La Procuraduría inició investigación preliminar de la elección del contralor ilegal. ¿Qué consecuencias judiciales y disciplinarias, además, tendrá la elección fraudulenta del contralor distrital de Cartagena?
«La cuadrilla de los 8 concejales» electores, el contralor espurio Héctor Consuegra Salinas y el capo de este concierto para delinquir, William Dau Chamat, están en aprietos penales y disciplinarios. Es tanto el desespero que el alcalde le está echando la culpa a la Universidad de Cartagena, cuando en realidad él es el cabecilla de la cuadrilla de corrupción responsable de una elección fraudulenta.
Dau quería poseer un ratón para cuidar el queso de los cartageneros. Su meta era tener contralor de bolsillo para gastarse el dinero de la ciudadanía a sus anchas panchas. No quería que nadie lo controlara. Es decir, quería ser la mamá del ratón, o sea, la rata madre. Pero quedó al descubierto el mismo día de la elección de Consuegra Salinas como Contralor Distrital. Ese día (14 de julio) publicamos el análisis jurídico sobre su inhabilidad y las pruebas documentales: decreto de nombramiento y posesión del cargo.
La izquierda unida está corrompida
La Alianza Verde y la Coalición Alternativa (Polo, Colombia Humana, Congreso de los Pueblos) no tuvieron empacho de aliarse con los liberales, conservadores y Mira para elegir a Consuegra Salinas, el candidato del alcalde Dau Chamat. Su actuación fue peor que la de los tradicionales «concejales malandrines» que viene cuestionando el capo de la cuadrilla. La doble moral para engañar a gente que «no ve las carabelas».
El Polo hace presencia en la administración con altos cargos diseminados en diferentes dependencias. David Múnera Cavadía, exconcejal del Polo, es el secretario del Interior del Distrito de Cartagena. Kairen Margarita Tejedor, excandidata del concejo por la coalición de la izquierda, es la directora del PES. Armando Córdoba, de la Alianza Verde, es el Secretario de Participación.
¿Es la corrupción un problema solo de la derecha? No. El ejemplo de Cartagena es elocuente para señalar que la corrupción no tiene color político. Podemos identificar dos elementos causales: el sistema político y económico, y la ética del ser humano. El sistema dominante está diseñado para ser corrupto. La ideología dominante expresa una subcultura de la corrupción. Ésta es un derivado del sistema político y económico.
¿Te puedes unir para cometer una acción corrupta como la elección fraudulenta de un contralor? ¿Cuál es la diferencia entre la derecha que viene pelechando del dinero público y la izquierda que saborea las mieles de la burocracia a costa de su libertad? Dau usó el discurso de la corrupción para engañar a una ciudadanía analfabeta en educación política que «no ve las carabelas», como dice Gloria Gaitán. Las mismas carabelas que Colón trajo para «descubrir nuestro continente».
La elección de William Dau como alcalde es sospechosa de todo punto de vista. Existen serios indicios de que esa hipótesis es cierta. Pero no hay autoridad que lleve a cabo esa tarea investigativa. ¿Tiene autoridad moral para combatir la corrupción? Los hechos demuestran lo contrario. Su «Libro blanco» es una cortina de humo para esconder su verdadera catadura de corrupto. Es el lado oscuro de un personaje que pocos conocían.
Un concierto para delinquir
En términos penales, lo hecho por la «cuadrilla de los 8» fue consolidar un concierto para delinquir orquestado desde la administración distrital encabezada por su titular William Dau. El alcalde cometió constreñimiento ilegal sobre los concejales. Esta conductas dolosa está tipificada en el artículo 184 Código Penal. Por su parte, los concejales prevaricaron por acción (Art. 413). Consuegra hizo fraude procesal (art. 453).
Los concejales sabían qué estaban haciendo. Conocían perfectamente que su candidato había sido nombrado por Dau en el cargo de jefe de Control Interno del Edurbe. La prueba fue que la gerencia de esa entidad le envió la relación de los funcionarios de la entidad el 19 de febrero.
El mismo día de su elección advertimos:
«Tanto los concejales de la coalición mayoritaria como el alcalde de Cartagena, William Dau, están incurso en una clara falta gravísima a título de dolo. Los concejales sabían que Consuegra estaba inhabilitado, tanto como su jefe político, William Dau, quien lo nombró. En este típico caso de corrupción, desvela la verdadera catadura de esta administración distrital que se ha caracterizada por su doble moral, negligencia, incompetencia y la más corrupta de las últimas administraciones de Cartagena de Indias».
«Los malandrines» elegían candidatos idóneos y habilitados. Pero los «neomalandrines de Dau» no tienen decencia para torcerle el pescuezo a la ley. Demostraron que son dignos de una cuadrilla de forajidos y que sus partidos de izquierda deben procesarlos disciplinariamente por violar el código de ética de esas agrupaciones. Cuadrilla que es dirigida por una persona que tiene la mente secuestrada por la adicción.
«La cuadrilla de los 8»
Fueron 8 los concejales que le votaron a Consuegra. Son ellos: Javier Julio Bejarano (Coalición de izquierda: Polo, Colombia Humana, Partido Comunista, Congreso de los Pueblos), Sergio Mendoza y Luder Ariza (Alianza Verde), Katia Mendoza y Hernando Piña Elles (Liberal), Carolina Lozano (ASI), Claudia Torres (Mira) y Rodrigo Reyes Pereira, conservador.
De ellos Rodrigo Reyes le dijo a Vox Populi:
«Yo voté por Héctor Consuegra, porque ví que Fredys Quintero, contralor encargado, estaba inhabilitado. No tengo afinidad con Dau ni soy de sus afectos».
Sin embargo, debemos decir que existía una tercera opción para la contraloría, Erika Mendoza. Pero esta candidata no tenía apoyo político de ninguna de las bancadas representadas en el concejo y había sido objeto de la furia misógena del nuevo capo de la corrupción de Cartagena, Dau Chamat.
O sea, los concejales no vieron las carabelas porque en sus mentes no existe la idea de usar la política como una acción ética ciudadana sino como un interés particular. Interés reducido a la frase: «Y cómo voy allí» Y esto se llama corrupción política.
La opinión pública de Cartagena se desencantó rápidamente con los nuevos concejales de la izquierda de Cartagena que se unieron a William Dau. Lamentable que un joven de gran futuro como Julio Bejarano esté reducido a validar las directrices corruptas de su capo. Los concejales alternativos quedaron en el mismo calabazo de aquellos que querían combatir. Es decir, «son cucarachas del mismo calabazo».
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