
Hoy fue el último adiós de una mujer con propósito. Nydia Quintero Turbay. Todo el país debería sentir lo que sienten aquellas personas que se beneficiaron con los servicios de la Fundación Solidaridad por Colombia. Contrarío las políticas represivas de su primer marido, el presidente Julio César Turbay Ayala, cuando tenía la marquilla de Primera Dama.
Desafío al mundo cuando le pidió al papa que anulara el matrimonio concebido con el que fuera presidente de los colombianos. Él era su tío. Ella la sobrina. Afrontó estoicamente las infidelidades continuas de su esposo, de acuerdo con diferentes fuentes. No hubo un solo escándalo público por estas relaciones convulsivas. Ni tampoco por los excesos de alcohol y sexo de su marido. Ella gestionaba sus emociones con obras de solidaridad.
Aplicó un principio que pocos humanos hacen. Soltar. Dejar ser. En 1983, le pidió el divorcio a Julio César Turbay Ayala, una vez terminó el período presidencial. Ella esperó también con estoicismo ese 7 de agosto de 1982, día en que su marido dejaba la presidencia. Ya estaban separados de cama y de habitación. Solo asistía a los actos protocolarios de presidencia que exigían la presencia de la Primera Dama. Era aburrido para ella.
Pero Doña Nydia también desafío el convulsionado momento de una nación azotada por la violencia y la falta de empatía. Mientras su marido se caracterizaba por reprimir y limitar los derechos humanos de gran parte de la sociedad con su Estatuto de Seguridad, ella practicaba la solidaridad y la empatía con los más necesitados.
La muerte

Después de estar internada en la clínica Santa Fe, desde hacía 20 días, falleció hoy en la madrugada. Allí donde se encuentra hospitalizado su nieto Miguel Uribe Turbay, hijo menor de Diana Turbay Quintero, luego del atentado criminal del 7 de junio de 2025.
su querida hija asesinada cuando se encontraba secuestrada por los escuadrones de muerte de Pablo Escobar
Una mujer con hambre de solidaridad
Su nieta Carolina Hoyos Turbay dio a conocer el momento de su muerte con este mensaje:
Mamita… vuela alto y en paz. Hoy el cielo recibe a una gigante: la dama de la solidaridad. Gracias por ser mi mamá de la vida, mi refugio cuando perdí a la mía. Descansa en paz, mami. Tu misión fue cumplida con amor.