Los generales Rosso José Serrano y Oscar Naranjo comprometidos por Mancuso en el segundo día donde habló del Horno del Diablo. Serrano era el director de la Policía Nacional. Naranjo lo fue después. Últimamente fungió de vicepresidente de la república. El Horno del Diablo.
Los generales Rosso José Serrano y Oscar Naranjo comprometidos por Mancuso en el segundo día donde habló del Horno del Diablo. Serrano era el director de la Policía Nacional. Naranjo lo fue después. Últimamente fungió de vicepresidente de la República.

Salvatore Mancuso Gómez, en el segundo día de la Audiencia Pública y Única de Aporte de Verdad, aceptó haber sido bisagra, planificar y ejecutor de acciones de exterminio conjuntas con las Fuerzas Públicas. Reveló que, en 1997, luego de que mataran a dos ciudadanos de Villanueva (Guajira), la Policía lo detuvo junto a «Jorge 40». Pero fueron puestos en libertad al día siguiente gracias a que el comandante de las AUC, Carlos Castaño llamó al director de la Policía Rosso José Serrano y éste habló con el coronel, en ese entonces, Oscar Naranjo, quien ejecutó la orden. Además, reveló que el comandante paramilitar del Frente Fronteras, Jorge Iván Laverde Zapata, alias «El Iguano». utilizó «el Horno del Diablo» ante la presión de las Fuerzas Militares y del alto gobierno a los jefes paramilitares que les exigían desaparecer los cadáveres de sus matanzas.

Sin embargo, el excomandante de los escuadrones de la muerte de primera generación, dijo entender hoy que las «operaciones de castigo» fueron las más dolorosas. El objetivo de estas acciones era causar terror intenso entre la población para que dejaran de apoyar a la guerrilla. Buscaban penetrar en el territorio insurgente y golpear a la población civil por varios días con el apoyo de las Fuerzas Militares y del Estado. Esta era la esencia de la existencia del fenómeno paramilitar como instrumento de una estrategia contrainsurgente.

Se debe recordar que esta audiencia no es para juzgar a Mancuso. La Sala de Deficiones de la JEP evaluará los aportes entregados para establecer si son novedosos y efectivos para la verdad y no repetición. Por tanto, el objetivo de esta audiencia única es verificar el papel de conexión de Salvatore Mancuso con el Estado.

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“Nos sentíamos héroes”

«Nos sentíamos unos héroes con estas operaciones».

Salvatore Mancuso

Fueron decenas de masacres que realizaron en Los Montes de María. Esas operaciones de terror las ejecutaron en Chengue, Macayepo, El Salado, El Guamo, Pichilín, entre otras. Fueron crímenes contra la población civil desarmada.

Mientras sucedía ese horror con el patrocinio de las fuerzas públicas, las fuerzas económicas y las fuerzas políticas, en el mismo 2000, Carlos Castaño, comandante de las Autodefensas, se dejaba entrevistar como si fuera un héroe por Darío Arismendi para su programa Cara a Cara por Caracol Televisión. Fue una entrevista duramente cuestionada no tanto por la entrevista en sí. Arismendi lo presentó como una santa paloma, buen cristiano y el posible mesías que esperaban salvar a Colombia de la subversión en las próximas elecciones de 2002.

«El Horno del Diablo»

Aspecto del segundo día de la Audiencia Única donde Mancuso debe revelar la verdad para ser admitido en la JEP.

En este segundo día de audiencia, uno podría hacer una cadena de hechos horrorosos con lo dicho por Mancuso en el día de hoy. Pero, el criminal arrepentido trajo a colación el caso del «Horno del Diablo» para retratar hasta qué punto estuvieron presionados, dirigidos y manipulados por el alto mando de las Fuerzas Militares. Los escuadrones de la muerte buscaron la forma de deshacerse de los cuerpos de sus víctimas.

Por ende, esa presión para que los paras desaparecieran los muertos, tenía una explicación: el Plan Colombia. Recordemos que los presidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton, para “salvar” a Colombia del narcotráfico, firmaron en 1999, este acuerdo bilateral. Al respecto,  la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola), una ONG estadounidense defensora de los derechos humanos, estimó que ese plan fracasó, porque fue guerrerista. Invirtió el 78% de los recursos para la guerra. El resto de esos dineros para la erradicación de plantas de coca, la atención a la población vulnerable y desplazada, la reforma al sistema judicial, la protección del medio ambiente y la promoción de los derechos humano. Todo fue un fracaso, aunque se debe rescatar los niveles de seguridad con el despeje de las carreteras y que ya se podia ir a las fincas y pueblos por vía terresrre..

AUC, de pobre a rica y poderosa

Aquí William Vélez Sierra cuando se salvó del Covid-19. Se enriqueció con las masacres y los desplazamientos forzados, según Mancuso.. El Horno del Diablo.
Aquí William Vélez Sierra cuando se salvó del Covid-19. Se enriqueció con las masacres y los desplazamientos forzados, según Mancuso.

¿Por qué es importante analizar la declaración de Mancuso bajo este contexto? Se demuestra que los altos funcionarios del Estado colombiano fueron ejecutores de una política de exterminio con recursos del Plan Colombia obedeciendo a una estrategia contrainsurgente. Y que grandes empresarios se beneficiaron con el desplazamiento de los propietarios de las tierras, como es el caso de William Vélez Sierra, quien adquirió a precio de despojos, en solo Urabá, según Mancuso, más de 45 mil hectáreas. Al principio las AUC eran pobres, Después se enriquecieron con dineros del Plan Colombia, y del narcotráfico.

Al respecto, 15 años después del Plan Colombia, WOLA llegó a esta conclusión:

“Aunque los grupos armados ilegales cometieron más homicidios, masacres, desapariciones, secuestros, desplazamientos, violencia sexual y otros delitos, las fuerzas de seguridad colombianas, protegidas por Estados Unidos, cometieron una proporción alarmante de abusos, especialmente durante los primeros años del Plan Colombia”

No obstante, la intervención de Mancuso debió centrarse en ejes temáticos como planeación, despeje de zonas, intercambios, apoyo logístico, financiación por parte de las Fuerzas Militares para facilitar la operación de los paramilires. Trató de demostrar que sirvió de engranaje, tipo bisagra, a las fuerzas militares. De entrada, manifestó, que en los inicios de la construcción del Frente Norte de las Autodefensas se hizo acompañar de dos policías y la coordinación con los comandantes de policía de los departamentos. Tenía una chapa de la Policía Nacional y otra del ejército.

El día que detuvieron a Mancuso y Tovar se iban a reunir con Lopesierra

¿Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo se reunieron con Santa Lopesierra? El Horno del Diablo
¿Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo se reunieron con Santa Lopesierra?

Para mostrar el grado de compenetración existente con la Fuerza Pública, Mancuso recordó aquel episodio cuando fueron detenidos en San Juan del Cesar (Guajira). Aunque Mancuso no recordó todo el pasaje de su detención, podemos recordar lo que en una oportunidad su guardaespalda alias “Pájaro” le dijo a Verdad Abierta. La detención de Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar fue el 4 de mayo de 1997. Parece que tenían como objetivo comprar armas para conformar el grupo en La Guajira. Pensaban reunirse con Samuel Santander Lópezsierra, ‘el Hombre Marlboro’.

Cuando llegaron a Villanueva había una protesta. “El Papas”, como conocían a Rodrigo Tovar Pupo antes de llamarse “Jorge 40”, pues, no era un paramilitar activo en esos momentos, le dijo a uno de los paramilitares que detuvieran a uno de los que estaban protestando. ‘El Pájaro’ se bajó con un fusil R9 y se identificó como de la Sijin para detener al hombre que salió corriendo. Otro ‘paras’ le hizo varios tiros, pero mató accidentalmente a dos personas que no estaban en la protesta. En Barrancas fueron detenidos Salvatore Mancuso y Rodrigo Tovar Pupo. Luego los trasladaron a la estación de Policía de San Juan del Cesar (Guajira). Allí durmieron la noche.

Al día siguiente salieron disfrazados de policía, uniformes ¡suministrados por la misma institucion! Mancuso se puso un uniforme de capitán de policía, le dijo hoy a los magistrados de la JEP y se echó a reir. Contó que llamaron al comandante de la Policía Nacional, general Rosso José Serrano, y éste habló con el coronel Oscar Naranjo, quien también llegó a ser comandante de la Policía y Vicepresidente de la República en el gobierno de Juan Manuel Santos. Naranjo ordenó la libertad de facto de Mancuso y Tovar. Lo que no se sabe es si lograron reunirse con ‘el Hombre Marlboro’ para la creación del grupo con el apoyo de este personaje que cobra actualidad.

Desaparecer los muertos: «el Horno del Diablo»

«Todas las fuerzas militares hacían presiones fuertes. Por ejemplo, se nos pidió que no hiciéramos masacres. Que evitáramos que cada acción no pasara de 3 muertos. No me dejen los muertos, así nos decían.

Salvatore Mancuso

Las fosas comunes no eran suficientes. Se debían desparecer las evidencias de esos crímenes. El acuerdo con el alto mando de las fuerzas militares presionaba para que no les dejara los muertos. Allí desaparecieron más de 200 víctimas de Cúcuta y su área metropolitana, Villa del Rosario y del Zulia. “El Horno del Diablo” estaba ubicado en la finca de Pacolandia, Villa del Rosario. Recuerdo que en una oportunidad estuvimos varios periodistas viendo esos hornos para comprobar la macabra obra de los paramilitares.

Por primera vez un excomandante paramilitar del rango de Mancuso se refiere al “Horno del Diablo”. Fue alias “el Diablo” quien le dio la idea al “Iguano” para desaparecer los cuerpos. Este hecho nos recuerda las cámaras de gas utilizadas por los nazis en el holocausto de la Segunda Guerra Mundial para desaparecer a los prisioneros de los campos de concentración.

Se debe contextualizar que Andrés Pastrana sucedía al inestable y débil gobierno de Ernesto Samper. Las Fuerzas Militares y la Policía sufrían sus peores reveses militares. Como Estados Unidos había aprobado el Plan Colombia, Pastrana se comprometió reducir la violación de los derechos humanos, el número de muertos y de masacres, en el marco del conflicto armado. El paramilitarismo tomó más fuerza, porque, como lo dijera Mancuso, hubo suficiente plata para los operativos conjuntos entres 1999 y 2003. Mas de 8 mil fusiles y millones de cartuchos fueron importados a través de barcos bananeros. Recordemos que en ese mismo período se multiplicaron las operaciones de castigo contra la población. En Bolívar fueron masacradas 61 personas en cinco días de terror de El Salado, 16 al 21 de febrero de 2000.

Las caimaneras de los paramilitares

“El Horno del Diablo» quizás se queda chiquito frente a las caimaneras donde alimentaban a los reptiles con carne de las víctimas de los paramilitares. Existen testimonios de víctimas del paramilitarismo en San Onofre (Sucre) y Santa Rosa (Bolívar) de la existencia de caimaneras alimentadas con carne humana. Esto es, criaderos de caimanes que fueron engordados con la carne de las víctimas de los desaparecidos. Por ejemplo, algunos testimonios se refieren a la finca Nuevo Mundo, situada entre Clemencia y Santa Rosa, en el departamento de Bolívar, donde supuestamente existen varias piscinas que sirvieron de criaderos de caimanes. Tenían dos trituradoras para procesar la carne humana. Se sindica a los paramilitares de Mancuso, Diego Vecino, Juancho Dique y a alias El Chino de haber desaparecido entre 1999 a 2004 a más de 200 personas. Y no ha pasado nada.

Por el contrario, cuando se supo que la Fiscalía iba a realizar una inspección, los administradores de la finca Nuevo Mundo procedieron a aterrar esas inmensas piscinas. Lo curioso, al parecer, es que ese inmenso predio que podría tener 6 mil hectáreas, está en extinción de dominio con la SAE.

¿Qué dirá Mancuso? ¿Y, el 30 de mayo, Enilce López sobre esto? ¿Qué valor presente, novedoso y efectivo tienen los aportes de Mancuso para la verdad?

En síntesis, Salvatore Mancuso confirmó que fue bisagra, engranaje de una máquina inmensa paraestatal de fabricar muertos.

No eran sólo ganaderos y terratenientes que armaron sus ejércitos privados. No. Fueron organizaciones entrenadas, organizadas y armadas por el Estado. Los aportes financieros lo hacían narcotraficantes, grandes empresarios, y ganaderos. Se alimentó también con dineros del Plan Colombia.

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