Cartagena necesita claridad de las elecciones por la alcaldía ganadas en forma sorpresiva por William Dau Chamat. ¿Chocorazo o fraude?, tal es la situación que se vive ahora. Los escrutinios deben estar acompañados de los organismos de control y de los partidos políticos que participaron en la contienda electoral del pasado 27 de octubre. Hay que garantizar el voto libre de los cartageneros.
Si William Dau ganó la alcaldía en franca lid, no debería oponerse a que se haga el reconteo o escrutinio a la luz pública y con la vigilancia de todos los organismos de control. Esto despejaría cualquier asomo de duda de su triunfo y recibiría la credencial con transparencia.
Un tema que desarrollaré en la próxima entrega, es la autoría de un delito como el fraude al proceso electoral dentro de la Registraduría. William Dau Chamat no tendría la infraestructura ni el conocimiento para realizar un plan de esa proporción. Si bien Dau se podría beneficiar, ¿quiénes orquestarían todo esto?
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¿Chocorazo o fraude?
Para resolver la pregunta ¿chocorazo o fraude? debemos partir del principio de transparencia que es lo contrario a corrupción. Si hay una vigilancia pública y de los organismos de control se podría evitar un chocorazo. Y esto, a su vez, despejaría cualquier duda sobre el proceso electoral.
El escrutinio debe ser vigilado para evitar un chocorazo, como cuando le robaron las elecciones al general Gustavo Rojas Pinilla. Si no hubo fraude, Dau no le debe temer al escrutinio público. Su tocayo William García Tirado, obtuvo 102.708 votos, es decir, 10.919 sufragios menos que Dau, ganador del primer conteo con 113.627.
Es muy difícil interpretar lo que sucede en esta batalla de “los williams”. La lógica señalaría como sospechosa cualquier acusación de fraude a favor de Dau. Pero si existen las evidencias, como en efecto están, el escrutinio con vigilancia pública debe resolver la duda. Es mejor ganar con claridad que con duda. Esto empañaría la victoria de Dau. Sobre todo, porque se presentó en la contienda electoral como el adalid de la anticorrupción.
Las evidencias
En redes sociales circulan capturas de pantallazos de los formularios E-14 sobre las pruebas del presunto fraude. Estudie 10 formularios. Por ejemplo, analicemos el formulario E-14, puesto 01 Colegio Comfamiliar, mesa 010 donde votaron 264 personas.
Observamos que en la casilla de la votación de García Tirado aparece 53 votos; en la de Dau 65. Mientras en la primera los trazos de los dos números son limpios, en la del segundo está repintado en el numero 6 que está a la izquierda donde anteriormente estaba la raya horizontal que indica que no había número. También vemos que la votación de Yolanda Wong es de 21, tan limpia como la de García Tirado.
En ese mismo formulario, vemos que los únicos candidatos con dos dígitos, en su orden descendente, son WDC (65), WGT (53), YW (21) y Londoño (13, el número de la suerte). Pero el único que está repintado es el dígito de la izquierda (6) de WDC.
El fraude
Esta evidencia sugiere tres cosas: (i) que el resultado de WDC está adulterado con un adicional de 60 votos cuando debió recibir 5; (ii) que sobrepasa por 12 votos a WGT, a YW por 44 y a Londoño por 52; y (iii) que se configuró un vulgar fraude. La votación real del formulario quedaría así: WGT (53), YW (21), Londoño (13), Nabil Baladi (8), Fernando Araújo (8), WDC 5, Jaime Amín (5) y Wilman Herrera (4). Si esto es una evidencia, los resultados finales serían espurios.
De la misma manera existen muchos otros formularios con la misma ruta criminal de fraude a la cosa electoral. El patrón criminal es ponerle cierta cantidad superior de votos a Dau sobre García Tirado. El fraude se facilita en estos formularios analizados, ya que la votación del primero no sobrepasa un dígito y el segundo, en todos los puestos, tiene dos dígitos.
De la presunción a la certeza
Para conocer la presunta votación espuria de Dau, siguiendo este patrón criminal, tendríamos que multiplicar la votación inflada por el número de mesas. Si el patrón criminal es inflar la votación de Dau a un promedio de 60 votos, cuando es de un dígito, tendríamos que multiplicar 60 por el número de formularios adulterado.
Por ejemplo, para obtener una ventaja de 12.000 votos sobre William García, el fraude debería realizarse en 200 formularios. Lo que indicaría que en 200 mesas adulteradas, Dau le sacaría una ventaja de 12 mil votos. Y esta es la diferencia entre los Williams. La ventaja de Dau es de 10.919.
En esas mesas, presuntamente adulteradas, debemos tener en cuenta la abstención que estuvo por encima del 46% y del voto en blanco que fue superior al 15%. Si no se reflejan habría fraude.
La probabilística
En opinión de los expertos, del estudio de una muestra de 10 formularios se podría hallar el patrón criminal. Es la probabilística. Aquí se aplicaría una lógica borrosa, la cual se despejaría con una lógica científica. En este caso se tendría la certeza de la consumación del delito. Pues se pasaría de la presunción a la certeza de un fraude.
No obstante, puede suceder lo contrario. Se podría descartar un fraude electoral. Y los cartageneros podríamos estar tranquilos de que la victoria de Dau se logró sin ninguna tacha.
¿Chocorazo o fraude? El balón está en la cancha del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de la Registraduría Nacional. Una vez se resuelva la duda, el CNE le daría la credencial de alcalde electo a William Dau Chamat y desearíamos que le vaya muy bien. Por amor a Cartagena y darle la oportunidad de acabar con los “malandrines”.
¿Y si no es así? ¿Se anularían las mesas, cuyos resultados fueron modificados y la credencial se la darían a WGT o se declararía una nulidad general? En la próxima entrega analizaremos este tema, porque esto pica y se extiende.