés individual sobre el interés público. Lo demás viene por añadidura, incluso, su propia prosperidad individual.
Tomando en cuenta ese principio del interés general sobre el cual está también cimentado el Estado Social y Democrático de Derecho, lo que robustece al POT ―como instrumento planificador de la vida en convivencia con la naturaleza― es la participación ciudadana en cada una de sus etapas y dimensiones del proceso.
Entonces, la participación ciudadana es el segundo principio que debe guiar el diseño de un POT con sostenibilidad humana. Si no es así, será un remedo de POT, un documento que volverá más caótica a la ciudad. Por tanto, susceptible de ser demandado por violación de ese principio y del debido proceso.
Esa es la razón de la existencia del Consejo Consultivo de Ordenamiento Territorial (CCOT). Rada, quien hace parte activa del mismo, es una autoridad en sí misma que vale la pena escuchar y atender. Está abierto el Debate VoxPopuli Digital. Queremos un POT pronto, pero no para saltarse la cerca de la participación efectiva y despreciar el conocimiento social.
Un POT sin «expediente urbano», como lo señala Rada, llevaría al fracaso todo lo que Camilo Rey y Juan Correa están haciendo. Esta metodología, hasta ahora aplicada, equivale a realizar un diagnóstico y formularle tratamientos a un paciente crítico –como es el territorio de Cartagena- con patologías multisistémicas, prescindiendo la historia clínica actualizada.
Repetir el error
En otras palabras, Dumek delegó el cambio extremo que requiere la Superciudad del futuro en funcionarios que están en otra tónica. Desde ahora y de forma temeraria está repitiendo el camino torcido de William Dau y su equipo técnico.
Al respecto, Rada señala que sin las bases de un prediagnóstico ―como es el documento de Seguimiento y Evaluación de POT actual a partir del expediente territorial con el acompañamiento del Consejo Consultivo de ordenamiento territorial―, es en la actualidad un imposible. Esto debido al déficit cualitativo y cuantitativo de la información necesaria que debe alojar el sistema de información inherente y consustancial al Expediente Territorial.
¿Qué hacer? El alcalde es un hombre de resultados. Sabrá qué hacer. Queremos que Real Cartagena, por ejemplo, tenga buenos resultados, con un cuerpo técnico que brilla por su mediocridad, pero jamás subirá de nivel basado en sus propios méritos.
En la próxima entrega: El «expediente urbano» de un POT sin memoria.