En una negociación tripartita del salario mínimo de Colombia con un pensamiento bipolar, es difícil satisfacer los intereses de tres. Por esta razón, el gobierno del presidente Gustavo Petro tomó la decisión de una tercera vía: decretó el aumento del 9,54%. Un equilibrio entre los intereses de los empresarios que pedían un aumento cercano al 6% y de las centrales obreras que exigían un 12%. Es una gran oportunidad para empresarios progresistas.
Pero este aumento decretado el 24 de diciembre, lejos de perjudicar a ambos, los beneficia. A los empresarios progresistas le da la oportunidad de incrementar la productividad. A Los trabajadores a mejorar su poder adquisitivo.
Los empresarios tradicionalistas y conservadores ―anquilosados en un capitalismo sanguijuela― siempre esperan que papá gobierno solo les dé. Pero ellos, jamás quieren invertir en la competitividad y productividad. Por esta razón, se ven amenazados con el incremento del 9,54% que sigue siendo el sexto de los peores de América Latina.
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Capacitación y Desarrollo
Desde luego, si no logramos identificar la oportunidad del nuevo salario mínimo, ni los empresarios ni los trabajadores podrían aprovecharla. Entonces, se convertiría en una medida que lejos de beneficiar a ambas partes, perjudicaría a la economía colombiana que necesita acciones gubernamentales y privadas para reactivarla.
Ahora bien, desde la perspectiva de empresario, debemos ver que la única manera de enriquecerse y mejorar los indicadores de una empresa es la productividad de sus trabajadores. Este hecho se traduce en más ventas y, por ende, en rentabilidad.
Sin embargo, para aprovechar este impulso del nuevo salario mínimo y que no se convierta en un factor inflacionario, como temen los empresarios conservadores, es necesario incrementar la productividad laboral. Se parte del principio de la motivación y del bienestar del trabajador. VoxPopuli Fundación ―nuestra madre organizacional― ofrece a los empresarios progresistas acciones formativas y comunicativas para incrementar la productividad laboral.
Salario mínimo con inteligencia emocional
Por supuesto, un aumento salarial de 4 puntos por encima de la inflación, le dispara las emociones tanto a trabajadores como empleadores. Los primeros se activan y se entusiasman a comprar más. Los segundos se enconchan y buscan restringir los costos de producción. ¡Error!
En efecto, el incremento salarial ―aunque es un incentivo económico importante― no garantiza automáticamente un aumento en la productividad. Para aprovechar al máximo este cambio y fomentar un ambiente de trabajo más productivo, es crucial aplicar la inteligencia emocional.
- Programas de formación: Cursos y talleres que permitan a los empleados descubrir sus habilidades psicoemocionales que les permita un mejorar desempeño y adaptación a los cambios tecnológicos.
- Desarrollo de competencias: Identificar las competencias clave para cada puesto y diseñar planes de desarrollo individualizados.
- Fomento de la innovación: Crear un ambiente laboral que fomente la creatividad y la generación de nuevas ideas.
Optimización de Procesos
Uno de los desafíos cruciales con el incremento del salario mínimo es la optimización de procesos. Si este incremento salarial se combina con una estrategia idónea, puede ser un catalizador para impulsar la eficiencia y la productividad.
Algunos elementos para tener en cuenta con motivo del nuevo salario mínimo:
- Automatización: Identificar tareas repetitivas y susceptibles de ser automatizadas, liberando a los empleados para que se enfoquen en actividades de mayor valor agregado.
- Simplificación de tareas: Analizar los procesos existentes y eliminar las actividades que no aportan valor.
- Mejora de la comunicación: Implementar sistemas de comunicación eficientes que faciliten la coordinación y la colaboración entre los equipos de trabajo.
Estas son algunas ideas que un empresario progresista debe tomar para aprovechar al máximo este incremento salarial que sigue siendo uno de los peores (sexto) de América Latina.