Jorge 40 ante la JEP

El primer día (26 de enero) de audiencia del temido «Jorge 40» ante la JEP fue una sesión frustrante, ondulante y divagante. Un discurso difuso, discriminatorio, condenatorio. Mucho discurso y poca verdad. Más justificación que confesión. Esto se resume en este parafraseo del primer día de la audiencia de Rodrigo Tovar Pupo, alias «Papa» o «Jorge 40»:

«En 1973 vivíamos pacíficamente hasta cuando llegaron a nuestro Liceo Loperena (Valledupar) un grupo de docentes que adoctrinaron a los estudiantes con la teoría de la lucha de clases e impulsando el odio. Muchos nos tuvimos que desplazar. Yo me fuí a Bogotá a estudiar. … Después comenzaron las invasiones. … (1983) y el primer secuestro extorsivo…»

Ese fue el tenor del primer día de audiencia única del temido criminal de Valledupar. Un asesino de campesinos, docentes, estudiantes, sindicalistas, líderes sociales y políticos de izquierda o de que se opusieran a su política de exterminio. Tiene entre pecho y espalda 300 masacres entre 1997 y 2006, de haber desplazado a 700 mil personas, y asesinado a 500 personas solo en Barranquilla y Atlántico, según las estadísticas documentadas por la Comisión de la Verdad y los procesos de Justicia y Paz. [Lea: «Plan Caribe» de «Jorge 40», sangre y fuego en Barranquilla (III)].

«Jorge 40» ante la JEP

Lo central del discurso de alias «Papa» o «Jorge 40» en el primer día fue señalar al Estado por abandono como propietarios de Valledupar, especialmente en la década del 80, hasta cuando se vieron en la necesidad de aceptar la protección del primer paramilitar que se encontraba en Pailitas, Cesar, zona nororiente. Y luego, la búsqueda del contacto con Carlos Castaño, quien posteriormente fuera uno de los fundadores y comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia. [Lea: El retorno de «Jorge 40», sus aliados y sus muertos (I)].

Ese discurso difuso y acomodaticio, fue interrumpido en varias ocasiones por los dos magistrados que presiden la audiencia de la JEP, la cual continúa en el día de hoy. Si bien el contexto con que recrea la época previa a sus crímenes de lesa humanidad, plantea hechos ciertos, en su conjunto es una visión equivocada de la verdadera realidad. Visión que justifica lo sucedido. Es decir, no hay arrepentimiento. Si no existe arrepentimiento, no podría perdón, porque carecería de sustancia para aportar a la verdad y la reparación de las víctimas.

«Jorge 40» ante la JEP, poca verdad y mucho discurso

De todas maneras, se debe saber que esta audiencia servirá para que la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la JEP realice un proceso de contrastación. Es una audiencia única de verdad plena. Si el tribunal de justicia transitoria considera que satisfactorios los aportes de verdad ofrecidos por Tovar Pupo, se iniciará el trámite dialógico con las víctimas. [Los Char, «Jorge 40» y la guerra que perdió Barranquilla (II)]

ESTA ES LA AUDIENCIA. PRIMER DIA

Segundo día

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