La Supersalud halló un verdadero «nido de ratas» en la Ese Cartagena de Indias. El alcalde William Dau Chamat tampoco pudo con esta institución. Fueron 54 hechos, muchos de los cuales devienen en corrupción, que llevaron a la Superintendencia de Salud realizar una intervención forzosa de la Ese. Esta agrupa a más de 40 puestos de salud y centros hospitalarios de primer nivel. Varios hospitales están cerrados, porque no los han terminado de reconstruir por la corrupción.
Desde que comenzó su administración, Dau se limitó a despotricar contra la corrupción en la ESE. Puro bla-bla-bla. Pero, en la práctica, hizo todo lo contrario, la profundizó. El gerente que impuso negoció con los viejos contratistas. Los periodistas de investigación hablamos con hechos y no con comentarios.
El alcalde había dicho que iba a acabar con la tercerización en la Ese Cartagena de Indias. Y lo aplaudieron. Para que ustedes vean la corruptela de la tercerización les voy a poner un solo ejemplo. Un médico de planta gana $7 millones. Más el 50% de prestaciones. Estamos hablando que le cuesta $10 millones. Un médico tercerizado tiene un salario de $3 millones más sus prestaciones. Puede costar $4.5 millones. La Ese tiene cerca de mil trabajadores. Pero solo hay 74 de planta.
No obstante, tres meses después (abril de 2020) Dau impuso a José Llinás Castro en la gerencia del hospital local. Llegó con la asesoría de la exzarina Lidys Ramírez. Lo primero que hizo el gerente fue renovar los cuestionados contratos de tercerización con Konecta. De la misma manera hizo con los demás contratos de suministro de personal y de insumos hospitalarios.
Algunos veedores señalaron que Dau y Llinás, por intermedio de terceras personas, hicieron una renegociación por debajo de la mesa con los dueños de esos contratos. (En próximas entregas delataremos algunos detalles de este hecho).
Dau y el «nido de ratas»
¿Por qué William Dau y Rodolfo Llinás no pudieron salvar a la Ese? Sencillo, su verdadera intención no fue salvar a la Ese sino cabalgar sobre el mismo sistema de corrupción para sacarle un interés privado y enriquecer a terceros. No hay otra razón para explicar la profundización de la crisis de la Ese. Esta no la creo Dau, es cierto. Pero un alcalde cuando asume la responsabilidad de su cargo jura hacerlo con transparencia y en beneficio de la colectividad. Juró combatir la corrupción. La realidad es que Dau ni Llinás fueron transparentes. Juraron en vano. Se acomodaron rápidamente en el «nido de ratas».
Esa fue la razón fundamental por la cual Dau y Llinás son los principales responsables de la debacle de la Ese. Tuvieron la oportunidad de salvarla pero no lo hicieron. Le bastaba un solo año para hacerlo. Desde el 1 de abril del 2020 debieron implementar el plan de rescate que había sido aprobado con el acompañamiento de los ministerios de Hacienda y de Salud. La incapacidad de la dupleta Dau—Llinás de reversar una situación de crisis, que data desde hace varios períodos gubernamentales, no tiene otra argumentación posible sino la de profundizar la corrupción existente. La demagogia anticorrupción de William Dau quedó demostrada con la evidente situación encontrada por la Supersalud.
Ahora bien, si Dau quería cambiarle el curso de la historia de la Ese ¿por qué no asumió el liderazgo? Él es el presidente de la junta y Johana Bueno es la otra representación del Distrito en la Ese Cartagena de Indias. ¿Por qué no tomo el «toro por los cachos» cuando vio que Llinás no lo estaba haciendo bien? Es lo mismo que está sucediendo en Corvivienda, Edurbe y Transcaribe para solo mencionar solo tres ejemplos.
Y para que no quepa duda de la argumentación de este análisis, debemos decir como hecho cierto que Dau y Llinas renovaron los contratos leoninos denunciados por diferentes veedurías. Por ejemplo, la Veeduría Integral Ciudadana Derecho y Vida, dirigida por César Cárcamo Camargo, el 20 de mayo de 2020, elevó una denuncia ante la Contraloría con copia a la Supersalud.
«Estaremos atentos para que esta interventoría no sea peor que la enfermedad que padece la Ese Cartagena de Indias. Pediremos conformar un comité de seguimiento para hacerle veeduría en tiempo real al agente interventor».
César Cárcamo Camargo.
Konecta y la tercerización en la Ese Cartagena
Cuando Dau anunció que acabaría con la tercerización en la Ese, los líderes de izquierda y de la CUT, cooptados por la alcaldía Distrital, lo aplaudieron. Ellos ahora hacen parte de los comités de aplausos de Dau pagados con 300 órdenes de prestación de servicios (OPS). ¿Qué dirá Roberto Bustamante, presidente de ANTHOC, sobre estas irregularidades que él mismo había denunciado en las anteriores administraciones? El sindicato aplaudió al alcalde cuando anunció la terminación del contrato con Konecta. Pero cuando Llinás renovó los contratos leoninos, por ejemplo con la misma Konecta, los líderes sindicales y de izquierda se quedaron en silencio cómplice. ¿Qué dirá la Asociación Sindical de Trabajadores de Hospitales-ANTHOC sobre la intervención?
Los nuevos contratos firmados por Llinás reprodujeron el mismo patrón de corrupción de anteriores administraciones. Es más, profundizaron más la crisis al no «coger el toro por los cuernos». Dejaron que los «malandrines» continuaran despilfarrando los recursos de la salud. El contrato con Konecta este año costó menos. Hecho que lo usaron para justificar ese adefesio. Pero luego se supo la verdad. El acuerdo implicaba rebajarle a los ya magros sueldos del personal hospitalario.
Es decir, menoscabaron la dignidad laboral del personal tercerizado con la mirada complaciente de los sindicatos, de la CUT y de su «Sancho Panza», el líder del MOIR, David Múnera, secretario del Interior del Distrito. Con esta conducta, los señalados líderes de izquierda demuestran que cuando llegan al poder se olvidan de sus propios discursos. En la boca de esa dirigencia, los derechos defendidos por la Organización Interamericana del Trabajo (OIT) son vacuos porque cuando tienen la oportunidad de servirle a los trabajadores no lo hacen. Ahora la otrora combativa dirección burocrática del sindicalismo quedó reducida a un apéndice de las locuras de un alcalde enfermo de megalomanía.
La intervención de Supersalud
La intervención forzosa de la Supersalud no es que sea la panacea. La inmensa mayoría de sus intervenciones terminan sirviéndole a la misma clase política que causó esos problemas de corrupción. En la auditoría realizada por la Supersalud se detectaron 54 deficiencias asistenciales, administrativas y financieras. Todas estas irregularidades ponen en riesgo la debida atención de los usuarios cartageneros.
Por ejemplo, se pudo constar que el hospital presenta incumplimientos principalmente en los estándares de habilitación de servicios, falencias en infraestructura hospitalaria, dotación, mantenimiento, medicamentos e insumos. Hay un déficit superior a $30 mil millones.
La intervención fue amparada por la Resolución 005718 de 2021. Esto permitió la toma forzosa de la Ese, la suspensión del gerente y el nombramiento del agente especial interventor Jorge Eduardo Suárez Gómez. La duración de la intervención del centro asistencial será por un periodo de un año.
La Ese un «nido de ratas»
SI se trata de hacer un símil de los 74 hallazgos de CORRUPCIÓN encontrados por la Supersalud en la ESE Cartagena de Indias, no habría otro que decir que encontró un «NIDO DE RATAS». En efecto, es «un nido de ratas» que le cuesta al distrito un déficit de $30 mil millones de pesos cada año. Y en el usuario se refleja con una pésima atención en salud. Durante la pandemia del nuevo Coronavirus, la ESE no existió. Debió ser todo lo contrario, ya que es el hospital local con más de 40 puestos de salud en el territorio.
Los hechos son los que habla. La verborrea incorruptible de William Dau se cayó por su propio peso con la intervención de la Supersalud. Este hecho puso al descubierto lo que los medios alternativos e independientes habíamos señalado oportunamente cuando la actual administración comenzó a renovar los contratos leoninos. Contratos que en el gobierno de Dau fueron más leoninos, porque recayó sobre la dignidad laboral de los profesionales de la salud y, por ende, profundizó la pésima atención a los usuarios más pobres de la ciudad.
¿Qué dirá ahora la burocracia sindical que acompaña a William Dau Chamat? ¿Lo justificarán? Sin embargo, los usuarios de la Ese y la veeduría cartagenera deben estar atentos para que la intervención no sea peor que la enfermedad y se tenga que liquidar. ¿ Será lo mismo como la salvación de William Dau Chamat se ha convertido en una sepultura de las instituciones públicas del Distrito de Cartagena de Indias.
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