No hay duda, Ecosodio y William Arabia ganarán con la renovación (reestructuración) del contrato de Alumbrado público. Por eso Pedrito Pereira Caballero, alcalde Mayor de Cartagena (e), preparó el proyecto de acuerdo para la reestructuración del contrato del alumbrado público con Ecosodio S.A., que fuera una de las recomendaciones de Findeter.
En tanto el concejo Distrital espera con sus fauces abiertas, ya que la iniciativa debe estar aprobada antes del 3 de enero, fecha en la cual fenece el actual contrato.
Realizamos varias visitas a la secretaria General de la Alcaldía, Martha Seidel con el fin de conocer el mentado estudio contratado con la Findeter, pero no fue posible. Queremos ahondar sobre el estudio más allá de un comunicado escueto que publicó la alcaldía.
Somos periodistas anticorrupción con la lupa puesta sobre la inminente reestructuración del contrato con Ecosodio S.A. para el alumbrado público de Cartagena.
Ecosodio de Arabia, olor a podrido
El multimillonario contrato del alumbrado público con Ecosodio finalizó el pasado mes de mayo. Pedrito Pereira lo prorrogó hasta el 3 de enero de 2020. Es decir, que es el mismo Pedrito quien debe resolver la situación antes de terminar el año. Por esta razón, esta semana presentará un proyecto de acuerdo al concejo de Cartagena para que lo apruebe y se le dé continuidad al contrato actual.
El accionista mayoritario de Ecosodio S.A., William Arabia, dueño de Electroconstrucciones LTDA, es el principal beneficiario de dicha concesión y, por supuesto, debe estar muy alegre de que la administración distrital le apruebe la reestructuración del contrato.
Pero para que ello suceda, el alcalde, el concejo y la comunidad cartagenera deben plantearse varios interrogantes con el fin de despejar el olor a podrido que se produjo en los orígenes del contrato del alumbrado público.
Como periodista anticorrupción que somos, nos toca jugar el papel de “Pepe Grillo” y advertir las posibles malas decisiones que nos podrían traer consecuencias funestas para la ciudadanía. Además, como pagamos religiosamente un servicio de ablumbrado público, nos merecemos un servicio excelente. ¿Es verdad o mentira?
Los interrogantes
¿Cuáles son las alternativas de solución del alumbrado público de Cartagena? ¿Qué alternativa nos puede proveer de un servicio de alumbrado público respetuoso con el medio ambiente, eficiente y menos costoso para la ciudadanía? ¿Puede la misma comunidad organizada prestar este servicio público? ¿Con la aplicación de la nueva tecnología LED, podemos diseñar un contrato diametralmente opuesto al vigente? ¿Ecosodio está en condiciones de responder para la aplicación de tecnología de punta que haga menos onerosa la inversión pública?
Este artículo. que solo es un abreboca a lo que viene, propone varias inquietudes con carácter preventivo.
¿Por qué el estudio de Findeter solo se conoce faltando casi un mes antes de terminar el contrato? ¿Es confiable el estudio, tomando en cuenta los duros cuestionamientos que se le están haciendo a esta entidad del orden nacional? ¿Qué intereses extrínsecos subyacen en la propuesta de reestructuración del actual contrato con Ecosodio?
Las fauces del concejo
Ya está listo el proyecto de acuerdo de Pedrito Pereira. Se discutirá desde esta semana en el Concejo del Distrito de Cartagena el proyecto No 189 “Por medio del cual se modifica el Acuerdo No. 041 de 21 de diciembre de 2006 y se introducen los elementos para la determinación de los costos por la prestación del servicio de alumbrado público, conforme lo dispuesto en el Decreto 943 de 2018 y se dictan otras disposiciones” .
Mientras eso sucede con Pedrito Pereira, quien se despedirá el 31 de diciembre de 2019, el concejo distrital espera -paciente o impacientemente- con las fauces abiertas como caimán en boca de caño. Los empresarios deben negociar con el concejo y éste sabe que sin su concurso, Pedrito poco puede hacer.
Son 12 concejales que se despedirán conjuntamente con Pereira. De los actuales corporativos, solo 7 repetirán, y no le costaría nada tomar una decisión que beneficie a la ciudad y no solo al contratista.
No obstante, conociendo como se conoce al concejo, no dará puntada sin dedal. Haría lo que siempre ha hecho. Convocan a audiencia pública, vamos, proponemos, discutimos y participamos, pero el concejo decide. Estas decisiones del concejo pocas veces coinciden con la comunidad participante. Es decir, somos convidados de piedra solo para legitimar decisiones particulares revestidas de públicas.
A pupitrazo limpio
Lo que se prevé es que el concejo deberá decidir a pupitrazo limpio y a contra reloj, que no es lo mismo. Este multimillonario contrato que nos podría arrojar más dudas que certezas debe ser sometido al escrutinio público en detalles. Pero no habrá tiempo.
Saquen cuenta. Si el alcalde presenta el proyecto ahora, le quedaría escasamente tres semanas para cumplir la ruta de la iniciativa: debate en el concejo, sanción del acuerdo y protocolo del contrato. El 3 de enero de 2020, Arabia y su combo seguirán disfrutando la concesión del alumbrado público. ¿Lo mismo pasaría con el contrato de la interventoría?
Sin duda, los 12 concejales que se despiden del concejo, puesto que no fueron reelegidos o declinaron en su postulación, votarán golpeando sus escritorios como estudiantes bien aconductados. ¿Y qué hará el resto? Lo mismo.
Con la lupa puesta
Si en 1999 y 2006 la celebración del contrato de alumbrado público con el Turco (y es que hay muchos turcos en los negocios públicos) William Arabia produjo olores nauseabundos, tal como lo demostré en varias entregas publicadas en el primer semestre de este año, ¿algo podrido olería con la reestructuración del contrato con Ecosodio S.A.?
Nuestro papel como periodista anticorrupción es ponerle la lupa a los actos administrativos sospechosos. Y el contrato de alumbrado público -lo demostramos- tiene antecedentes non sancto.