«El que mata a espada, morirá por la espada», dice el antiguo dicho latino. ¿Fue una venganza de Negra Dominga y alias «El Jefe» contra la banda de Los Vega Daza? Sea lo que sea su origen, fue una macabra sinfonía inconclusa. Sinfonía, porque la operación la hicieron con tanta precisión que fue similar al toque de una pieza musical. Inconclusa, porque esa sinfonía de sangre no la pudieron terminar. Los ejecutores tenían como objetivo militar pasar por la espada a Roberto Carlos Vega Daza, alias Beto, quien ordenó la muerte del Jonnathan Ospino Illera en la fiesta de cumpleaños del 25 de octubre de 2022.
No obstante, por esas circunstancias de la vida, el Beto fue el único que se salvó de ese ataque mortal. Y fue por un pelo. No era su día para irse al más allá a purgar sus crímenes. Una fuente allegada a los investigadores del caso, dice que el presunto criminal se adentró a tomarse un vaso de agua en el preciso momento en que los dos fusileros ya estaban entrando al jardín donde se encontraban reunidos.
A partir de este momento entramos a un análisis para desmenuzar la teoría de la venganza de Negra Dominga. Empezamos por decir que tenía todos los motivos para atribuirle esa venganza. En segundo lugar, los hechos posteriores lo comprometen con esta masacre. En tercer lugar, vivió un profundo dolor por el asesinato de su sobrino, al decir de algunos testigos.
Primera entrega: «Kike» Vega e hijos masacrados en su madriguera
La venganza de Negra Dominga: De Arroyohondo a Barranquilla
En Arroyohondo (Bolívar), el 28 de octubre de 2022, día en que enterraron a Jonnathan Ospino, algunos que asistieron al entierro, dicen que al pie de su tumba, el Negra Dominga no solo lloró sino que también juró matar al causante de su muerte. Y desde ese momento no ha descansado, según se nota con los antecedentes de ese crimen múltiple. Su idea obsesiva es consumar su promesa: matar al asesino de su hijo—sobrino.
Mientras los dolientes cargaban el féretro directo al fondo de la fosa eterna, varias ráfagas de fusiles 5.56 apagaron el llanto de sus dolientes y el bullicio de los acompañantes. Eran las mismas ráfagas de fusiles como las que por centésimas de de segundos rompieron el silencio de Villa Campestre el pasado 29 de junio. Era la misma fusilería usada por los dos matones que cumplieron a medias la sentencia de muerte contra «Kike» Vega y sus cachorros. La misma clase de fusiles utilizada por alias Deivi Parrilla en la trágica fiesta de cumpleaños.
En ese video al Deivi Parrilla se le vio colérico y alterado luego de conocerse que el sobrino amado de Negra Dominga había muerto camino a la clínica. El paraco lo alborotaron. Las abejas asesinas empezaron a volar hasta cumplir con la venganza. ¿Con la muerte de los tres Vega Daza quedaron satisfechas esas abejas asesinas? Todo hace indicar que no.
Segunda entrega: ¿Quién mató al capo «Kike» Vega en su escondrijo? (II)
El iceberg
Los Piloneros tienen a montón la clase de fusiles 5.56 con que ejecutaron a la banda de Los Vega Daza. Una fuente señala que los colombo-venezolanos tienen a Barranquilla como receptáculo del tráfico de armas para abastecer a las bandas que se vienen expandiendo por Sudamérica. No es gratuito que en la vía Barranquilla a Ciénaga las autoridades decomisaron en 2020 un arsenal de fusiles 5.56, silenciadores para fusiles, miras nocturna, miras con punto láser, culatillas de fusiles, entre otros instrumentos para la guerra. Eran colombos-venezolanos los dueños de ese cargamento.
Sin embargo, la masacre contra Los Vega es solo el iceberg de un fenómeno más complejo y más grande que deterioró el tejido social y moral de Barranquilla. Las alarmas están activadas. La ciudad ―como el Titanic― está a punto de chocar contra el cuerpo de ese iceberg, salvo que la clase dirigente haga un cambio de frente en los próximos 4 años. (Pueden remitirse al trabajo que publicamos en 2021 sobre la narcoeconomía de Barranquilla. Lean la serie: El atentado a Yuyo Daes, la muerte de Losada y la narcoeconomía).
Barranquilla: De la marimba a la extorsión
Desde los años 90 la ciudad está viviendo una transformación social y económica, principalmente jalonada por el lavado de activos, el narcotráfico y el tráfico de armas. La época de la Bonanza Marimbera (70s) quedó en pañales frente a la nueva industria del lavado de activos y la extorsión. La economía local absorbió los capitales procedentes de rentas ilegales que son fuentes preñadas de violencia a mediano y largo plazo.
Tan es verdad esa aseveración que el indictment (acusación) contra los hermanos Daes Abuchaibe, una familia que prosperó al socaire de los vientos de la ilegalidad, también fue víctima de esa violencia que actúa como un boomerang. A manera de botón de muestra, VoxPopuli Digital está preparando una profunda investigación sobre las rentas de la familia Daes Abuchaibe, ¿Cuáles son sus orígenes? Lean un aparte de ese indictment contra los grandes empresarios de la economía barranquillera.
Sin embargo, en las últimas tres décadas, Barranquilla también se ha caracterizado por ser un centro para el tráfico de armas. Precisamente, a principio de los 90s al que hoy es SEO de Tegnoglass, Cristian Daes, se le sindicó de tráfico ilegal de armas dirigida a organizaciones asociadas al Cartel de Cali, como señala el numeral 34 de ese indictment. (VoxPopuli Digital está investigando este caso parecido al Expediente 114 que explica los orígenes de la fortuna de los Char. Expediente que Alex Char descalificó, porque atenta contra su buen nombre).
¿Negra Dominga y su venganza?
Cuando los hombres armados del Sumo Sacerdote llegaron a capturar a Jesús, uno de sus discípulos desenfundó su espada y le cortó la oreja a uno de ellos. Viendo esto ―nos dice Mateo― entonces Jesús le dijo:
¿Por qué la venganza solo trae una sensación momentánea de justicia? ¿Puede Negra Dominga aplicar justicia cuando la autoridad se hace la vista gorda porque se están matando entre delincuentes? ¿Será que los barranquilleros como los samarios, los cartageneros o los caleños o bogotanos deberán armarse hasta los dientes para autodefenderse? La historia reciente de Colombia nos dice que no. Armarse para autodefenderse nos conduce a más violencia. Lo que la ciudadanía debe reclamar masiva y contundentemente es que haya justicia institucional. ¿La Paz Total nos la proporcionará?
Se pensaba que esas amenazas de muerte que se conocieron en medio del sepelio de Jonnathan Ospino era un sentimiento pasajero producto del dolor de un padre o del tío que amó a su hijo―sobrino. Pero, los hechos nos mostraron otra cosa. ¿Negra Dominga podría ser el autor de ese ataque sangriento donde cayeron Los Vega Daza? Las autoridades todavía no han conectado los hechos violentos que sucedieron después de la malograda fiesta de cumpleaños del 25 de octubre de 2022. Tampoco han publicado una teoría sobre este crimen.
Llama la atención que ―además de aumentarse los casos de sicariatos― se produjeron 7 masacres en solo seis meses en el área metropolitana de Barranquilla. ¿Todo esto es producto de la venganza de Negra Dominga o resultado de la falta de autoridad en Barranquilla donde la violencia se soltó de madrina? Los hechos están desbordando la capacidad de respuesta de la Fiscalía, la Policía y del gobierno Distrital que también se hace de la vista gorda.
¿Cómo se preparó la venganza?
De acuerdo a información suministrada bajo reserva por agentes allegados a la investigación, los autores de la masacre montaron el operativo nueve días antes. El 20 de junio alquilaron el contenedor donde encontraron varios fusiles y otros utensilios. Lo adecuaron con un sistema tecnológico para hacerle seguimiento a sus presas. Utilizaron cámaras de vigilancia de alta resolución dirigidas a la casa No 4 del conjunto residencial North Frontier de Villa Campestre. De esta manera lograron un registro en tiempo real de los movimientos de Los Vega Daza.
Así estudiaron cada una de las acciones cotidianas de sus víctimas. Sabían a qué hora comían, donde se reunían, quiénes lo visitaban, el comportamiento de la seguridad personal, etc. Construyeron un patrón de sus movimientos hasta detectar los momentos más débiles que presentaban. Esos mercenarios actuaron como hienas hambrientas. Aislaron a sus presas de su personal de protección, y le cayeron con cuatro ráfagas de fusil. A una de sus víctimas le destrozaron la cabeza, tal como se ve el cadáver en una de las fotos suministradas a VoxPopuli Digital, que por dignidad humana nos abstenemos de publicar.
¿Por qué el operativo no lo hicieron en la noche sino a plena luz del día? Seguramente porque el momento fue circunstancial donde se encontraban reunidos los cuatro miembros de la banda de Los Vega Daza. Si lo podían monitorear desde el teléfono y, seguramente, los jefes de los fusileros también lo hacían en sitios remotos, les pudieron dar la orden de ataque. Si esta teoría es correcta, los mercenarios debieron dormir todo esos días en el container del centro comercial. Pudieron contar con equipo que les abastecía de las necesidades básicas para evitar cualquier tipo de sospecha en la entrada y salida.
¿Negra Dominga? ¡Al ataque!
¡Por fin! A las 4:30 de la tarde del 29 de junio vieron a los cuatro miembros de la banda reunidos. No tenían seguridad. Estaban relajados con ropa de casa en el jardín trasero. Los tres hombres de protección no estaban. La presa estaba de papayita para que las hienas hambrientas se lanzaran al ataque. Y les cayeron encima con sus garras afiladas. Los dos mercenarios recibieron la orden de atacar. Uno atacaba y el otro le guardaba la espalda para neutralizar a los de protección.
Querían darle primero al viejo «Kike» Vega. Pero el primero que recibió un rafagazo, al parecer, fue su hijo mayor. Luego cayó el papá y, por último, el otro hijo. Roberto Carlos Vega Daza, como se dijo, se levantó en esos instantes para adentrarse a la casa. ¿Por qué los sicarios no entraron a la casa para a acabar con el Beto?
Próxima entrega
¿Esta es la venganza de Negra Dominga? La conclusión de la hipótesis nos dice que si. Pero ¿por qué quedó inconclusa? En la próxima entrega, además de responder esa pregunta, también narraremos cómo los atacantes aplicaron la táctica militar de asalto que pudieron heredar del Cartel de Los Soles. ¿Sabías que en Barranquilla también viven exmilitares allegados a los generales chavistas troperos que cayeron en desgracia con el régimen del presidente Nicolás Maduro? Hablaremos un poco del general Cliver Alcalá, quien fue acusado de ser parte del Cartel de Los Soles y hoy está en una cárcel de Estados Unidos.
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