En Colombia, la CIDH verificará los asesinatos paraestateles y un tratamiento de guerra a la protesta social y a la libertad de expresión. Del 8 al 10 de junio será la visita oficial. La crisis de dirección política del movimiento dificulta una respuesta contundente a la estrategia de militarización mezclada con un falso diálogo del régimen. El diálogo del gobierno de Duque lo convirtió en un instrumento vil para manipular a la opinión pública y a importantes sectores sociales del país que han simpatizado con el Paro Nacional.
CIDH verificará el uso de la fuerza del régimen
Por eso es importante que la OEA verifique si se está cumpliendo la Carta Democrática. También la visita de verificación de la CIDH es pertinente cuando la escalada de violencia contra la protesta social causa más muertos y heridos. Así se constatarán las denuncias sobre violación sistemática de los derechos humanos y de la Carta Democrática. La CIDH debería emitir medidas cautelares a la luz de la tesis 102 del informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión que recoge la jurisprudencia del sistema interamericano de derechos humanos.
«En su Informe Anual 2015, esta Comisión recordó, con base en diferentes informes y en la jurisprudencia del Sistema Interamericano, lo irreversible de las consecuencias que pueden derivarse del uso de la fuerza. Por ello, ésta se concibe como “un recurso último que, limitado cualitativa y cuantitativamente, pretende impedir un hecho de mayor gravedad que el que provoca la reacción estatal. Dentro de ese marco caracterizado por la excepcionalidad, tanto la Comisión como la Corte IDH, han coincidido en que, para que el uso de la fuerza se encuentre justificado, se deberán satisfacer los principios de legalidad, absoluta necesidad y proporcionalidad”.
Informe OEAS, Protesta y DDHH, caso Venezuela 2020.
De hecho, las ideologías son pretextos para someter y violentar a los desposeídos. El poder construye una falsa conciencia para perpetuarse. No importa si es de izquierda o derecha. Es un problema del Ser, del falso Yo que subyace en los líderes políticos y en los detentadores del poder económico. Pero también subyace en nosotros si carecemos del poder de transformarse asimismo para obtener una conciencia activa y no manipulada ¿Qué diferencia existe entre el policía venezolano y el policía colombiano? ¿Qué sentirán cuánto golpean, torturan y disparan contra jóvenes que solo protestan contra el poder que los subyuga? ¿Cumplen con su deber? Las ideologías alienan al ser. Y cuando la violencia es usada como instrumento ideológico, causa holocaustos. (Léase mi libro ¿Adiós a la Guerra?).
Paremos la masacre
Dos muertes diarias ponen los jóvenes que han creado una falsa conciencia del heroísmo. Jóvenes que se turnan en primera línea en las barricadas. Los varones detrás de sus escudos de protección, los tanques vacíos de latón. Las mujeres cubriendo la retaguardia. ¿Acaso como jóvenes estudiantes no hicimos parte de esas barricadas? ¿Acaso la policía no nos destrozó hasta el alma? Éramos unos románticos. Y las heridas sufridas eran nuestra graduación de valentía y arrojo. Y si las curaba la mujer amada, que también estaba en la lucha, era el reposo afectivo del guerrero. ¿Qué importaba la vida? El joven así, al enfrentar al ESMAD y a los agentes civiles paraestatales, busca la gloria. El martirio es el premio mayor.
El pasado 28 de mayo, otra noche triste vivió Cali en el marco del Paro Nacional. Las garras del militarismo pretenden acabar con la resistencia juvenil en la capital del Valle del Cauca. Hasta esa noche del viernes 28 de mayo había 25 barricadas. En una sola noche mataron a 13 jóvenes. Ya en la noche del 5 de mayo agentes del estado habían asesinado a 3 en el barrio Siloé cuando regresaban a sus casas después de una jornada de protesta.
Acabaron con sus anhelos y sus imaginarios. Incluso, los mismos imaginarios de sus atacantes. Agentes del Estado vestidos de civil, como sucedió con el agente de la fiscalía que mató a dos jóvenes e hirió a 5 más antes de ser linchado por la turba. La noche triste de Cali fue ¡una masacre!
¡Paren la masacre! Es el grito de las madres de esos hijos. De sus novias. De sus hermanas. ¡Paren La masacre! ¿Ivan Duque, y si fueran hijos tuyos?
Paremos la masacre ya!
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su extrema preocupación ante denuncias de que los ataques a manifestantes con disparos de armas de fuego provienen de personas vestidas de civil ante la vista cómplice de agentes de la fuerza pública. Por fin, hoy, el gobierno de Duque aceptó a regañadientes la visita de la Comisión Interamericana entre el 8 y 10 de junio.
El régimen no está preocupado por la preservación de los derechos humanos. El patrón del Centro Democrático, Álvaro Uribe, lo había anunciado en sus tuiters pidiendo mano dura con el fin de buscar gobernabilidad. Como si ésta se consigue con balas.
El régimen está impulsando una aparente guerra civil. Promueve acciones sociales y políticas contra el Paro Nacional con el fin de hacer pasar los crímenes de Estado como si fuera entre civiles.
Las nuevas tácticas
Parafraseando a Felipe Tascón, el régimen ensayó nuevas tácticas de choque paramilitar contra las barricadas de Cali.
Fueron cinco tácticas que Tascón sintetizó: hostigar, cazar, infiltrar, dilatar y dispersar. Desde el inicio del paro han estimulado el crecimiento de la indignación y con esto las barricadas se mantienen como acción de defensa, «y a su interior es mayoritaria la creencia de que paro es igual a bloqueo». El régimen estimuló el caos y su continuidad.
De la misma manera lo hizo Hitler cuando incendio el Reichstage el 27 de febrero de 1933. Fue el pretexto para suprimir derechos constitucionales, perseguir a miles de opositores e imponer un régimen totalitario. ¿Queremos eso para Colombia?
Finalmente, la noche triste de Cali, donde perecieron 13 jóvenes a manos de agentes del Estado vestidos de civil, lo dice todo. Los 66 muertos en todo el país. ¿Ese es el futuro que le depara a nuestro país? ¿Exterminar a esta generación que lo ha dado todo, como dice la politóloga Lilia Solano.