Se fortalece la posibilidad de un nuevo bloque de la izquierda latinoamericano. Por tercera vez Luiz Inácio Lula Da Silva fue elegido hoy presidente de un Brasil que soporta el rigor de cuatro años de un gobierno de derecha encabezado por su archirrival, el presidente Jair Bolsonaro. La jornada electoral de hoy demostró una realidad que se había predicho en la primera vuelta de estas elecciones. Esto es, ¡Lula resucitado!
Los resultados, a esta hora que se escribe esta nota, indican que la sociedad brasileña inicia un nuevo escenario político dividida en dos. Los resultados así lo dicen:
Candidatos | % de votos | Votos contados | |
---|---|---|---|
LulaPT | 50.9 % | 60,057,523 | |
Jair BolsonaroPL | 49.1 % | 57,982,586 |
Vea el documental que realizamos en la primera vuelta
¡Lula resucitado!
Se dijo que Lula es el único sobreviviente del “socialismo del siglo XXI”. Fue elegido presidente en 2002, luego de intentarlo en tres oportunidades en compañía del Partido de los Trabajadores-PT. En 2006 fue reelegido. (Lea: Brasil ¿La resurrección política de Lula?)
Entre 2003-2010, como presidente de Brasil, hizo reformas radicales en búsqueda de la promesa de una transformación social y económica de Brasil. Sacó de la pobreza extrema a 30 millones de compatriotas con programas sociales vanguardistas: como Hambre Cero o Bolsa Familia. Triplicó su PIB per cápita según el Banco Mundial. De manera que Brasil se convirtió en la sexta economía del mundo. Mucho mejor que algunos países de Europa. Aprovechó los precios internacionales de las materias prima y estimuló la relocalización de grandes multinacionales de la industria mundial.
De la primera ola del “socialismo del siglo XXI”, en aquellos tiempos del presidente venezolano Hugo Chávez, resurge de las cenizas y de un inminente final triste a raíz de las acusaciones por corrupción que adelantó un juez de la república. Todas estas acusaciones se cayeron porque se demostró que el juez obró en forma parcial. Es decir, tuvo razones políticas e ideológicas para mantener preso a Lula Da Silva por más de un año.
¿Un político camaleónico?
Una de las cosas que se dice de Lula Da Silva es ser un político de piel camaleónica. De ser un líder radical metalúrgico de la zona industrial de Sao Paulo se transformó en un estadista. La cuarta vez que intentó ser presidente, su metamorfosis fue más pronunciada. Sus asesores lo obligaron a cambiar sus camisas de obrero por vestidos de marca. Sus modales toscos y falta de etiqueta los cambió por una conducta aliñada y refinada. Hasta el punto que podía tratar desde una persona de barriada a un príncipe. Esto lo llevó a un triunfo inobjetable en octubre de 2002.
En ese sentido, la capacidad de adaptarse a las circunstancias y salir del hueco donde podría estar, le forjó una cualidad más, su resiliencia. Estar preso por más de un año en un momento político que su partido más lo necesitaba y el recibir la espalda de muchos de sus aliados, lo puso francamente en una situación de cadáver político en 2018-2021.
Este año fue de resurrección. Primero resolvió sus líos con la justicia. Fue absuelto. Luego se dio a la tarea de recomponer sus fuerzas partidistas. Y lo logró. Finalmente tejió una alianza fina con antiguos rivales políticos de la centro derecha. No en vano su fórmula vicepresidencial es Geraldo Alckmin, quien fue su rival en 2006. Alckim también hizo su curso camaleónico. Pasó de ser miembro del centroderechista Social Democracia Brasileña (PSDB) a afiliarse al Partido Socialista Brasileño (PSB, de centroizquierda).
¿Un nuevo bloque latinoamericano?
Ciertamente, el triunfo de Lula nos hace pensar que se podrá crear un nuevo bloque de países latinoamericanos. ¿Por qué? Por una sola razón. Los gobiernos de derecha llevaron a la debacle a la clase media y a las clases populares. Hoy, la situación de América Latina amenaza de ser más grave que los países del primer mundo con ocasión de esta crisis cíclica jalonada por la inflación y la posible recesión que marcará el 2023.
La única manera que los gobiernos democráticos de izquierda puedan sobrevivir a las consecuencias de esa crisis, es proponerse mancomunadamente una política de solidaridad internacional. Esto implica mayor inversión para alcanzar la soberanía alimentaria estimulando la inversión social y redireccionando el gasto público. Es el reto de la Colombia de Gustavo Petro, Chile de Gabriel Boric, Perú de Pedro Castillo, Argentina de Alberto Fernández, México de Andrés Manuel López Obrador, entre otros.
Por tanto, la reforma agraria debe estar acompañada con una inversión en ciencia y tecnología, nueva educación, infraestructura vial terciaria e infraestructura agroindustrial que permita estimular la economía campesina y popular. Con esto resolvemos las consecuencias de la inflación y, por ende, de la recesión. Es decir, que una nueva visión de nuestros campos y de las fronteras agrícolas le permitirá a Latinoamérica enfrentar la crisis cíclica que ya se siente.
En síntesis. ¡Lula resucitado! Ahora comenzará su tercer período presidencial. Pero no serán aquellos momentos donde el precio del petróleo y otras materias primas estaban por cielo. Hoy se avecina una crisis económica cíclica del capitalismo mundial. ¿Cómo aprovechará Lula esta resurrección política?